David Asta Alares
Manila, 8 sep (EFE).- La transparencia frente al «acoso» de Pekín en el mar de China Meridional es el mantra del comodoro Jay Tarriela, portavoz y la cara más visible de los guardacostas de Filipinas, ante una tensa disputa territorial marcada por incidentes como el reciente choque entre dos barcos chinos al perseguir un navío filipino.
«Este esfuerzo de transparencia realmente es un dolor de cabeza para (el presidente chino) Xi Jinping. Le está siendo difícil que el pueblo filipino se quede en silencio mientras nos acosa», dijo Tarriela a EFE.
Disputa territorial asimétrica

Filipinas y China están enzarzados en una disputa por el control de varios islotes y las aguas que los rodean en una zona estratégica que alberga el 12 % de los caladeros mundiales, además de ser una ruta clave para alrededor del 30 % del comercio global.
Desde las oficinas en Manila del gubernamental Grupo de Transparencia del mar Occidental de Filipinas, en referencia a como denomina el archipiélago a parte del mar de China Meridional, el portavoz denunció «la agresividad» de China y sus «flagrantes violaciones del derecho internacional» en este conflicto.
Una disputa territorial asimétrica marcada por el poderío naval de China, que cuenta con una de las flotas de guardacostas más poderosas del mundo, frente a las limitadas capacidades del archipiélago del Sudeste Asiático.
«Solo tenemos dos navíos de 97 metros de eslora que cubren todo el mar Occidental de Filipinas, y la mayor parte del tiempo dependemos de barcos de 44 metros», explicó el portavoz. Más pequeños en comparación con la mayoría de barcos chinos, y «diminutos» al lado de un gigantesco barco de Pekín de unos 165 metros al que en Filipinas califican de «monstruoso».
El gigante asiático, que reivindica las aguas en disputa por razones históricas, ha acusado por su parte a Manila de avivar las tensiones en la zona y de intentar intimidarles por medio de maniobras militares con países como Estados Unidos o Australia cada vez más complejas.
Transparencia como mantra
Ante la diferencia de fuerzas, Tarriela considera que vale más denunciar públicamente las agresiones que confiar en que la diplomacia a puerta cerrada surta efecto.
Una estrategia de transparencia que en Filipinas arrancó en una fecha muy concreta: el uso de un láser cegador «de grado militar» contra una embarcación de los guardacostas en febrero de 2023, el mismo mes en que Tarriela asumió la responsabilidad de ser el portavoz de la fuerza filipina.
«En aquellos días, no habríamos publicitado el incidente, simplemente lo habríamos reportado (…) y el Departamento de Asuntos Exteriores habría tomado acciones militares», explicó.
Similarmente, el pasado 11 de agosto Tarriela publicó en X el impactante vídeo que muestra la colisión de un barco de la Guardia Costera China contra un buque de guerra de la Armada del Ejército Popular de Liberación mientras perseguía «a gran velocidad» a un navío filipino.
Esta postura más asertiva sobre las reivindicaciones territoriales de Filipinas, dirigida tanto para que los filipinos tomen conciencia de la situación en el mar de China Meridinal como para atraer la atención internacional, sigue a la llegada al poder del actual presidente, Ferdinand Marcos Jr., en 2022.
Pero aunque su predecesor, Rodrigo Duterte, buscara unas relaciones más estrechas con Pekín en detrimento de Washington, aliado tradicional de Filipinas y con quien mantiene un Pacto de Defensa Mutua, el nivel de tensión territorial era el mismo, según Tarriela.
Una China que no se doblega a las críticas
Tras dos años de denuncias abiertas a las acciones de China en los territorios disputados, que según Tarriela suelen traducirse en el hostigamiento a barcos pesqueros filipinos, Pekín no ha dado muestras de reducir la presión. La transparencia no es una «solución milagrosa», reconoció.
«El primer año pensábamos que China se preocuparía por el daño a su reputación», aseveró el portavoz, «pero a principios de 2024 vimos una República Popular China mucho más agresiva. Llegamos a preguntarnos si la transparencia realmente era culpable de la respuesta agresiva de China».
Para Tarriela, la «agresividad» contra Manila es una táctica de Pekín dirigida hacia otros países de la región que mantienen disputas territoriales similares con el gigante asiático.
«Si se produjera ese tipo de fenómeno entre los países del Sudeste Asiático sería un desastre para él (el presidente chino), en el caso de que Indonesia, Malasia, Vietnam e incluso Brunéi acabaran por revelar sus acciones agresivas», zanjó. EFE
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