Lisboa, 21 ago (EFE).- La xávega, una práctica ancestral de pesca propia de varias regiones del norte y el centro de Portugal, cautiva todos los años a cientos de visitantes debido a las barcas pintadas de colores vivos y con la proa en forma de media luna, protagonistas de este ritual marítimo de gran importancia para la comunidad.

En el municipio de Murtosa, concretamente en la Praia de Torreira, entre los meses de marzo y octubre se pueden observar las ‘companhas’ -grupos de pescadores- que se lanzan al mar para mantener viva esta tradición.

Se trata de una pesca de tipo arrastre para la que se utiliza una red en forma de saco muy grande, con dos cabos muy largos.
La embarcación se adentra en el mar, se lanza la red en círculo y comienza el proceso de arrastre. Tras regresar a la playa, se amarran los cabos de arrastre a tractores para que estos comiencen a tirar de las redes.
La peculiar forma de las embarcaciones, pintadas de colores como rojo, azul o amarillo, está pensada para adaptarse a las condiciones marítimas locales, en las que las operaciones de entrada y salida del mar son especialmente críticas.
Por eso tienen un fondo plano y una proa muy elevada en forma de media luna.
El barco propio de la xávega tiene unos 4,6 metros de eslora, unos 2,35 metros de manga y unos 0,75 metros de puntal; y suele llevar entre 8 y 12 hombres.
Es una tradición «de vital importancia» y uno de los principales activos del municipio de Murtosa, ya que no solo atrae a turismo sino que es «muy apreciada por la comunidad local», explicó a EFE Agostinho Oliveira, concejal de Murtosa.
Actualmente en Murtosa hay 13 ‘companhas’, que reúnen a personas de todas las generaciones, continuó Oliveira. Desde el Ayuntamiento impulsan varias iniciativas para garantizar la pervivencia de la xávega y adaptarla a los tiempos modernos.
Antes, por ejemplo, se empleaba la fuerza de animales para tirar de los cabos anclados en la playa y arrastrar la red hasta tierra firme, mientras que ahora lo hacen tractores. EFE
lmg/cg
(foto)