Madrid, 14 jun (EFE).- Cada año se pierde en España entre el 30 y el 40% de colmenas: la varroa -un género de ácaros- es una de las causas más importantes del declive de las abejas, según el especialista del Centro de Investigación Apícola y Agroambiental (CIAPA) de Marchamalo en Guadalajara, Mariano Higes.
La «principal amenaza para las colmenas» es una especie exótica invasora originaria de Asia que llegó a España en 1985 y, en un primer momento, «no había herramientas sanitarias para controlar a este parásito por lo que empezó a extenderse por todo el país», ha explicado Higes en el marco de una visita para periodistas organizada por el laboratorio veterinario Calier, especializado en apicultura.
Dadas las circunstancias, hubo apicultores que comenzaron a utilizar sus propios «tratamientos artesanales» contra este parásito que debilita y transmite enfermedades a las abejas, si bien Higes ha advertido del «riesgo» que entrañan estas iniciativas ya que pueden terminar provocando que los patógenos «se vuelvan resistentes, además de generar gran cantidad de residuos que se quedan en la cera» producida en las colmenas.
Por ello ha insistido en que «es fundamental saber cómo y cuándo actuar» para evitar el desarrollo de varroa resistente y «realizar un tratamiento al año no es suficiente».
No sólo los ácaros
Otra amenaza que acecha a las abejas, afirma Higes, es el cambio climático que «ha provocado el desacoplamiento del crecimiento de los abejorros y de la flor» y la desaparición de la «pared invernal» que antes interrumpía la cría y frenaba la propagación de parásitos.
Al haber alterado los ciclos naturales, «ahora tenemos dos primaveras y el sector apícola se tiene que concienciar de que esto es un problema», ha lamentado este experto.
Además, algunos insecticidas como los neonicotinoides —una clase de productos químicos que actúan sobre el sistema nervioso de los insectos—, pueden llegar al polen, el néctar e incluso a la cera de las colmenas, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).
Este tipo de productos representa otro riesgo para las abejas melíferas y silvestres, ya que pueden afectar a su capacidad de orientación, forrajeo y supervivencia.
Para hacer frente a estos problemas, el CIAPA, que pertenece al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (IRIAF) de Castilla-La Mancha, trabaja en un proyecto europeo denominado ‘Better-B’,que busca conseguir abejas más resilientes ante factores de estrés abióticos como el cambio climático, la pérdida de hábitat y los productos químicos peligrosos.
Esta iniciativa cuenta con una financiación de siete millones de euros y en ella participan otros 17 grupos de investigación de toda la Unión Europea.
Abejas españolas
En el ámbito comunitario, España destaca por su censo de colmenas, ya que posee 3 millones de los aproximadamente 20 millones de colmenas existentes en la UE, lo que representa alrededor del 16% del total.
La mayor parte se concentra en Extremadura, Andalucía, Castilla y León y la Comunidad Valenciana, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y más del 80 % se encuentra en manos de apicultores profesionales: aquéllos que gestionan más de 150 colmenas.
En ese sentido, «España es una potencia, está desarrollada profesionalmente a diferencia de otros países donde las tienen en su mayoría como animales de compañía», ha añadido Higes.
De hecho, es el primer país exportador de miel y sus derivados en la UE, si bien los ciudadanos españoles consumen entre 16.000 y 18.000 toneladas de miel anuales, entre 0,4 y 0,8 kilogramos por persona, por debajo de la media europea, que alcanza los 1,7 kilogramos anuales, según la Comisión Europea.
El CIAPA también elabora análisis de calidad a mieles que envían productores o particulares de toda España: «en los últimos dos años hemos recibido más de 2.000 mieles diferentes para analizar», ha explicado durante la visita la investigadora del centro, Amelia Virginia González.