Sol Carreras
Madrid, 6 oct (EFE).- Casi 9.000 cuerpos han sido exhumados en fosas comunes de la guerra civil y el franquismo desde 2019, pero solo se han identificado 70, un porcentaje muy bajo explicable por varios factores, como la mala conservación del ADN o la dificultad de encontrar familiares para la comparativa genética.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, concretó el pasado martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que de los 8.941 cuerpos exhumados desde 2019, cuando empezó a gobernar Pedro Sánchez, solo 70 han sido entregados a los familiares tras las comprobaciones de ADN.
Una cifra de identificados muy baja, ya que supone el 0,7 % del total, pero que, según explica a EFE el médico forense Francisco Etxeberria, uno de los mayores expertos en esta materia, es un problema «universal» debido a las limitaciones de este tipo de trabajos.
Factores que complican la identificación
Una de las dificultades es la conservación del ADN en los huesos de las víctimas enterradas en fosas comunes, ya que se deteriora por el paso del tiempo y por factores externos como la lluvia.
Pero Etxeberria señala que también hay que tener en cuenta los problemas derivados de la ausencia de familiares para hacer las comparativas genéticas o del hecho de que, habiendo familia, los supervivientes tal vez no sean las personas más adecuadas para esos cotejos por no ser descendientes directos de la víctima.
«Si hablamos de un individuo varón y joven que no tuvo descendencia, tienes que buscar el ADN de esta persona en todo caso a través de los hermanos que tuvo esta víctima. Pero como han pasado 80 años, a veces tienes que recurrir a nietos del hermano de la víctima», comenta el forense, que lidera actualmente las exhumaciones en el Valle de Cuelgamuros.
Desde que comenzaron estos trabajos en junio de 2023, tras las peticiones de alrededor de 200 familias, se han localizado más de un centenar de cuerpos en Cuelgamuros y 29 han sido devueltos a sus lugares de origen, en 21 casos tras las respectivas identificaciones genéticas.
Etxeberria defiende que se siga intentando localizar fosas y exhumar cuerpos aquí y en otros lugares, con independencia de lograr o no la identificación, ya que en su opinión hay sacar estos restos «del lugar en donde estaban tratados indignamente» y «reconocer oficialmente que aquello ocurrió».
¿Qué se hace con los cuerpos?
Cuando se logra identificar un cuerpo y hay familiares vivos y localizados de esa víctima, se contacta con ellos para entregarles los restos y que decidan qué hacer con ellos, según explica Etxeberria.
En los casos en que no hay identificación, la legislación establece que esos restos deben inhumarse en el cementerio de la misma localidad a la que pertenece la fosa común, con la posibilidad de instalar una placa o emblema para, al menos, señalar a qué fosa y grupo de personas pertenecen.
Un estudio de 2019 hecho por un grupo de expertos estimaba que con una intervención oficial del Estado podrían recuperarse de las fosas comunes entre 20.000 y 25.000 personas, y tal vez identificar a entre 5.000 y 7.000 víctimas.
Las cifras siguen lejanas, sobre todo en la identificación, pero el Gobierno continúa aportando subvenciones para estos trabajos, como ha hecho recientemente con la aprobación de 2,4 millones de euros destinados a la Federación Española de Municipios y Provincias, a ayuntamientos y a diputaciones provinciales.
Las exhumaciones del barranco de Víznar
Andalucía es una de las comunidades autónomas con más fosas comunes y las del barranco de Víznar son de las más significativas, ya que los cálculos hablan de centenares de víctimas y existe la posibilidad de que, entre ellas, esté el poeta Federico García Lorca.
El sociólogo Francisco de Asís Carrión, uno de los miembros del equipo que trabaja en Víznar, comenta a EFE que aunque se encontrara el cuerpo de Lorca sería muy difícil saber si es él, al no tener muestras de familiares, y subraya la importancia de intentar recuperar a todas las víctimas posibles de estos «lugares de terror».
De las 28 fosas comunes que hay en Víznar se han exhumado 166 cuerpos e identificado a siete de ellos, por lo que todavía hay muchos familiares que siguen a la espera de novedades como Antonio María García, que confía en localizar en esta zona a su abuelo, del mismo nombre.
«No sabemos dónde está mi abuelo pero tengo mucho interés en que se siga exhumando, aunque no aparezca, porque todos los cuerpos que se exhumen es como si fueran familiares míos también», cuenta a EFE.
Las críticas de la ARMH
El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, denuncia que la cifra de identificados en fosas comunes haya permanecido «oculta» hasta ahora y critica que sea tan baja.
«El Gobierno ha subvencionado exhumaciones donde no hay un solo familiar, es incomprensible», señala a EFE.
En su opinión, lo ideal sería abrir una oficina de atención a las víctimas y poner en marcha las investigaciones pertinentes a partir de la información recabada para empezar a excavar en las fosas con más posibilidades de éxito en las identificaciones.