Ginés Donaire

Jaén, 18 jun (EFE).- El conjunto arqueológico de Cástulo, en Linares (Jaén), no para de arrojar sorpresas como la aparición de gemas o entalles grabadas de los siglos I y II que, según los expertos, estarían vinculadas con las creencias de los moradores en torno a los dioses y las divinidades romanas.

El Museo Arqueológico de Linares acoge la muestra ‘Glíptica: gemas grabadas’, con una veintena de entalles hallados en la ciudad íbero romana de Cástulo y también algunas procedentes de los fondos del propio museo.
El director del conjunto arqueológico de Cástulo, Marcelo Castro, ha resaltado a EFE “el valor documental único” de estas piezas, que tienen una longitud máxima comprendida entre los 10 y los 18 milímetros.
Una decena de gemas fueron halladas en una precisa localización de Cástulo, dentro de un mismo contexto estratigráfico y las otras diez forman parte de la colección del Estado, entre ellas un anillo con Júpiter procedente de El Centenillo.
Según los estudios realizados son ejemplo de las creencias de los moradores de la ciudad durante los siglos I y II, pues se reconocen siete de los trece dioses romanos principales, además de otras deidades, y otorgan un protagonismo singular a divinidades consideradas secundarias del panteón romano, como Bonus Eventus o Victoria. Destaca una divinidad de origen egipcio que es un amuleto indicado contra los problemas abdominales.
“Todo ello podría indicar que las preferencias mayoritarias de la población de Cástulo no estaban guiadas por la jerarquía romana. Las divinidades aparecen en dieciocho de las veinte gemas de esta exposición, mientras que las dos restantes incluyen escenas cinegéticas y pastoriles”, ha señalado Marcelo Castro.
Las diez gemas halladas en Cástulo durante una campaña de excavaciones en 2011 salieron a la luz gracias a la tamización de toda la tierra retirada. Sólo dos piedras fueron recuperadas formando parte de las joyas originales y los resultados de los estudios arqueológicos determinan que, en algún momento, los anillos habrían sido reciclados, separando la parte metálica de las gemas.
Se trata de un proceso de desarticulación habitual en la época por la que los metales eran nuevamente fundidos mientras que las piedras podrían subsistir si eran apreciadas por su valor.
Los entalles expuestos están realizados en materiales como cornalina, ónice, ágata, pasta vítrea, jaspe y cristal de roca. Su reducido tamaño es muestra de la destreza de la época para tallar sobre piedras duras y la habilidad requerida para grabar imágenes en miniatura, por lo que se deduce el uso de herramientas de gran precisión, conocimientos y medios.
Las imágenes fueron grabadas en hueco, bien realizando incisiones o abrasiones sobre la superficie de las piedras o bien, en el caso de la pasta vítrea, aplicando un molde en positivo sobre el cuarzo fundido. Esta solución facilitaría que, a partir de los entalles grabados, se pudieran obtener otras imágenes “en positivo” aplicando las piedras sobre cera, lacre u otros materiales blandos.
Estos entalles o gemas grabadas, que fueron en su mayor parte manufacturadas en los siglos I y II d.C., tienen -como ha explicado el delegado territorial de Cultura y Deporte, José Ayala- “un interés arqueológico y artístico indudable”.