Las mujeres del Getxo Rugby, en la élite del deporte, quieren ser palanca por la igualdad

En cada placaje, melé y punto conseguido, las mujeres que componen el Getxo Rugby, de entre 17 y 40 años, se reivindican en la élite de un deporte en el que son válidos todos los cuerpos, viven su feminidad como les da la gana y se sienten empoderadas, aunque hay cosas que cambiar y quieren ser palanca hacia la igualdad. En el Día de la Mujer de 2025, la discriminación es evidente en el ámbito deportivo, que aún dirigen casi en exclusiva los hombres y donde los valores de la masculinidad tradicional se asocian a simple vista a modalidades como el rugby, vinculado a la fuerza y la agresividad. EFE/ Miguel Toña

Sandra Fernández Chelvi.

Bilbao,  7 mar (EFE).- En cada placaje, melé y punto conseguido, las mujeres que componen el Getxo Rugby, de entre 17 y 40 años, se reivindican en la élite de un deporte en el que son válidos todos los cuerpos, viven su feminidad como les da la gana y se sienten empoderadas, aunque hay cosas que cambiar y quieren ser palanca hacia la igualdad.

En el Día de la Mujer de 2025, la discriminación es evidente en el ámbito deportivo, que aún dirigen casi en exclusiva los hombres y donde los valores de la masculinidad tradicional se asocian a simple vista a modalidades como el rugby, vinculado a la fuerza y la agresividad.

Pero, según han contado a EFE las jugadoras del Getxo Rugby, tiene mucho más de trabajo cooperativo, estrategia, empatía entre mujeres y conexión como grupo.

Solidaridad entre mujeres

En cada placaje, melé y punto conseguido, las mujeres que componen el Getxo Rugby, de entre 17 y 40 años, se reivindican en la élite de un deporte en el que son válidos todos los cuerpos, viven su feminidad como les da la gana y se sienten empoderadas, aunque hay cosas que cambiar y quieren ser palanca hacia la igualdad. En el Día de la Mujer de 2025, la discriminación es evidente en el ámbito deportivo, que aún dirigen casi en exclusiva los hombres y donde los valores de la masculinidad tradicional se asocian a simple vista a modalidades como el rugby, vinculado a la fuerza y la agresividad. EFE/ Miguel Toña

Itsaso Reina, capitana del equipo ascendido el año pasado a División de Honor, aclara que “lo más importante del rugby es hacer un ensayo y para ello necesitamos de la colaboración de todas las jugadoras. No se consigue con que una sea muy buena. Si no tiene al resto de compañeras detrás, que la apoyen en todo, jamás va a llegar el ensayo”.

“Esa colaboración entre nosotras, es lo que más me gusta”, lo que la ha enganchado al equipo. Además, “aquí todos los cuerpos son válidos” y cada uno tiene su función. “Da igual si eres grande o pequeña, si pesas mucho o poco; hay un puesto para cada jugadora y por eso creo que supera cualquier discriminación” relacionada con cánones de cuerpos considerados normativos.

“De hecho, es más importante la estrategia y la cooperación que la fuerza, aunque parezca lo contrario”, reflexión que comparte su compañera Luna Arroyo. “Desde fuera parece agresivo” pero es “un deporte muy inteligente”, en el que se preparan “un montón de jugadas para que ese contacto no se llegue a dar”.

“El contacto es la última opción y, aunque al final es inevitable, está muy controlado” por las normas que hay dentro del campo y porque para evitar lesiones se hace mucho trabajo de gimnasio.

El valor de los cuerpos de las mujeres

En cada placaje, melé y punto conseguido, las mujeres que componen el Getxo Rugby, de entre 17 y 40 años, se reivindican en la élite de un deporte en el que son válidos todos los cuerpos, viven su feminidad como les da la gana y se sienten empoderadas, aunque hay cosas que cambiar y quieren ser palanca hacia la igualdad. En el Día de la Mujer de 2025, la discriminación es evidente en el ámbito deportivo, que aún dirigen casi en exclusiva los hombres y donde los valores de la masculinidad tradicional se asocian a simple vista a modalidades como el rugby, vinculado a la fuerza y la agresividad. EFE/ Miguel Toña

Al principio, cuenta, “tuve un sentimiento agridulce, de miedo a los golpes, pero a la vez me sentía tan bien de superarlo que fui consciente de que me ayudaba a crecer como persona”, por “superar las dificultades físicas y porque me sentía más empoderada, más fuerte y con ganas de seguir”.

Aún hay personas que juzgan “si eres femenina o si no lo eres”. Se sorprenden de que “fuera del campo de rugby una jugadora vaya, por ejemplo, con vestido o se maquille”. Quienes no conocen este deporte “lo relacionan con unos estereotipos determinados y no tiene nada que ver: puedes ser muy femenina y jugar al rugby o más masculina o como quieras ser, y no jugar a un deporte de contacto”.

Arroyo ha jugado en la selección y constata que los clubes con más recursos y servicios propios para el equipo femenino, como gimnasios, fisioterapeutas o nutricionistas, suelen ser más competitivos porque “pueden seguir creciendo como jugadoras y llegan más preparadas”.

Garazi Izagirre, que no llega al 1,60 metros de altura, habla con un ojo morado por un lance del partido del domingo, pero “no tiene miedo” al salir a la hierba porque no sufren más lesiones graves que en otros deportes.

“Es verdad que aún es un deporte minoritario en mujeres, pero en estos últimos años ha habido un cambio enorme y cada vez hay más jugadoras y más clubes, y ahora tendrá más visibilidad porque la selección española se ha clasificado este año para el Mundial en Inglaterra”.

 “Aún así, faltan muchas cosas por hacer”, dice Izagirre.

Las jugadoras del Getxo han pedido participar en la directiva del club, ser escuchadas y tenidas en cuenta, pero “aún estamos en ello”.

Con ambición

Ansían contar con patrocinadores y más recursos porque tienen “ambición” y esperan terminar la temporada en los primeros puestos de la máxima categoría en España.

Ello requiere mucha labor para encajar agendas porque fuera del campo son maestras, panaderas, estudiantes y también madres de familia numerosa.

“Fue maravilloso” cuando los tres hijos de una jugadora veterana saltaron al campo a abrazarla cuando lograron el ascenso, recuerda la capitana, que le agradece que, “con todo lo que tiene que hacer”, con su trabajo y los cuidados, “haga un esfuerzo por seguir con nosotras”.

La desigualdad

En la web del Getxo Rugby, el primer equipo es el de hombres, que ha descendido a tercera división, y al de ellas, en la categoría reina del rugby en España, lo denominan ‘neskak’ (chicas).

El primero, con un presupuesto mucho mayor que la del segundo, como ocurre en muchos clubes, según lo deciden las respectivas directivas, casi siempre integradas solo por hombres.

Convencidas de su papel transformador

Éstas jugadoras están convencidas de la importancia de dar visibilidad al deporte de mujeres como transmisor de valores para superar prejuicios y estereotipos de género.