La tregua comercial de Trump: 90 días de negociaciones fallidas, amenazas y una extensión

El presidente estadounidense, Donald Trump. EFE/AARON SCHWARTZ

Washington, 9 jul (EFE).- El plazo de 90 días que el presidente estadounidense, Donald Trump, concedió a sus socios para cerrar 90 acuerdos que sustituyeran sus aranceles «recíprocos» se ha dado de bruces con la realidad: Washington ha completado menos de media docena de pactos y ha tenido que ampliar el plazo a agosto.

Solo tres países han logrado sellar la discusión con el presidente estadounidense de manera negociada: China, el Reino Unido y Vietnam.

El convenio con Londres se rubricó el 16 de junio en el marco de la cumbre del Grupo de los Siete países más desarrollados (G7) y entre otros términos comprometió a EE. UU. a reducir sus aranceles a los sectores británicos del automóvil y el acero y al Reino Unido a ampliar el acceso a su mercado cárnico, además de rebajar a su socio las tasas al etanol.

El de Pekín se cerró 10 días después tras sendas reuniones en Ginebra y Londres, y según apuntó el líder republicano, incluye un arancel estadounidense del 55 % a productos chinos y otro del 10 % a los bienes del país norteamericano por parte de China. En el auge del conflicto los aranceles respectivos llegaron al 145 y al 125 %.

El acuerdo con Vietnam, anunciado el 2 de julio, fue el último y contempló un 20 % de tasas sobre las importaciones de la nación asiática y un 40 % sobre los envíos de mercancías vietnamitas a través de terceros países.

Aunque en este tiempo la Administración ha señalado que hay muchas conversaciones en curso y rozando ya su desenlace, ninguna más ha llegado a buen puerto, reflejo de una política comercial errática que Trump inició justo después de asumir su segundo mandato el 20 de enero.

El 1 de febrero firmó órdenes ejecutivas imponiendo aranceles del 25 % a Canadá y México y del 10 % a China a partir del 4 de febrero, recriminando a los dos primeros un control migratorio laxo en sus fronteras y al tercero poca vigilancia en el tráfico de fentanilo que acaba llegando a EE. UU. con precursores procedentes de ese país.

Su medida fue seguida de promesas de represalia por parte de los afectados y de una pausa de 30 días para Canadá y México en la aplicación de lo anunciado por Estados Unidos, mientras estos trabajaban por corregir la situación denunciada.

A los aranceles por países el líder republicano sumó gravámenes sectoriales del 25 % a las importaciones del acero y el aluminio, mientras que ese mismo porcentaje a las entradas del cobre, comunicado el pasado martes, todavía no ha quedado materializado en un decreto.

Pero la cronología de la guerra arancelaria tiene dos fechas clave: el 2 de abril, cuando anunció la imposición de aranceles mal considerados recíprocos, con una base mínima del 10 % y otra más elevada para aquellos con excedente comercial con Washington; y el 9 de abril, fecha en la que entraban en vigor, pero Trump anunció una tregua que ahora habría concluido, y que mantuvo pese a todo ese mínimo del 10 %.

El pasado 29 de junio el propio mandatario había considerado que no era necesario extender el plazo, pero este martes firmó el decreto que lo extiende hasta el 1 de agosto, justificándolo en el estado actual de las conversaciones, en recomendaciones de integrantes del Ejecutivo y en información adicional recibida hasta ahora.

Esto da más margen a los socios comerciales para intentar llegar a una entente, aunque el mandatario ya ha empezado a mandar cartas a algunos países con los aranceles que les impondrá en un mes si no abren antes su mercado y eliminan gravámenes y barreras arancelarias.

Japón, Corea del Sur, Birmania, Laos, Camboya, Tailandia, Serbia, Bangladesh, Indonesia, Sudáfrica, Bosnia y Herzegovina, Túnez, Kazajistán y Malasia fueron los primeros afectados por esa advertencia y Trump avisó ayer que la Unión Europea recibirá su propia misiva en cuestión de días.

«Nos están tratando amablemente después de años de ser terribles con nosotros. Solo quiero que sepan que una carta significa un trato. Tenemos 200 países. No podemos reunirnos con 200», dijo en referencia al bloque comunitario.

De cumplir su palabra, no habrá más extensiones a partir de agosto, pero tampoco las había previsto al declarar la tregua. Estos vaivenes han puesto en el punto de mira su credibilidad y han hecho que el Ejecutivo salga a defenderla.

Los distintos países, según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, se tomarán en serio las cartas que reciban, y una muestra de su respeto a Trump, en su opinión, es que su teléfono en este tiempo «no ha parado de sonar con líderes mundiales suplicándole llegar a un acuerdo».