Lisboa, 30 may (EFE).- Cerámica vanguardista, escultura de gran tamaño e instalaciones audiovisuales son algunas de las formas con las que las galerías españolas reinventan la tradición en ARCOlisboa, una de las mayores ferias de arte contemporáneo de Portugal.

Cerca de una treintena de exhibidores españoles estarán hasta el domingo en la Cordoaria Nacional, que repite como el lugar escogido por los organizadores, IFEMA Madrid y el Ayuntamiento de Lisboa, para albergar la octava edición de esta muestra, inaugurada este jueves y que hoy abre sus puertas al público general.

La directora de ARCOlisboa, Maribel López, aseguró a EFE que el papel que el arte español juega en esta cita es “muy importante”.
“La española es la segunda presencia más importante, casi en paralelo con la portuguesa”, indicó la responsable, que añadió que la relación de ARCO con las galerías participantes es “muy profunda” y “va más allá de la de cliente-proveedor”.
Según López, parte de esta relación pasa por que en el salón haya hueco tanto para galeristas consolidados como para artistas emergentes y de fuera de los núcleos de Madrid y Barcelona.
Es el caso de la galería dirigida por la valenciana Rosa Santos, que acude a ARCOlisboa por cuarta vez con el objetivo de “acercar el trabajo de sus artistas a la escena contemporánea”.
En la feria presenta objetos cotidianos, como calzado o libros, elaborados en cerámica, que invitan a reflexionar sobre la fragilidad del entorno y la vida cotidiana.
Obra de Marina González Guerreiro y Sandra Mar, dos jóvenes españolas formadas y radicadas en la Comunidad Valenciana, Santos confía en que atraiga la atención de un público especializado y, sobre todo, de los coleccionistas.
Por otro lado, también en el pabellón central de la feria, Pedro Cera, de la galería homónima -con presencia en Portugal y España-, explicó a EFE que su objetivo es mostrar “más artistas portugueses que en otras ferias”.
Cera participa en ARCOlisboa desde su primera edición y tras 27 años como marchante de arte opta por presentar como eje de su exposición una escultura de un ciervo negro.
Su estand se encuentra en el programa general, la sección con mayor recorrido del salón y a la que pertenecen cuatro de cada cinco galerías españolas presentes en la feria.
En ella también se encuadra Travesía Cuatro, que con su actividad repartida entre España (Madrid) y México (Ciudad de México y Guadalajara) propone una reflexión acerca de los actos de memoria.
Expone la obra del artista español Álvaro Urbano, que con una instalación audiovisual proyectada sobre una pequeña chapa metálica cuadrada interrumpe cada pocos segundos el murmullo de los visitantes con un ruido de platillos.
En palabras de la curadora del espacio, Andrea Celda, la obra pretende evocar “el recuerdo de aquello que fue proyectado y ya no es”.
Ya en la sección ‘Opening Lisboa’, con la que la ARCO busca dar lugar a nuevos lenguajes artísticos, se abordan temas como la identidad y la migración.
Entre quienes tratan estos asuntos hay galerías procedentes de países de habla hispana como Salón Colonial (Colombia), Moira (Argentina) y Río & Mañaka (España y Venezuela).
“Sobre todo es interesante la materialidad que utilizan los artistas”, comentó a EFE Sofia Lanusse, comisaria de la sección, que ve en el uso de telas, bronces y otros soportes la mayor riqueza del espacio.
En su opinión, “lo fundamental” tanto en estas como en las demás galerías que componen ARCOlisboa es “que las propuestas sean innovadoras”.