Puerto Naos (La Palma), 25 abr (EFE).- Decenas de científicos líderes en sus áreas de investigación, entre ellos varios premios Nobel o la etóloga Jane Goodall, se concentran hasta el próximo lunes en el Festival Starmus de La Palma bajo una figura que lo envuelve casi todo: el volcán Tajogaite, que se apagó en 2021 y cuya colada hay que atravesar para llegar hasta la sede del evento.
Lo que empezó como una “loca idea” del músico y astrofísico Brian May, ex de Queen, y del astrofísico Garik Israelian, que tenían la intención de crear una “continua celebración” entre astronomía, ciencia y rock que desde su primera edición en 2011, ha traído a las islas a decenas de premios Nobel y figuras de la talla de Stephen Hawking, Neil Armstrong o Hans Zimmer.
Y aunque no siempre ha sido fácil -el Festival terminó yéndose de Canarias por “falta políticos serios”, según dijo Israelian hace años-, todo parece haber vuelto a donde nunca debió irse, con una edición sobre la que los organizadores han prometido que será “un paraíso” al estilo “Starmus sravaganza” y pese a las dificultades logísticas aparejadas al desarrollo.
“Aislados del resto del mundo, tranquilos y al aire libre: puro espíritu Starmus”, señaló Israelian al dar la bienvenida a los asistentes, que llegaron a La Palma desde todos los rincones del mundo.
¿Es la vida un imperativo cósmico?

Y en este contexto, hueco para hacerse preguntas como las que planteaba el premio Nobel de Física Michel Mayor: “¿Es la vida un imperativo cósmico?” o para relacionar el ‘spaghetti western’ con la astrofísica de la mano de Valentín Martínez Pillet, director del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), que utilizó este género cinematográfico para disertar sobre que significa convivir con el sol y sus conflictivas regiones.
Sobre ciencia ficción también disertó el físico teórico mexicano Miguel Alcubierre, que invitó a imaginar cómo sería viajar más rápido que la velocidad de la luz. “Cuando hacemos las matemáticas, parece posible”, explicó el científico, que aludió a los agujeros de gusano y a los agujeros de contracción (‘warp holes’ en inglés).
“Pero para hacerlo posible necesitaríamos energía negativa, que si alguien la descubriese creo que daría mucho miedo. Nunca lo hemos visto, nadie lo ha observado, pero no es nada prohibido por ninguna de las leyes que rigen el universo… Quizá si se descubriesen conceptos como la antigravedad… ¿Quién sabe?”, reflexionó Alcubierre tras prometer explicar la relatividad “en cinco minutos” que al final fueron casi 15.
Y de la vida en el universo a la inteligencia artificial, con otro par de preguntas llenas aún de incógnitas de la mano de otro Nobel, John Mather: ¿Podrá la inteligencia artificial pensar, tener propiedades o disfrutar de algo intrínsecamente de las sociedades: tener derechos? Preguntas aún que son una incógnita, pero bajo una certeza compartida entre buena parte de los ponentes: no las conocemos aún, pero tarde o temprano habrá respuestas.
2.000 participantes y un amplio programa
El ciclo de ponencias, que reunirá a más premios Nobel y autores a lo largo de las jornadas, será el mayor celebrado en la Isla, con una capacidad de alrededor de 2.000 personas que han acudido a la convocatoria científica, dejando pocos huecos libres entre el público.
Paralelamente, tanto en Santa Cruz de La Palma como en Los Llanos de Aridane se lleva a cabo actividades educativas para casi 2.500 escolares que disfrutan de conciertos, comedia, proyecciones y charlas divulgativas especialmente diseñadas para ellos.
De hecho, el cofundador de Starmus, Garik Israelian, está convencido de que “los próximos premios Nobel están aquí, entre este público de La Palma”, como les trasladó vivamente a los cientos de niños y jóvenes que se agolparon hoy en los campamentos.
Esta primera jornada del festival finaliza con el concierto de la orquesta Starmus, bajo la dirección de José María Vicente, con la soprano Carmen Acosta y el pianista Javier Laso, que interpretarán la obra “Lost in the Stars”.