Las mujeres, las víctimas más invisibles del maltrato y los abusos a las personas mayores

Imagen de archivo de la concentración en Madrid frente al Congreso de los Diputados con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la vejez. EFE/Zipi Aragón

Ana Rodrigo

Madrid, 15 jun (EFE).- El maltrato hacia las personas mayores afecta especialmente a las mujeres, con mayor vulnerabilidad por la dependencia económica que tienen muchas ellas de sus agresores y el aislamiento social, lo que provoca que la mayoría de las situaciones permanezcan invisibles dentro de los domicilios.

En el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, Naciones Unidas recuerda que una de cada seis personas mayores de 65 años en el mundo sufre algún tipo de maltrato o abuso, una estimación de una realidad muchas veces silenciada y normalizada.

En España hay 2.401 casos activos de mujeres con más de 65 años víctimas de violencia de género, según los últimos datos del sistema VioGén del Ministerio del Interior, a fecha de 28 de febrero de 2025. Este dato representa un porcentaje significativo dentro del total de 100.899 casos activos en toda España.

Más allá de la violencia en la pareja

Pero la violencia y los abusos que sufren las personas mayores van más allá del entorno de la pareja.

De los casos atendidos por Cruz Roja en su programa ‘Buen Trato a Personas Mayores’, el maltrato psicológico fue el más frecuente, seguido por el abandono, el abuso económico y la negligencia.

La entidad atendió en 2024 a 2.232 personas mayores en situación de maltrato, de las que el 85 % eran mujeres.

«Las cifras reales probablemente sean aún mayores, ya que la capacidad de detectar y acompañar a todas las personas que lo sufren sigue siendo limitada», explica Ramón Jané, director de Inclusión Social de Cruz Roja Española.

No obstante, los datos reflejan una tendencia clara: ser mujer incrementa significativamente el riesgo de sufrir maltrato en la vejez, riesgo que se agrava cuando se suman otros condicionantes como ser migrante, pertenecer a una minoría religiosa o tener una orientación sexual no normativa, casos de violencia múltiple en los que aún es más difícil detectarla.

El espacio en el que producen esas situaciones está vinculado al entorno familiar o de cuidados, donde existe una fuerte dependencia física y emocional. Este vínculo de dependencia, sumado a sentimientos de vergüenza o miedo, dificulta enormemente la visibilización del problema.

«No son capaces de denunciar a su agresor», advierte el Defensor

El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha instado a reforzar la protección de las mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género, que enfrentan obstáculos significativos que dificultan su denuncia y el acceso a la justicia.

En 2024, la institución recibió 34.400 quejas de este grupo particularmente vulnerable, que enfrenta barreras adicionales para acceder a los derechos y recursos disponibles para la protección contra el maltrato.

«No son capaces de denunciar a sus agresores y tienen muchas dificultades para salir del entorno violento. Quienes en este contexto consiguen pedir ayuda se enfrentan a servicios y políticas públicas no adaptados a su realidad, porque tienden a partir del presupuesto de una víctima más joven, que sufre una agresión en un momento puntual y que es capaz de afrontar por sí misma una nueva vida y alcanzar su independencia económica», advierte el Defensor.

En la rendición de cuentas en el Parlamento este jueves sobre la actividad de la institución, Gabilondo destacó las dificultades que enfrentan las mujeres mayores para salir de la situación de maltrato, como la incomprensión social, servicios públicos no adaptados y violencia económica de género.

«Sufren una doble discriminación, por su condición de mujeres y por el edadismo. A menudo esta violencia se oculta; es oculta, perpetrada durante años y normalizada socialmente, impidiendo la denuncia y dificultando la salida del entorno violento», argumentó el defensor.