Bruselas, 18 sep (EFE).- A falta de acuerdo entre los Veintisiete para presentar un plan actualizado sobre el recorte de CO2 de la Unión Europea en 2035, el bloque comunitario se limitará a presentar la próxima semana en la Asamblea General de la ONU en Nueva York una «declaración de intenciones» sobre sus ambiciones climáticas.
Así lo acordaron este jueves los ministros de Medioambiente de los Veintisiete en un consejo celebrado en Bruselas, donde sólo se aspiraba a consensuar el contenido de esa carta informal, dado que Francia y Alemania pidieron que los jefes de Estado y de Gobierno debatan el asunto antes de que los ministros cierren las negociaciones.
«Estoy verdaderamente convencido de que esto se verá como un gran paso adelante», resumió en rueda de prensa el comisario de Acción Climática, Wopke Hoekstra, quien subrayó que «la dirección está clara».
La UE se ha comprometido por ley a recortar sus emisiones en un 55 % para 2030, en relación con 1990, y a alcanzar la neutralidad climática a mitad de siglo.
Como paso intermedio, el club comunitario busca dotarse de un objetivo para 2040 y, en paralelo, debe actualizar sus planes climáticos para 2035 para cumplir con sus compromisos internacionales.
Ese hito, denominado Contribución Determinada a Nivel Nacional en jerga climática, debería haberse presentado ante Naciones Unidas el pasado febrero y, en todo caso, antes de la Asamblea General de la ONU de la próxima semana.
El objetivo es que todas las partes den continuidad al Acuerdo de París de 2015 en la cumbre del clima COP30 que se celebrará en Belém (Brasil) a finales de noviembre, que marca el décimo aniversario del pacto global para frenar el avance del cambio climático. Pero la UE no entregará un plan formal.
Atasco climático
La Comisión Europea presentó el pasado julio una propuesta, con flexibilidades, para que la reducción en 2040 sea del 90 %, lo que supondría una trayectoria lineal respecto al 55 % de 2030. Y ahí se atascó la negociación.
Mientras que a los países con mayor ambición climática les sobraban incluso esas flexibilidades, como recordó hoy la vicepresidenta tercera y ministra española para la Transición Ecológica, Sara Aagensen, otros Estados, como Chequia o Hungría, se oponen al 90 %, incluso con alternativas como comprar créditos de carbono en terceros países para compensar las emisiones nacionales o capturar y almacenar CO2.
«Creemos en una transición verde (…) que sea alcanzable», resumió hoy la ministra húngara de Medioambiente, Anikó Raisz.
Ese grupo de Estados reticentes, donde también se encuentran Polonia, Eslovaquia e Italia, ha conseguido que no se pueda negociar y aprobar hoy ese 90 %, tras la exigencia de París y Berlín de llevar el debate al más alto nivel político en una cumbre de líderes.
Dinamarca, que actualmente ocupa la presidencia rotatoria del Consejo, ideó una maniobra para que la UE no llegara con las manos vacías a Nueva York, lo que supondría un revés diplomático para un bloque industrializado que presume de liderazgo climático.
Y para contentar a todas las partes, en esa carta introdujo un rango de recorte de emisiones que va desde el 66,5 al 72,5 % en 2035, siendo el valor más alto el que coincidiría con un 90 % en 2040.
Tras más de ocho horas de negociación, esa «declaración de intenciones» fue aprobada hoy por consenso por los ministros, y el rango finalmente acordado fue una reducción de entre el 66,3 y 72,5 % en 2035.
Según el comisario de Clima, ese rango está «claramente en línea con el Acuerdo de París».
Después, los jefes de Estado y de Gobierno discutirán -en la cumbre programada el 23 y 24 de octubre- sobre el objetivo de reducción de dióxido de carbono y sobre las «condiciones habilitantes» para alcanzarlo, es decir, flexibilidades financieras, tecnológicas y regulatorias para sectores como la industria o la agricultura.
Una vez fijadas esas «orientaciones políticas» al máximo nivel, los ministros de los Veintisiete podrán cerrar la negociación del texto legislativo, probablemente en un consejo extraordinario celebrado en la primera mitad de noviembre, con la esperanza de que la UE llegue a la COP30 de Brasil de finales de ese mes con los deberes hechos.