São Paulo, 19 jun (EFE).- Un desierto de dunas blancas que esconde miles de lagunas de agua dulce y cristalina: este es el paisaje surrealista de los Lençóis Maranhenses, el paraíso que causa furor en las redes sociales y se ha convertido en un símbolo del turismo sostenible de Brasil.
El fenómeno, que sólo ocurre en esta zona de transición ecológica entre los biomas de la Amazonía, la Caatinga y el Cerrado, es resultado de la acumulación de agua dulce de las lluvias tropicales sobre una superficie impermeable de roca sedimentaria, recubierta por arenas blancas y finas.
La ausencia de contaminantes y de sedimentos orgánicos preserva la transparencia del agua, y, al reflejar la luz solar, el fondo arenoso da a las lagunas tonalidades azules, verdes o turquesas.
Con dunas móviles que pueden alcanzar los 40 metros de altura, este paisaje domina 90.000 de las 155.000 hectáreas del Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses, que se extiende por cuatro municipios del estado de Maranhão, en el noreste de Brasil.
Exuberancia y sostenibilidad
El parque, que recibió más de 440.000 visitantes en 2024, según datos oficiales, es «un poderoso escaparate del potencial del país como destino de ecoturismo y turismo sostenible». Además, transmite la imagen de un Brasil «exuberante, preservado y acogedor», que impacta emocionalmente por su «rara belleza» y «riqueza cultural», dijo en entrevista con EFE el presidente de la Agencia Brasileña de Promoción Internacional del Turismo (Embratur), Marcelo Freixo.
La laguna más visitada es la Lagoa Azul, en la ciudad de Barreirinhas, pero la Lagoa do Buriti Amarelo también destaca por sus tonos rojizos tiznados por la vegetación.
La más grande del parque es la Lagoa da Gaivota, en Santo Amaro, que permanece llena durante todo el año y donde es posible surfear en las dunas.
Además de incontables lagunas y playas desiertas, los turistas pueden admirar las puestas del sol, cielos estrellados y la abundante fauna y flora, con especies endémicas de oso hormiguero y tortuga, así como armadillos y perezosos.
«El turismo es una industria verde que, si se realiza de manera sostenible, puede contribuir a conservar patrimonios como este y las comunidades que los rodean (…) El turismo puede ser para este siglo y para el próximo lo que el petróleo fue para el siglo XX», agregó Freixo.
Cultura y gastronomía
La experiencia única de recorrer los Lençóis puede incluir caminatas por las dunas, frías y compactas debido a la acumulación de agua; paseos en barco por el río Preguiças y visitas a comunidades locales, ricas en cultura y gastronomía.
La aldea de pescadores de Mandacaru, por ejemplo, alberga un faro de 54 metros, uno de los principales miradores de la región.
Ya Caburé, una pintoresca península entre el río Preguiças y el Atlántico, ofrece baños en agua dulce y salada, así como sabores locales entre los que destacan la gallina de campo, el chivo con leche de coco y el pescado.
Para una vivencia más «completa y segura», es recomendable contratar guías locales, según Cristiane Figueiredo, jefa del parque gestionado por el Ministerio de Medio Ambiente a través del Instituto Chico Mendes De Conservação da Biodiversidade (ICMBio).
«Cada restaurante, o área de hamacas, tiene una característica particular de población tradicional local», detalla a EFE.
Apelo internacional
Aunque ofrece distintos paisajes deslumbrantes durante todo el año, la alta temporada de extranjeros actualmente se concentra entre agosto y septiembre.
Para Freixo, estos turistas, sobre todo franceses, alemanes, portugueses, británicos y estadounidenses, además de los suramericanos, encuentran en el destino «la combinación perfecta entre naturaleza deslumbrante y aventura», y son conquistados por «una experiencia auténtica».
«Esta imagen es fundamental para atraer a turistas que valoran autenticidad, naturaleza y responsabilidad ambiental, y contribuye a que vuelvan a Brasil para descubrir otros destinos igualmente sorprendentes», sostuvo.
Por otro lado, el reconocimiento como Patrimonio Natural de la Humanidad otorgado al parque en julio de 2024 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) está impulsando la fama internacional del parque.
Ese mismo año apareció en el cuarto lugar entre los destinos turísticos brasileños más buscados por extranjeros en internet, apenas por detrás del Cristo Redentor y el Pan de Azúcar, en Río de Janeiro, y de las Cataratas del Iguazú, en la frontera con Argentina, según datos de la plataforma Similarweb publicados por la revista ‘Tendencias del Turismo’ de 2025.
Según Freixo, las más de 12.000 búsquedas registradas «refuerzan su valor como un activo turístico de prestigio global» y corroboran los esfuerzos de Embratur junto a otros organismos y compañías aéreas para mejorar la conectividad del destino.
«Brasil tiene destinos increíbles y únicos de norte a sur. Ese es justamente su diferencial turístico. Solo aquí hay playas paradisíacas, chapadas con cascadas, la Amazonía, el Pantanal y, por supuesto, un desierto inundado como los Lençóis Maranhenses», concluyó.
