Bruselas, 14 ago (EFE).- La Unión Europea (UE) mira desde la barrera el encuentro de este viernes entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el ruso, Vladimir Putin, con la esperanza de haber convencido al estadounidense de que hay líneas rojas que no se deben cruzar ante una futura negociación de paz en Ucrania, como las cuestiones territoriales.
Para la UE, un resultado positivo este viernes sería definir el inicio de unas conversaciones de paz genuinas en las que también se siente a la mesa Ucrania. Si la reunión sale mal, por contra, Bruselas confía en que Trump eleve la presión a la economía rusa con nuevas sanciones.
Al igual que Ucrania, la UE no forma parte del encuentro en Alaska, pero ha estado durante las últimas semanas buscando un entendimiento con la Casa Blanca para que lo que Trump exponga en la reunión con Putin respete los intereses de Kiev y de las capitales europeas.
Estos contactos a nivel de asesores culminaron en la reunión telemática de este miércoles entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, António Costa; varios líderes europeos; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el propio Trump.
Antes de esa videollamada habían sido sólo los socios europeos y Zelenski los que habían conversado, mientras que después se ha celebrado una nueva conferencia de la llamada ‘coalición de voluntarios’, que son todos los países que han manifestado su disposición a apoyar una paz con garantías de seguridad para Ucrania, incluido mediante el despliegue de tropas.
El encuentro virtual con Trump, para el que Zelenski se desplazó personalmente a Berlín para escenificar la unidad, sirvió para avanzar hacia un acuerdo «en prácticamente todos los puntos y en las metas que deben alcanzarse» en el encuentro de Alaska, según explicó ayer el canciller alemán, Friedrich Merz.
Según Macron, Trump les ha garantizado que sólo Zelenski negociará eventuales cesiones territoriales de su país a Rusia, ha hecho hincapié en que el objetivo de la reunión en Alaska será obtener un alto el fuego en Ucrania y les ha dicho que en unas eventuales garantías de seguridad no aportaría tropas la OTAN pero sí Estados Unidos.
Veintiséis países de la Unión Europea (todos salvo Hungría) lograron este lunes consensuar una postura común coordinada por Costa sobre los próximos movimientos hacia una paz en Ucrania, donde urgen a que cualquier negociación seria sólo tenga lugar si se produce un alto el fuego o reducción de hostilidades por parte de Rusia.
Además, coincidieron en rechazar cualquier cambio por la fuerza en las fronteras de Ucrania, una posibilidad que había mentado Trump y a la que también se muestra contraria Kiev.
El consenso europeo está en el reconocimiento de que será muy difícil volver a la situación previa a la anexión ilegal de Crimea en 2014 y que el «punto de partida» para las conversaciones debe estar en el actual frente de batalla, la llamada «línea de contacto» que actualmente se alarga unos 1.200 kilómetros.
En cualquier caso, cualquier reconocimiento de nuevas fronteras que acepte Ucrania será ‘de facto’ y no ‘de iure’, ya que esta última opción otorgaría plena legitimidad a territorios que el Kremlin ha obtenido por la fuerza y cerraría la puerta a una eventual recuperación de terreno por parte de Ucrania.
Sabedora de que Trump es su única opción para que los intereses de Bruselas y Kiev queden reflejados en la discusión, Europa confía en haber dejado atrás los meses de desconfianza por los debates sobre el gasto en defensa o las tensiones comerciales; cree que el mandatario estadounidense ha cambiado su actitud hacia la Unión Europea y, por fin, vuelve a ver al bloque como a un socio en lugar de como a un enemigo.
Bruselas espera que el mandatario estadounidense informe a Zelenski y a los líderes europeos que participaron ayer en la videoconferencia sobre el resultado de su encuentro con Putin.