Quito, 29 mar (EFE).- Las palabras que escuchó de niña, en voz de su abuela Alborada, se han convertido ahora en el eje de un libro en el que la ecuatoriana Mirian Esparza recopila unos 700 refranes, esos pequeños tesoros orales que esconden siglos de sabiduría popular.
“Cuando hay higos en la huerta, hay amigos en la puerta. Se acabaron los higos, se fueron los amigos”, es uno de los refranes que sellaron la adolescencia de Esparza, quien comentó a EFE que publicó el libro con la finalidad de apoyar al rescate de la tradición oral.
En su libro de 142 páginas titulado ‘Como decía mi abuela’, Esparza clasificó los refranes en orden alfabético y por temáticas, sin otro propósito que facilitar un orden en su lectura.
Diplomática con 33 años de servicio, Esparza destaca la simpleza de los refranes y la sabiduría con la que “invitan a reflexionar”, como aquel que señala que “Con las glorias se olvidan las memorias”, o “Consejos vendo, pero para mi no tengo”, en referencia a quienes dan consejos a otros, pero no los aplican en su propia vida.
De refranes que repetía su abuela sobre la vida y la realidad, rescata: “De esta vida sacarás panza llena y nada más”, en alusión a que lo material es temporal y lo importante es disfrutar el presente, o “Desnudar a un santo para vestir a otro”, relativo a solucionar un problema creando otro.
“Esta es una manera de mantener viva la memoria de nuestros ancestros, es una tradición que viene de generación en generación, llena de sabiduría”, dijo Esparza quien acaba de terminar su misión como embajadora en Bolivia y fue cónsul en Toronto y París.
Un puente entre generaciones
El libro de Esparza, exembajadora en Chile, es un viaje al corazón de los refranes, una exploración que no solo desentraña el significado, sino también las raíces, evolución y relevancia en la sociedad actual, asegura la escritora, periodista y docente argentina, Mercedes Fernández.
“Dicen que los refranes son ventanas hacia la sabiduría colectiva, espejos que reflejan tradiciones, valores y experiencias de los pueblos”, añade en la introducción del texto.
A lo largo del tiempo, estas expresiones breves pero contundentes han sido la brújula de generaciones, ofreciendo advertencias, consejos y humor en momentos de incertidumbre, anota al hablar de los refranes tras cada uno de los cuales “late una historia”.
“Este libro -anota- rescata el habla de la gente y eso es crucial porque cumple una función cultural, educativa y social invaluable. La preservación de la identidad se encuentra en el habla de todos los días, con sus refranes, modismos y expresiones, es una reverberación directa de la identidad de un pueblo”.
Por ello, opina que con este tipo de investigaciones, la autora revaloriza la tarea de “recuperación identitaria que nos debemos, al construir un puente entre generaciones”.
Volver a las raíces
En un mundo cada vez más globalizado, donde los lenguajes tienden a homogeneizarse, valorar las expresiones locales ayuda a destacar la belleza de las particularidades lingüísticas, señala.
Recordar los refranes es, además, para Esparza volver “a las raíces. Uno siempre debe sentirse orgulloso de los ancestros”.
“La vorágine del mundo actual nos lleva por otros caminos y, a veces, olvidamos nuestras raíces y lo importante siempre es eso: volver a nuestras raíces y saber de dónde venimos porque eso nos permite saber hacia dónde vamos”, dijo en alusión a un mundo donde la inmediatez parece borrar lo esencial.
Esparza, que presentó su libro en Bolivia, se ha convertido en la guardiana de refranes que denotan, además, un vínculo cultural compartido, pues su recopilación muestra que algunos trascienden fronteras y se repiten en distintos países, lo que demuestra la universalidad de ciertas ideas y valores humanos.
Estas coincidencias -dijo- evidencian cómo las tradiciones orales conectan diversas culturas y reflejan experiencias comunes, independientemente de la geografía.
Susana Madera