La tinta de color del tatuaje, caballo de batalla entre el sector y la autoridad sanitaria

Ya hace un tiempo que el sector del tatuaje y las autoridades sanitarias mantienen una enconada discrepancia sobre las tintas de color, a las que en España se exigen unos requisitos más garantistas además de la regulación general aplicable en toda Europa. EFE/ Román G. Aguilera

Pilar Palazuelos

Santander, 12 mar (EFE).- Ya hace un tiempo que el sector del tatuaje y las autoridades sanitarias mantienen una enconada discrepancia sobre las tintas de color, a las que en España se exigen unos requisitos más garantistas además de la regulación general aplicable en toda Europa.

“Para el sector no es que sea un problema gordo, es que es el problema”, destaca a EFE Fidel Prieto, de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales, que apunta que la controversia reside en la autorización previa de las tintas que se exige en España, en virtud de una normativa de hace más de 30 años.

Esa obligación española hace que a los fabricantes “no les compense” el desembolso extra y la pérdida de tiempo que puede suponer tramitar ese control, asegura.

Prieto entiende a los fabricantes, porque al final España no es un mercado tan grande como Estados Unidos o el resto de Europa como para que rente asumir esos trámites.

“Lo que hacen es, directamente, no hacerlo y España se queda descolgada”, lamenta Prieto, que añade que: “si vas a las convenciones que se celebran fuera, todo el mundo tiene tintas de color menos nosotros”.

“Más garantista”

Ya hace un tiempo que el sector del tatuaje y las autoridades sanitarias mantienen una enconada discrepancia sobre las tintas de color, a las que en España se exigen unos requisitos más garantistas además de la regulación general aplicable en toda Europa. EFE/ Román G. Aguilera

Desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) explican a EFE que “es importante aclarar que no existe una homologación europea de tintas de tatuaje”. Y subrayan que en España lo que hay son unas garantías adicionales que marca la normativa.

Apuntan así a la regulación nacional específica con la cual se produce una autorización previa de las tintas de tatuaje por parte de este organismo.

Esto quiere decir que la Agencia revisa que las tintas cumplen tanto la regulación horizontal europea del reglamento Reach -aplicable a todo tipo de sustancias químicas como detergentes, cosméticos, pinturas y otros- “como que las tintas sean estériles, que no sean tóxicas o que haya una estabilidad del producto”.

“Esta regulación es más garantista, porque se revisa todo antes de que las tintas lleguen al mercado y sean utilizadas”, insisten en la AEMPS.

En este organismo reconocen ser conscientes del “revuelo sobre la homologación europea, que no existe como tal, y del posible desconocimiento de las diferencias entre la normativa europea y las garantías adicionales de seguridad que proporciona la regulación española”.

Añaden que, por eso, llevan a cabo diferentes actividades y campañas para informar tanto a tatuadores como a la población, y que, en este sentido, están organizando una jornada ‘online’ sobre este tema y la normativa vigente.

Desde el sector discrepan, y de hecho lo que piden son campañas de concienciación sobre los riesgos si este tipo de prácticas no se hacen en condiciones seguras.

“Hay miles y miles de tatuadores que nadie controla. Tatúan un día aquí, otro allí, otro día en su casa (…) Y si pones tatuadores a domicilio, eso ya es de traca”, advierte Prieto. “Haz una sola campaña de concienciación de que no puede venir un señor a tatuarte a tu casa (…)”, pide.

La inspección, en las autonomías

La jefa de sección de Salud Pública en Cantabria, Yolanda Echave durante una entrevista con la Agencia Efe sobre los tatuajes. Ya hace un tiempo que el sector del tatuaje y las autoridades sanitarias mantienen una enconada discrepancia sobre las tintas de color, a las que en España se exigen unos requisitos más garantistas además de la regulación general aplicable en toda Europa. EFE/ Román G. Aguilera

La labor de inspección en estos casos recae en las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas, que tienen la competencia y, a menudo, escaso personal.

Yolanda Echave, jefa de sección de Salud Pública en Cantabria, explica a EFE que notan que los locales y las personas que se dedican al tatuaje proliferan.

“La gente tiene que ser consciente de dónde va. La sensación es que no se sabe mucho de esto, aunque se han hecho campañas, es difícil llegar”, lamenta.

Gran parte del trabajo del servicio de Inspección de Salud Pública de Cantabria en este ámbito llega por el boca a boca, por anuncios que ven, o por el rastreo de redes sociales, donde se publicitan tatuadores, foros o sesiones de tatuaje.

“Vemos cosas en redes sociales, de centros no registrados o de gente que tatúa donde no debe y con pigmentos que no debe”, señala Echave.

“Hemos visto propaganda en ascensores de gente que se daba publicidad para hacer tatuajes a domicilio por 30 euros”, subraya y añade que algunas de sus intervenciones han sido en lugares que no reunían unas condiciones mínimas. Un ejemplo: “en la trastienda de una peluquería, donde había un jergón y restos de comida y pelos por todo el suelo”.

Advierte de que, en el caso de las tintas de color, que no han pasado la validación exigida en España, el problema es que pueden causar daños en la salud, aunque la reacción no sea inmediata. “Yo me tatúo un corazón rojo sangrante y no me pasa nada. Pero igual con el tiempo desarrollas cáncer de vejiga, que puede no estar relacionado o puede que sí, o un fenómeno de hipersensibilidad tardía”, avisa.