Lecornu, entre una ligera tregua en las calles y la presión máxima de la izquierda

Imagen del 10/09/2025 de protestas contra los ajustes presupuestarios. EFE/ Edgar Sapiña Manchado

París, 2 oct (EFE).- En menos de un mes al frente del Ejecutivo francés, el macronista Sébastien Lecornu vivió este jueves la tercera jornada de protestas en las calles, marcada por un notable descenso de la participación, aunque recibió una visible amenaza de los socialistas, cuyo apoyo necesita para sacar adelante los presupuestos de 2026.

Los contadores de manifestantes en las más de 250 ciudades en las que estaban convocadas protestas registraron importantes bajadas con respecto a la jornada del pasado día 18 de septiembre, cuando los sindicatos reivindicaron un millón de personas, cifra que la policía redujo a la mitad.

Los sindicatos aseguraron que este jueves salieron a las calles 600.000 manifestantes, poco más de la mitad que hace dos semanas, mientras que las autoridades lo cifraron en 195.000, frente al medio millón de la pasada convocatoria.

También fue menor el número de huelguistas, lo que tuvo una incidencia directa en los servicios públicos, como escuelas y hospitales, pero también en los transportes, que funcionaron casi con total normalidad, en contraste con la casi parálisis de hace quince días.

Los sindicatos reconocieron que los trabajadores no pueden renunciar a tres días de salario y que «muchos de ellos no han hecho huelga por responsabilidad» con sus funciones.

Pero consideraron que, pese a todo, el mensaje de la calle es «contundente», que pide un cambio de rumbo político, mayor gasto social y abandonar la reforma de las pensiones de 2023 que elevaba dos años, hasta los 64, la edad mínima de jubilación.

«Si no responde a nuestras reivindicaciones engrosará el cementerio de los primeros ministros que ya se desborda», aseguró la líder de la CGT, Sophie Binet, que consideró que «Lecornu tiene el récord de haber sufrido tres jornadas de movilización en menos de un mes».

Como el resto de los dirigentes sindicales, rechazó las medidas que ha ido filtrando el primer ministro sobre su nuevo presupuesto, que a su juicio no van en la dirección de sus reivindicaciones.

Lecornu, que presentó este jueves el primer borrador de su presupuesto al Consejo Superior de Finanzas Públicas, se mostró favorable a bajar los impuestos a las parejas que cobren el salario mínimo y a reducir la fiscalidad de las horas extraordinarias, un día después de haber anunciado una revalorización de las pensiones de las mujeres.

Medidas que no han convencido a los sindicatos, pero tampoco al Partido Socialista, cuyos 60 diputados necesita para sacar adelante las cuentas, pero también para protegerse de la moción de censura que anuncia como inminente la izquierdista Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon.

«Si no cambia nada nos inclinamos por votar la moción de censura», aseguró el líder de los socialistas, Oliver Faure, que sin embargo apostó por dar «una oportunidad» al primer ministro, que tiene previsto recibirles este viernes.

Lo hará poco después de que reciba a los representantes de la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen, dentro de una intensa ronda de negociación con los partidos.

En paralelo, el jefe del Ejecutivo multiplica los contactos para formar su nuevo Gobierno, tres semanas después de su nombramiento, un gabinete que los medios franceses consideran que será continuista y compacto.

El anuncio puede llegar el fin de semana, antes de que el lunes la Asamblea Nacional comience sus trabajos y que a lo largo de la semana Lecornu desvele ante los diputados las líneas maestras de su proyecto en el discurso de política general.

Del tono del mismo y de las negociaciones con los partidos, esencialmente con los socialistas, dependerán en buena medida sus opciones de supervivencia.

Lecornu, designado por el presidente francés, Emmanuel Macron, el pasado 9 de septiembre, al día siguiente/fpa/fpa de que el centrista François Bayrou, perdiera la moción de confianza que había planteado, no ha conseguido por ahora atraer apoyos suficientes en la cámara baja.

Faure se mostró tajante y aseguró que «si las cosas no cambian mucho nos dirigimos a una moción de censura que conducirá a una disolución de las cámaras».

Esa decisión está en manos de Macron, que no encuentra salida al bloqueo político en el que se encuentra el país desde las legislativas de julio de 2024, con una cámara dividida en tres bloques irreconciliables.

Luis Miguel Pascual