Lee Jae-myung promete buscar la unidad y restaurar la economía y la democracia surcoreanas

El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, al prestar juramento este miércoles, 4 de junio, durante su ceremonia de investidura, en el Salón Rotonda de la Asamblea Nacional, en Seúl (Corea del Sur). EFE/Jeon Heon-Kyun/Pool

Seúl, 4 jun (EFE).- El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, dijo este miércoles que su prioridad es buscar la unidad nacional y que se deben dejar las confrontaciones en el pasado y restaurar la economía, la seguridad y la democracia, durante la ceremonia de investidura celebrada frente a la Asamblea Nacional, en Seúl.

El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung (d), al leer un discurso este miércoles, 4 de junio, durante su ceremonia de investidura, en el Salón Rotonda de la Asamblea Nacional, en Seúl (Corea del Sur). EFE/Jeon Heon-Kyun/Pool

«Seré el presidente de todos, que abrace y sirva a todo el pueblo», declaró el mandatario durante su discurso de posesión.

El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, y su esposa Kim Hea Kyung, al despedirse luego de la ceremonia de investidura del mandatario, en la Asamblea Nacional, en Seúl (Corea del Sur) EFE/Lee Jin-man/Pool

Lee también prometió dejar atrás las confrontaciones ideológicas y recurrir a políticas útiles, «sean de Park Chung-hee o Kim Dae-jung», en alusión a dos expresidentes de orientación contraria.

De cara al exterior, el nuevo mandatario apostó por una «diplomacia pragmática centrada en los intereses nacionales», en un entorno de transformación de la economía y de la seguridad globales.

El nuevo presidente afirmó que reforzará la alianza con EE.UU. y dijo que su estrategia de maximizar los intereses nacionales no excluye el diálogo con Corea del Norte.

En clave interna y tras la grave crisis política desencadenada por la ley marcial, Lee prometió «prevenir cualquier intento futuro de insurrección militar» como el que llevó a la destitución de su antecesor, Yoon Suk-yeol.

El nuevo mandatario también apostó por reforzar la industria cultural y convertir a Corea en una potencia del ‘poder blando’.

La ceremonia de investidura tuvo lugar en la Asamblea Nacional (Parlamento), en Seúl, en un formato reducido con solo 360 asistentes, en contraste con los más de 40.000 de la toma de posesión de su predecesor.