La resistencia del pinsapo a la sequía: Un ‘plan de contigencia’ activado desde sus raíces

MÁLAGA, 05/10/2025.- Pinsapos en la provincia de Málaga. EFE/Jorge Zapata

Málaga, 5 oct (EFE).- El pinsapo, especie autóctona en peligro de extinción que sólo está en las sierras de Málaga y Cádiz, responde al cambio climático y a la sequía con un ‘plan de contingencia’ que activa desde sus raíces y llega a la copa para aprovechar el agua, según un equipo de investigadores de la Universidad de Málaga (UMA).

Las raíces del pinsapo (Abies pinsapo) actúan como sensores ante la sequía y, a través de moléculas de ARN presentes en las células de la planta, activan una respuesta que llega a la parte superior para aprovechar el agua, según se recoge en el estudio realizado por el grupo de investigación de Biología Molecular y Biotecnología de la UMA, que se ha publicado en la revista Plant Stress.

Cuando la raíz detecta que hay escasez de líquido envía a la parte superior del árbol el mensaje “necesito agua” y así el resto de la planta se prepara para economizar y reducir la pérdida de recursos hídricos, explica a EFE la investigadora y doctora en biología de la UMA Vanessa Castro.

La primera reacción del pinsapo, apunta Castro, es cerrar los estomas (pequeños poros ubicados en la superficie de las hojas y los tallos) con la intención de retener el agua y, “ya más a largo plazo, empiezan a activarse otros procesos importantes a nivel fisiológico de las plantas que ayudan, por ejemplo, a la defensa”.

Emparentado con algunas especies de coníferas que se dan en el norte de África, la presencia del pinsapo ibérico ha quedado prácticamente restringida al extremo meridional del país, en concreto, a la Serranía de Ronda, un sistema montañoso ubicado entre las provincias de Málaga y Cádiz; la Sierra de Grazalema, en Cádiz; y Sierra Bermeja y la Sierra de las Nieves, en Málaga.

«Muy atacado» por el cambio climático

En las poblaciones de árboles que aún quedan se está viendo que se dan “unos efectos claros del cambio climático”, destaca la bióloga.

El calentamiento global y las cada vez más frecuentes sequías que sufre España, consecuencia directa -dice- del cambio climático, están afectando a la ya de por sí vulnerable situación del pinsapo, un árbol de la familia ‘pinaceae’ cuyo origen se remonta a la época Glacial, que crece en la montaña a partir de los 900 metros de altura y que requiere de veranos frescos, inviernos fríos, humedad y lluvia.

En este contexto de transición ecológica, este grupo de expertos de la UMA ha puesto el foco en esta especie protegida, que se está viendo “muy atacada por las actuales condiciones climatológicas, a pesar de llevar muchos años en la Tierra”, para entender qué le está pasando y cómo mitigar los efectos de ese ataque, indica Castro.

Han comparado dos bosques de pinsapos, uno que se encuentra en buen estado y otro más castigado, en el que sus ejemplares viven en un hábitat menos favorable (mayor estrés hídrico y temperaturas más altas), con el fin de observar cómo actúan en cada caso los transcriptomas, presentes en las células del árbol y que se activan o desactivan en función de lo que ocurre fuera.

En el transcurso de la investigación han podido observar, explica la bióloga, que hay poblaciones “élite” de pinsapo que están reaccionando a la subida de la temperatura y a la falta de agua para tratar de “defenderse de esos efectos nocivos del cambio climático” y sobrevivir gracias, precisamente, a la respuesta de sus transcriptomas.

Poblaciones muy resilientes

Lo mejor, precisa Vanessa Castro, es que han comprobado que hay poblaciones con árboles muy resilientes que lo están consiguiendo y que “se están adaptando a lo que está ocurriendo”.

Durante el desarrollo de este estudio, que comenzó en 2022 y en el que participa una decena de investigadores de la UMA, han confirmado que “existe una dinámica de cambio” y que esto se traduce en “un cambio de patrones”.

Comprender al pinsapo es clave para poder proteger a esta especie única que se encuentra en una situación muy crítica, explica, e implementar medidas de cara a un futuro próximo tales como programas de reforestación basados en la repoblación con los ejemplares más resilientes.

Pero también lo es para poder actuar frente al cambio climático, “que es una realidad que ya está aquí y que nos compete a todos”, añade esta bióloga de la UMA. EFE

Esther Gómez