Getafe (Madrid), 19 may (EFE).- Mauro Arambarri cerró en Mallorca la mejor temporada de su carrera. Se levantó de la lona tras superar dos graves lesiones para firmar una de las resurrecciones con más impacto en los últimos tiempos y que benefició a su equipo, el Getafe, salvado en parte gracias a los números del centrocampista uruguayo.
Arambarri no es la única buena noticia del Getafe en un curso que no pasará al recuerdo para sus aficionados. El gobierno de José Bordalás desde el banquillo, la buena irrupción en la elite de Christantus Uche o los cinco meses de calidad de Ramón Terrats en forma de cesión (Villarreal), han sustentado a un equipo que con una victoria en Son Moix (1-2) consiguió la permanencia una jornada antes del final de LaLiga.
Pero Arambarri, sin duda, ha sido uno de los pilares del Getafe, a la deriva en el último tramo de la competición tras perder seis partidos consecutivos que alarmaron al club. El jugador charrúa, durante toda el curso, ha empujado a su equipo y en Mallorca se puso el traje de súper héroe tras abrir el marcador con el que el equipo de Bordalás encarriló su victoria más decisiva de los últimos tiempos.
Su compromiso con el Getafe, donde aterrizó en la temporada 2017/18 cedido por el Girondins Burdeos, es total. Sus sentimientos son reales y lo demostró después de ganar al Mallorca, cuando rompió a llorar mientras era entrevistado por los medios oficiales de la entidad azulona.
“Llevo mucho tiempo en este club. Me siento responsable en muchas cosas. Hay mucha presión. Por suerte, nos pudimos salvar y la temporada se ha terminado”, dijo Arambarri antes de soltar sus primeras lágrimas cuando recordó sus lesiones.
“Fue muy duro. No puedo (se interrumpe llorando desconsolado). Fueron dos temporadas muy duras. Pero al final el trabajo compensa”, culminó.
Bordalás y su ‘amor’ por Arambarri
La realidad es que Arambarri ha sufrido mucho. Antes del comienzo del curso, sólo había participado en 15 de los 76 anteriores partidos oficiales que disputó el Getafe. Sus lesiones frenaron una progresión espectacular que se cortó el 8 de octubre de 2022, cuando inició su calvario tras romperse su tobillo derecho en el Bernabéu.
Pasó por quirófano hasta en tres ocasiones y una vez recuperado sufrió una rotura parcial del menisco externo en una rodilla que le impidió jugar la mayor parte de la pasada campaña. Bordalás, que siempre ha tenido una gran estima por Arambarri, sólo pudo contar con el charrúa a pleno rendimiento al inicio del curso que terminará el próximo fin de semana.
“La verdad es que lo quiero muchísimo. Es como un hijo para mí, no tengo ninguna duda. Él tampoco. Me quiere muchísimo y yo también, porque es un chaval excepcional. Dentro y fuera, y en el campo ya lo habéis visto: lo da absolutamente todo. Un chico que con esfuerzo, con trabajo, con dedicación ha superado tres intervenciones quirúrgicas que a cualquier otro lo hubieran retirado del fútbol”, dijo Bordalás de Arambarri tras el choque ante el Mallorca.
El entrenador del Getafe tendrá mucho que agradecer a su jugador fetiche, que ha firmado números de jugador ‘top’ esta temporada. Con el tanto ante el Mallorca, alcanzó los diez en Liga y se confirmó como uno de los llegadores más importantes de las cinco grandes Ligas.
Arambarri, uno de los mejores llegadores de las grandes Ligas
Pocos centrocampistas de su posición han generado tanto impacto anotador. De hecho, sólo McTominay (Manchester United y Nápoles), con once tantos, ha marcado más goles que Arambarri, que suma los mismos que nombres como Jens Stage (Werder Bremen), Abdoulayé Touré (Le Havre), Andrey Santos (Estrasburgo) y Tijjani Reijnders (Milan).
Con un perfil más atacante, aunque también centrocampistas, superan a Arambarri Oihan Sancet (Athletic) y Cole Palmer (Chelsea), con 15 goles, y Jamal Musiala (Bayern), con 12. Con todos esos jugadores se codea el jugador del Getafe, que con 29 años se encuentra en el mejor momento de su carrera.
De hecho, su mejor registro en un mismo curso fue de tres tantos en la campaña 2020/21. Nunca fue un gran goleador, pero Bordalás llevaba un tiempo pidiendo a sus centrocampistas más llegada para intentar paliar la falta de gol de sus delanteros, atascados de cara a la portería.
Borja Mayoral, que no ha llegado a coger el pico de forma que tenía antes de lesionarse, no ha pasado de los cuatro tantos en Liga, los mismos que Uche que en realidad es un centrocampista reconvertido en delantero por las necesidades del Getafe; Álvaro Rodríguez, cedido por el Real Madrid, se ha quedado en dos; y otro de los fichajes del curso, Bertug Yildirim, sólo ha celebrado uno, mientras que Juanmi Jiménez no se ha estrenado todavía.
Sin duda, Arambarri ha sido el hombre del Getafe. Su experiencia, su lucha, su increíble resurrección tras dos lesiones complicadas y su compromiso, unidos a unos números nunca vistos en su carrera, han permitido a su equipo sobrevivir en un curso complicado que acabó en Mallorca con un último servicio del jugador uruguayo. Su gol, lo cambió todo.
Juan José Lahuerta