(Actualiza con la fecha del discurso de política general)

Luis Miguel Pascual
París, 3 oct (EFE).- El primer ministro francés, el macronista Sébastien Lecornu, multiplicó este viernes los gestos hacia el Partido Socialista de cara a los presupuestos para 2026, como medida de salvación de su futuro antes de una semana clave en la que debe desvelar las líneas principales de su gobierno.
Una operación de seducción que no convenció a los líderes socialistas, que consideraron insuficientes sus compromisos y no cerraron la puerta a que sus 60 diputados apoyen una moción de censura que pondría fin al cuarto jefe de Gobierno en un año.
Todo dependerá del tono de su discurso de política general, previsto para el martes por la tarde de la semana próxima, justo después de que nombre su Gobierno, 24 días después de su designación.
«Busquen compromisos»
Hasta ahora discreto ante los medios, Lecornu compareció a primera hora del día para asegurar que no aplicaría el artículo constitucional que le permite adoptar las cuentas sin voto parlamentario, el mismo que permitió a François Bayrou adoptar los presupuestos de 2025.
«Es necesario que los partidos busquen compromisos, que cada uno haga renuncias», dijo Lecornu, que consideró que «en los grandes asuntos a debate las cosas no son binarias», lo que permite encontrar «terrenos de acuerdo».
Una última tabla de salvación para su Ejecutivo y una exigencia de los socialistas que, minutos más tarde, acudían a su despacho dentro de la ronda de contactos que el jefe del Gobierno había lanzado con la ultraderechista Marine Le Pen.
Si la primera tuvo un paso breve por la sede del Ejecutivo, los socialistas estuvieron más de dos horas negociando, aunque a la salida no dieron palabras alentadoras sobre sus intenciones.
«No estamos satisfechos, mantenemos nuestras exigencias (…) Le damos unas horas más para que reflexione sobre ellas y nos responda en el discurso de política general», aseguró el líder socialista, Olivier Faure, a la salida de la reunión con Lecornu.
Los socialistas consideraron insuficiente el impuesto al patrimonio financiero de las grandes fortunas que propuso el primer ministro y señalaron que en la mesa del Parlamento no solo debe estar el presupuesto, también otras medidas como la derogación de la reforma de las pensiones de 2024, la medida estrella del mandato de Emmanuel Macron que retrasa dos años, hasta los 64, la edad mínima de jubilación.
«Si se pone bajo tutela del Parlamento tiene que hacerlo de la A a la Z», dijo Faure.
En la misma línea se pronunciaron ecologistas y comunistas, que también pasaron por el despacho de Lecornu y que constataron que la base de negociación es próxima a la elaborada por el centrista François Bayrou, que buscaba recortes por valor de 44.000 millones de euros, lo que provocó su caída en una moción de confianza el 9 de septiembre pasado.
Tampoco Le Pen pareció dispuesta a sustentar al Gobierno a cualquier precio, aunque la líder ultraderechista, que llegaba con su tradicional discurso de recortes de ayudas a inmigrantes y de la financiación a la Unión Europea, no recibió ningún guiño de parte de Lecornu.
Discurso clave
El primer ministro se la jugará en los próximos días. Esta previsto que este fin de semana nombre a su nuevo Gobierno, que se espera muy continuista con el actual, antes de lanzar el discurso clave que puede marcar su futuro.
Su intención pasa por mantener el apoyo de los partidos macronistas, pero también de la derecha moderada.
Pero el líder de estos últimos, el actual ministro del Interior en funciones, Bruno Retailleau, aseguró que su continuidad en el Ejecutivo no está garantizada y la condicionó a obtener compromisos tangibles del primer ministro en materia de lucha contra la inmigración ilegal y reducción del déficit.
En declaraciones al diario Le Figaro, Retailleau consideró que la mano tendida a los socialistas no ayuda y en redes sociales advirtió que amalgamar intereses puede conducir a renunciar a los recortes que, a su juicio, necesita el país.
Lecornu se encuentra con la difícil ecuación de hacer convivir en sus cuentas intereses tan antagónicos como los de los socialistas y la derecha tradicional.
El tercer bloque de la cámara baja, el de La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, ni siquiera acudió a la ronda negociadora y mantiene su intención de presentar una moción de censura que obligue a Macron a disolver la Asamblea Nacional.
«No te creemos, Lecornu. Solo has dicho palabras sin contenido real», aseguró Mélenchon en una intervención ante la prensa.