La sequía sin precedentes del río Orontes pone en peligro a los agricultores sirios

Vista del cauce seco del río Orontes, en el noroeste de Siria, donde la sequía ha dejado sin agua a miles de agricultores y amenaza la economía local. Los sirios que viven en la orilla del Orontes atestiguan que este año es el de mayor sequía del que tienen memoria. Este río, de importancia histórica y que discurre desde el Líbano atravesando Siria hacia Turquía, se ha quedado seco, dejando enormes daños medioambientales, humanos y económicos. EFE/ Yahya Nemah

Yahya Nemah

Jisr al Shughur (Siria), 18 ago (EFE).- Los sirios que viven en la orilla del Orontes atestiguan que este año es el de mayor sequía del que tienen memoria. Este río, de importancia histórica y que discurre desde el Líbano atravesando Siria hacia Turquía, se ha quedado seco, dejando enormes daños medioambientales, humanos y económicos.

Esta sequía amenaza directamente las fuentes de vida de miles de agricultores y pequeños negocios, además de socavar el sector de turismo interno, que dependía del río como un atractivo natural.

«Es la primera vez en mi vida que veo el Orontes (Al Asi en árabe, literalmente el río «desobediente») así. Quizás hace mucho tiempo, no sé… Pero escucho a la gente decir que es la primera vez que ven esto», dice a EFE Feras Masri, dueño de un restaurante en la ribera del río.

En la ciudad de Hama, donde el majestuoso río atravesaba el corazón de la ciudad, Masri, de 37 años, sufre las secuelas de la sequía, ya que estableció ahí su negocio «por el aire fresco, los árboles verdes y el paisaje bonito».

«Desde que se secó el río, el número de clientes ha bajado bastante, y hay malos olores», explicó.

 

Un agricultor muestra sus cultivos marchitos junto al río Orontes, cuyo caudal desapareció este año por la sequía, lo que ha arruinado cosechas enteras en la región. Los sirios que viven en la orilla del Orontes atestiguan que este año es el de mayor sequía del que tienen memoria. Este río, de importancia histórica y que discurre desde el Líbano atravesando Siria hacia Turquía, se ha quedado seco, dejando enormes daños medioambientales, humanos y económicos. EFE/ Yahya Nemah

Perderlo todo

A lo largo del cauce del Orontes, desde Hama a la frontera turca, los agricultores viven la misma miseria.

Ali Hasan Jatab, campesino desplazado, afirmó a EFE que esta temporada lo ha perdido «todo».

“He cultivado casi 12 ‘donam’ y medio (unos 12.000 metros cuadrados) con maíz en la ribera del río. He dependido en el riego del agua del río. Hoy el maíz se secó, así como todos los otros cultivos, todos. Esto no me pasó solo a mí, sino a todos los agricultores a lo largo de la orilla del Orontes», dijo.

Entre la decepción y la necesidad de ayuda, Jatab pide a Dios «que ayude a los campesinos», ya que todo lo que se empleó en la temporada, ya sean semillas o fertilizantes, se pagan «con deuda y se espera la cosecha para pagarla».

«Tengo 53 años, nunca había visto el río tan seco (…) Sabemos que el Estado salió de una guerra, pero pedimos como se pueda que nos manden agua y que compensen a los campesinos con el precio de las semillas como mínimo», aclaró.

 

Problemas acumulados

El responsable de la Autoridad General de Recursos Hídricos en Siria, Ahmed Kuan, dijo a EFE que la sequía se debe a varios motivos, que se han ido acumulando, como el descenso del nivel de lluvia en un 30 % del promedio anual en numerosas zonas, así como los efectos del cambio climático a nivel mundial y otros «fenómenos meteorológicos extremos».

La sequía redujo el agua almacenada en las presas principales como Qatina, Al Rastan y Mahrada y también causó el retroceso de las aguas subterráneas en varias zonas, lo que ha traído aparejado un deterioro del ecosistema.

«Eso se refleja negativamente sobre las cosechas, la producción ganadera, además del impacto social y económico y las disputas por las fuentes de agua», resumió.

 Kuan indicó que el Gobierno sirio está llevando a cabo un plan de emergencia hídrica que incluye la transición a nuevas técnicas de riego (como riego por goteo o el subterráneo), fomentar el cultivo de productos que no absorben mucha agua, rehabilitar las presas que no están en marcha como la presa de Afamia, Qastun y Zeizun y recolectar del agua de lluvia y reutilizarla.

Asimismo, se busca trasvasar agua desde las cuencas con mayor abundancia a las de mayor escasez, suspender la excavación de pozos, especialmente en las zonas de escasez de agua, así como incrementar la colaboración con organizaciones internacionales.

También buscan concienciar sobre la gestión de agua.

Según las estadísticas oficiales, unos 150.000 agricultores sirios están afectados por la sequía del Orontes en tres provincias Homs, Hama e Idlib, dónde unas 120.000 hectáreas dependen del riego directo del rio o de pozos vinculados a su cauce.

Hoy, estos terrenos fértiles son campos áridos y está previsto, según la Autoridad de Recursos Hídricos, que la sequía continúe el año que viene.