Araçuaí (Brasil), 28 ago (EFE).- La creciente demanda mundial por el litio, el principal componente de las baterías de los vehículos eléctricos, convirtió en un «El Dorado» al Valle del Jequitinhonha, una de las regiones más pobres de Brasil, pero dueña de las séptimas mayores reservas mundiales del mineral.
Cinco mineras, casi todas de capital extranjero, anunciaron en los dos últimos años inversiones por 6.300 millones de reales (1.165 millones de dólares o 1.000 millones de euros) en proyectos para explotar el ‘oro blanco’, cuya demanda se ha disparado principalmente por el apetito de la industria china del automóvil.
A éste, se ha sumado el reciente interés manifestado por Estados Unidos, en plena guerra comercial, por llegar a acuerdos para tener acceso a los minerales críticos de Brasil, entre los que figuran niobio, níquel o litio.
La producción aumenta por 20 en dos años
La tranquilidad del Valle del Jequitinhonha, una olvidada región en Minas Gerais, es interrumpida por las explosiones diarias, las máquinas excavadoras, el tránsito de camiones cargados con mineral y una invasión de geólogos y representantes de empresas extranjeras, según pudo constatar EFE en una visita a esta zona del sureste de Brasil.
Este intenso ajetreo surgió a partir de un decreto que en 2022 autorizó por primera vez las exportaciones de litio, un mineral estratégico cuya producción se envía casi por completo a China.
Gracias a ese permiso y, con tan solo dos empresas operando por ahora, la producción de concentrado de espodumeno (un mineral que contiene un 5,5 % de litio) se multiplicó por veinte desde 2023, hasta las 320.000 toneladas previstas para este año.
El boom que se vive en las pequeñas poblaciones de Araçuaí e Itinga promete convertir a Brasil en actor clave en un mercado estratégico, en su condición de dueño de las séptimas mayores reservas mundiales y de quinto mayor productor global.
Según el Ministerio de Minas y Energía, el Valle del Jequitinhonha, con 45 depósitos descubiertos, concentra el 85 % de las reservas brasileñas de litio y el 8 % de las mundiales.
Los precios más competitivos de Brasil
Ni siquiera el desplome del precio del concentrado, desde unos 4.000 dólares por tonelada en 2022 hasta unos 950 dólares en la actualidad, paralizó los proyectos.
«El litio en Brasil es muy competitivo por el bajo costo de la mano de obra y de la energía. Mientras que nuestro costo operacional es de 500 dólares por tonelada, en Australia llega a 1.000 dólares. Por eso hemos conseguido navegar bien», dijo a EFE Daniel Abdo, vicepresidente de Relaciones Internacionales de Sigma Lithium, quinto mayor productor mundial.
La Companhia Brasileira de Litio (CBL), segundo productor en la región, ve una demanda mundial «muy animadora», pero admite que la caída de precios «no justifica nuevas inversiones», afirmó a EFE su consejero delegado, Vinícius Alvarenga.
Esta empresa brasileña comenzó a explotar la mina subterránea de Cachoeira en 1991, donde ahora extrae 50.000 toneladas del concentrado al año, cinco veces más que antes del boom.
Es también la única que cuenta con una planta química en Brasil para transformar el concentrado en carbonato de litio, con 99 % de pureza, con el que abastece a empresas locales que usan el mineral en la fabricación de medicinas, grasas, lubricantes y cerámicas.
Planes de expansión
Según Alvarenga, CBL tiene en marcha un plan de ampliación para elevar su producción de concentrado hasta 110.000 toneladas al año a partir de 2027 y la de carbonato de litio, desde 2.000 hasta 6.000 toneladas.
Simga, con sede en Canadá, inició operaciones en mayo de 2023 en una mina a cielo abierto en la que hoy produce 270.000 toneladas de concentrado por año.
La empresa ya tiene en marcha dos fases de expansión por las que elevará su producción de concentrado a 770.000 toneladas al año en 2027, con lo que ascendería a tercer mayor productor mundial.
Además de estas dos mineras ya en operación, hay otras cuatro procedentes de Canadá, EE.UU. y Australia con proyectos avanzados.
Se trata de la canadiense AMG, con planes para producir 180.000 toneladas por año; de la estadounidense Atlas Lithium, que prevé producir 150.000 toneladas por año; de la australiana Pilbara Minerals (PLS), con inversión de 313 millones de dólares; y de la canadiense Lithium Ionic, con una inversión de 140 millones de dólares.