Javier Herrero.
Madrid, 20 mar (EFE).- En un tiempo de “bombardeo” constante de novedades y en el que importa más “cómo se empaqueta” la música, La Bien Querida lanza este viernes ‘LBQ’, “una vuelta a los orígenes, al indie y a la artesanía” de la canción con la que reivindica, frente al signo de los tiempos, el no ser ambicioso.
“Decir que algo no es ambicioso está mal visto y por eso lo digo, pero es que no es un disco pretencioso en el sentido de que es sencillo pero honesto y que he hecho lo que mejor sé”, ha explicado a EFE en una disección de su octavo trabajo de estudio.
‘LBQ’ (Sonido Muchacho) toma el relevo a ‘Paprika’ (2022) y es, en sus palabras, el mejor álbum para conocerla como persona, por los numerosos detalles íntimos que ha incluido, y también como artista, pues convergen todos los estilos por los que ha transitado desde el rompedor ‘Romancero’ (2009).
El contraste por bandera
Mucho antes de la ola de folk nacional contemporaneizado que triunfa, Ana Fernández-Villaverde (Bilbao, 1974) se atrevió a moldear dentro del pop alternativo las formas tradicionales de la música española, incluso pasos de Semana Santa, pero también la canción melódica, la canción italiana, la salsa, el “kraut rock” o el “synth-pop”, por citar algunos géneros.
En este álbum su gusto por el contraste se ve claramente en la transición entre el sentimiento oscuro y “post rock” de ‘Naufragio’, una de sus favoritas, y, justo antes, el esplendor de balada italiana que respira ‘Mundaka’, “un poco como de festival de Sanremo”, dice.
“Ahí David (Rodríguez) se luce un montón como arreglista”, destaca sobre la aportación de quien ha sido productor de la mayoría de sus discos y que, aunque se tantearon otras opciones, vuelve para hacer brillar de manera natural unas letras tan cuidadas como siempre y cargadas de humor. “Es la persona que mejor me entiende”, apunta.
Se aprecia desde el inicio con ‘Ni bien ni mal’ y la paradoja entre unos sintetizadores “muy Van Halen y ochenteros que dan ganas de dar saltos” y la “necesidad de introspección” de la que habla, en un momento en que está “tan sobrevalorada en redes sociales la falsa felicidad que vendemos todo el tiempo y la tristeza total”.
La producción de Rodríguez subraya también versos cargados “de humor y venganza disfrazada de inocencia”, como cuando en ‘SOS’, otra de las destacadas, canta: “Cuando estés solo y estés viejo / querrás haberte quedado conmigo / Yo podría encenderte el fuego / te prepararía sandwichitos”.
“El amor ya no se vive como antes”
El amor una vez más es el centro temático, ya sea para exaltarlo, como en ‘Bar Dixie’, para extrañarlo como en ‘Podría haber sido’, para defenestrarlo y, como novedad en este álbum, “para ensalzar el amor propio más allá del amor romántico”, algo que es fruto del momento vital que atraviesa la artista.
Además, confluyen aquí dos temas dedicados a otro tipo de relación afectuosa, la de la maternidad, tanto en ‘Una estrella’ (“Dedicada a la mujer que algún día será mi hija, cuando yo no esté”, comenta) como en ‘Un milagro’, que escribió para la película ‘On The Go’ de su amiga Julia de Castro y que también puede funcionar como un canto a la amistad.
En su reflexión en torno al amor, en ‘Como te amo yo’ aborda el temor al compromiso, cuando dice “A mí me asusta el miedo de los demás” u “Ojalá tú me quisieras sin saber ni cuándo ni dónde”.
“Vivimos en la cultura del yo y solo pensamos en nosotros mismos. No puede existir amor si antepones eso a la otra persona, si no te expones y no permitimos que nadie nos haga daño, porque al no hacerlo, te pierdes cosas. Para mí, el amor ya no se vive como se vivía antes, pero tampoco voy a juzgarlo”, apostilla.