Vigo, 29 jul (EFE).- Teresa, la trabajadora social asesinada este martes en O Porriño (Pontevedra), había denunciado hoy mismo un caso de acoso que habría sufrido en la víspera en el inmueble en el que resultó fallecida, según han señalado a EFE fuentes sindicales.

La mujer se puso en contacto, por mensaje, a primera hora con el sindicato al que estaba afiliada, la CIG, para pedir consejo sobre el procedimiento que tenía que seguir ante una situación de acoso, sin concretar de qué tipo.

Le trasladaron que tenía que ir a la empresa, firmar la renuncia a acudir a ese domicilio y justificar que era por acoso.
Según comunicó la trabajadora al sindicato posteriormente, informó a la empresa de que renunciaba al servicio, pero esta le habría dicho que tenía que ir a trabajar porque tenía una función social, tras lo que el sindicato le remitió a una delegada con la que no llegó a comunicarse.
La propia empresa para la que trabajaba, de acuerdo con la versión de la CIG, reconoció que esta mañana la asistenta había comunicado un aviso de acoso sexual en la vivienda en la que resultó fallecida.
Por eso el sindicato exige cambiar los protocolos para que, ante una denuncia así, se proceda de forma inminente a cancelar el servicio a la vivienda.
La Xunta no tiene constancia de denuncias previas
Este martes se guardó un minuto de silencio ante el Ayuntamiento de O Porriño, que ha decretado dos días de luto, y en él ha participado la conselleira de Política Social e Igualdade, Fabiola García, quien ha afirmado no tener constancia de «ningún tipo de denuncia previa» por parte de la víctima.
La conselleira ha condenado el asesinato y ha trasladado sus condolencias a la familia.
García ha asegurado que su departamento ha puesto «todos los mecanismos sociales y psicológicos» a disposición de la familia de la víctima y de la mujer a la que esta atendía en la casa, que ingresa en un centro residencial de 24 horas.
También han acudido a ese minuto de silencio el alcalde de O Porriño, Alejandro Lorenzo; la alcaldesa de Mos -municipio del que era natural la víctima-, Nidia Arévalo, y el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada.
El hombre que residía en la casa en que apareció muerta Teresa, que tenía 48 años, ha sido detenido y trasladado al hospital para una evaluación psiquiátrica.
La Guardia Civil investiga la muerte de la trabajadora social en el lugar en el que desarrollaba su trabajo, en Atios.
Según las primeras informaciones, prestaba asistencia en la casa de la pareja de personas mayores cuando, supuestamente, el hombre la mató de un golpe con una herramienta.
El subdelegado del Gobierno en Galicia, Abel Losada, ha señalado que el presunto autor del crimen fue encontrado en el lugar, con manchas de sangre y desorientado, mientras realizaba manifestaciones incoherentes.
Según ha indicado en un audio remitido a los medios de comunicación, la muerte violenta se produjo por la mañana.
Su cuerpo presentaba un golpe en la cabeza y ella no figuraba en la base de datos de VioGén, por lo que, «con todas las cautelas, no hay ningún indicio que apunte hacia la violencia de género como causa de los hechos», ha precisado Losada.
La Guardia Civil, a la espera de los resultados de la autopsia, ya ha realizado la comprobación de la escena e instruye las diligencias para el completo esclarecimiento de los hechos.