La vacunación ha reducido la severidad de los síntomas asociados a la covid persistente

Una persona es vacunada contra la covid-19 en una imagen de archivo. EFE/Salas

Pamplona, 12 mar (EFE).- La respuesta generada por la inmunización puede mitigar los efectos a largo plazo causados por el virus del COVID-19, además de ser eficaz frente a la infección aguda.

Así lo sugieren tres estudios publicados por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra, uno de ellos en la revista Immunology, en el que se concluye que la pauta completa de vacunación contra el COVID-19 antes de la primera infección está asociada a una reducción en el riesgo de desarrollar covid persistente y a una disminución en el número e intensidad de los síntomas.

Según el especialista en Medicina del Trabajo de la Clínica Alejandro Montero, “los hallazgos que hemos obtenido sugieren que las campañas de vacunación han sido eficaces para prevenir una enfermedad grave por covid y la covid prolongada, una condición que hace que los síntomas de la enfermedad permanezcan meses o incluso años”.

El estudio ha analizado los datos de 421 participantes reclutados entre una población ambulatoria, así como entre miembros de la Asociación Madrileña de Covid Persistente (AMACOP) teniendo en cuenta variables y factores como la edad, el sexo y otras condiciones de salud.

La investigación mostró que las personas correctamente vacunadas antes de la infección presentaban una menor incidencia de covid persistente, en concreto, tenían casi la mitad de riesgo de desarrollar esta condición de la enfermedad. Además, si desarrollaban una covid persistente, presentaban menos síntomas y cuadros más leves que las personas no vacunadas.

Mayor nivel de anticuerpos y linfocitos

Por otro lado, un estudio del Servicio de Microbiología de la Clínica publicado en la revista Vaccines ha demostrado que las vacunas basadas en ARN mensajero (mRNA), como las de Pfizer y Moderna, generan una respuesta inmunológica humoral y celular superior en comparación con otras vacunas.

Los investigadores han observado, además, que la inmunidad híbrida o combinada —fruto de la vacunación y la infección— ofrece una protección muy elevada frente al virus, independientemente del esquema de vacunación que recibieron o el número de infecciones padecidas.

El microbiólogo de la CUN Gabriel Reina explica que “los datos desprenden que la experiencia de infección previa potencia la respuesta inmune”. Asimismo, el estudio demostró que los esquemas de vacunación basados en ARN mensajero pueden ofrecer una protección más duradera.

Además, otra investigación relacionada y publicada en la revista Viruses ha hallado que la dosis de refuerzo de la vacuna COVID-19 no lograba mejorar significativamente la respuesta de anticuerpos en individuos que se reinfectaron con Omicron, variante del virus que actualmente sigue siendo la más prevalente.

El estudio comparó los datos con aquellos que no habían sufrido reinfecciones, por lo que se puede deducir que, pese a sufrir más infecciones naturales, los participantes reinfectados no generaron más anticuerpos.

Protección necesaria en mayores

Según explican en una nota, la COVID-19 es una enfermedad que actualmente provoca más problemas de salud graves en personas mayores ya que, gracias a la vacunación, el impacto actual sobre la población de mediana edad es limitado.

Reina señala que “la sucesiva exposición que hemos tenido de forma natural al virus ha provocado que la ciudadanía esté inmunizada. Es muy extraño no haberse infectado al menos una vez”.

No obstante, este especialista recalca que “hay grupos de personas como los propios mayores o personas inmunodeprimidas que deben inocularse dosis de recuerdo. Además, es necesario continuar la investigación, ya que todavía no sabemos por qué algunos contagiados siguen conviviendo con los síntomas asociados a la infección, pese a haber enfermado hace meses o incluso años”.