La Habana, 7 oct (EFE). – Las centrales termoeléctricas de Cuba (CTE) operan este martes en torno a un cuarto de su capacidad instalada, según datos de la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) cotejados por EFE.
Con tres de las siete CTE actualmente fuera del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) por averías y mantenimientos (incluida la Antonio Guiteras, fundamental para el suministro), el aporte de las cuatro restantes es, como máximo, de unos 689 megavatios (MW), cuando la potencia instalada total en el país es de 2.613 MW.
El pésimo estado técnico de las obsoletas CTE, columna vertebral del SEN, complica aún más la crítica situación energética que sufre Cuba, con cortes eléctricos diarios que superan muchas veces las 20 horas en amplias zonas del país y cinco apagones nacionales en los últimos doce meses.
Las 16 unidades de producción termoeléctricas operativas de las siete CTE han habían estado en los últimos años aportando el 40 % del mix energético nacional, según datos oficiales.
Sin embargo, las décadas acumuladas de explotación y otros factores técnicos y materiales están limitando su aporte real al SEN, por lo que muchas trabajan muy por debajo de su capacidad máxima. Esto provoca una generación inestable que contribuye a los prolongados apagones de la isla.
En esta jornada, por ejemplo, ninguna de las cuatro CTE operativas estaba al máximo de su capacidad, ya que todas operaban con unidades fuera de servicio y con capacidades disminuidas en las que sí están activas.
Tal es el caso de la central de Felton (con 24 años de explotación), una de las mayores del país, que tiene una capacidad instalada de 510 MW en dos bloques, pero que actualmente está sirviendo al sistema unos 180 MW por tan sólo uno de ellos (porque el otro está fuera de servicio).
Según la UNE, cuyos informes son incompletos, las otras tres CTE operativas pero lejos de su potencial son las de Mariel, Cienfuegos y Nuevitas, todas construidas en las décadas 60 y 70 del siglo pasado.
La salida «imprevista» de la CTE Antonio Guiteras (37 años de explotación), por «un fallo en la caldera», supuso restar de golpe unos 250 MW de aporte al SEN, ya que esta infraestructura es una de las mayores junto a Felton.
Esto supone elevar sensiblemente el déficit de producción para la jornada. Si la UNE había previsto que iba a llegar a afectar simultáneamente al 51 % del país en el momento de mayor demanda, la salida de la Antonio Guiteras eleva esta tasa hasta el 58 %.
Este hecho pone en peligro la estabilidad del SEN e incluso puede provocar su caída total, tal y como ha ocurrido en tres de los cinco apagones nacionales registrados en los últimos doce meses en la isla.
Las autoridades cubanas también anunciaron una parada técnica de esta CTE en diciembre próximo con una duración inicial estimada en seis meses. De ocurrir, sería la primera que se realiza en 15 años cuando los ciclos de mantenimiento de este tipo de infraestructuras en Cuba no deberían sobrepasar los siete años.
Expertos independientes señalan que la crisis energética responde a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959.
El Gobierno cubano destaca por su parte el impacto de las sanciones estadounidenses a esta industria y le acusa de “asfixia energética”.
Expertos independientes consideran que el saneamiento completo del SEN precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, unas cifras fuera de las posibilidades de Cuba, que se encuentra sumida en una grave crisis económica desde hace más de cinco años.
Los apagones suponen un fuerte lastre a la economía nacional, que se contrajo un 1,1 % en 2024 y suma en los últimos cinco ejercicios una caída acumulada del 11 %, según datos oficiales. La CEPAL también prevé que su producto interno bruto (PIB) sea negativo este año.
Los cortes impulsan asimismo el descontento social en Cuba y han estado vinculados a las principales protestas que se han registrado en el país en los últimos años, como las masivas de julio de 2021 y las menores registradas este septiembre en La Habana y Gibara.