Buenos Aires, 31 jul (EFE).- El precio del dólar estadounidense batió este jueves un nuevo récord en Argentina, donde la combinación de factores estacionales y políticos y una inyección extraordinaria de moneda local en el sistema han crispado al mercado cambiario.
La divisa estadounidense volvió a subir con fuerza este jueves y avanzó 55 pesos para la venta al publico en el estatal Banco Nación, donde cerró en un nuevo máximo de 1.380 pesos por unidad.
A estos valores, el precio del dólar cierra julio con un alza acumulada en el mes del 13,5 % y un incremento del 25,7 % desde que el pasado 14 de abril, tras lograr un millonario acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina flexibilizara las restricciones al acceso de divisas y pusiera en marcha un nuevo esquema cambiario.
La presión cambiaria también se hace notar en el mercado informal, donde el dólar subió 15 pesos este jueves, a 1.335 pesos por unidad, un precio que, de todos modos, quedó por debajo de la cotización oficial y está aún lejos de su valor récord de 1.500 pesos de hace un año.
Pese a las menores restricciones para acceder a dólares tras varios años de férreo ‘cepo’ cambiario, los argentinos no abandonan su preferencia por la divisa estadounidense como moneda de ahorro y refugio ante los recurrentes vaivenes económicos en el país suramericano.
Renovado apetito por dólares
Esta vez, la renovada demanda de dólares se explica por una conjunción de factores de carácter estacional, de lectura del escenario político en Argentina y del manejo de la política monetaria y cambiaria por parte del equipo económico del Gobierno de Javier Milei.
En cuanto a la estacionalidad, por un lado hay una menor oferta de los dólares provenientes de la liquidación de exportaciones agrícolas -el mayor ingreso se da en mayo, cuando se vende el grueso de la cosecha de granos de Argentina-.
Por otra parte, en julio ha habido entre pequeños inversores una mayor disponibilidad de pesos por la paga extra en los salarios a mitad de año, que algunos destinan a ahorrar en divisas.
Además, este mes hubo una mayor demanda de dólares por parte de los turistas argentinos que viajan en esta época al exterior por las vacaciones en el invierno austral.
A estos factores estacionales se suma la usual mayor cobertura entre los inversores a medida que se acercan procesos electorales en Argentina, país que en octubre próximo celebrará elecciones legislativas, un desafío clave para el Gobierno de Milei, cuyo partido es minoritario en el Parlamento.
«Con las elecciones en vista, el mercado ha comenzado a dolarizarse en la medida que la volatilidad vista en el mercado de pesos tampoco ha ayudado», señaló este jueves Damián Vlassich, jefe del equipo de Estrategias de Inversión en la firma IOL.
Inyección de pesos
Más allá de estos motivos, el sistema financiero se ha visto alterado en las últimas semanas por la decisión del Gobierno de desactivar las Letras Fiscales de liquidez (LEFI), que eran el instrumento usado por el Banco Central para absorber la liquidez de pesos argentinos entre entidades bancarias.
A partir de esa decisión, el Tesoro intentó absorber la liquidez de pesos mediante la colocación de otros instrumentos de deuda entre los bancos, pero lo logró parcialmente y convalidando mayores tasas de interés.
«El Gobierno mantuvo una política de tasas reales altas para ayudar a disipar eventuales presiones sobre el mercado cambiario, sin mostrar efectividad en un plazo mayor», apuntó Vlassich.
Los pesos remanentes siguen, por tanto, alimentando la demanda de dólares, un fenómeno que se hizo evidente este jueves con una inyección de liquidez de 2,8 billones de pesos (2.029 millones de dólares) provenientes de vencimientos de deuda del Tesoro no refinanciados por los inversores.
«Hoy el Tesoro inyecta 2,8 billones de pesos en la economía por la liquidación de la licitación del martes, en un contexto donde la dinámica monetaria y de tasas continúa mostrando crecientes señales de inestabilidad», apuntó el banco CMF en un informe.
El nuevo esquema cambiario puesto en marcha en abril impide que el Banco Central intervenga en forma directa en la plaza cambiaria para bajar el precio del dólar hasta tanto su valor no toque el rango máximo de una banda de precios preestablecida, que actualmente se sitúa en los 1.450 pesos por unidad.
«Con tasas reales todavía elevadas y un Banco Central dispuesto a secar la plaza de pesos para evitar un aumento del tipo de cambio, es esperable que la actividad económica se vea resentida en el corto plazo», observó CMF.
Este escenario plantea una disyuntiva al Gobierno, cuando restan dos meses para las elecciones legislativas: enfriar aún más la economía pero mantener los precios estables o impulsar la actividad pero a costa de una aceleración de la inflación.
Natalia Kidd