León de Aranoa ordena su ‘Leonera’ con un libro de cuentos: “Yo solo creo en la ficción”

El cineasta Fernando León de Aranoa ha tachado este martes de "surrealista" que Donald Trump pretenda imponer aranceles del 100 % a las producciones cinematográficas extranjeras y ha remarcado que le parecería "estupendo" que se estableciera una reciprocidad en la que Estados Unidos, ha remarcado, llevaría todas las de perder. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

Madrid, 6 may (EFE).- Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) ha publicado ‘Leonera’ (Seix Barral), un libro de cuentos donde el cineasta, en su faceta de escritor, intenta ordenar sus ideas y experiencias de la última década, periodo en que empieza a ser consciente de su mortalidad, y busca amparo en la ficción.

El cineasta Fernando León de Aranoa ha tachado este martes de "surrealista" que Donald Trump pretenda imponer aranceles del 100 % a las producciones cinematográficas extranjeras y ha remarcado que le parecería "estupendo" que se estableciera una reciprocidad en la que Estados Unidos, ha remarcado, llevaría todas las de perder. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

“Solo creo en la ficción: es lo que sirve a los no creyentes para encontrar una explicación a cosas como el fallecimiento de una persona querida; es el amparo que la religión tiene para los creyentes”, ha remarcado este martes en una entrevista con agencias de prensa sobre este libro, el segundo que publica tras ‘Aquí yacen dragones’, de 2013.

Son cien relatos, algunos tan breves como un aforismo -“Coherencia: La novia del guionista era puro conflicto”-, que tienen la voluntad de “explicar las cosas que me han sucedido, pero sobre todo las que he hecho”, dice el cineasta, en los últimos diez años.

Y eso que a veces él mismo duda entre lo que ha vivido y lo que ha imaginado. “Está todo muy mezclado y muchas veces es muy difícil discernir hasta para mí. Esto me pasa a veces: no me traiciona la memoria todavía, pero me traiciona la imaginación”, bromea.

Los relatos que dedica al fallecimiento de su padre y a cómo él se preparaba para despedirse de este mundo -‘Ligero equipaje’-, o los que dedica a su hija -como ‘Confianza’ o ‘Crecer’- suponen “menos juegos de manos, menos ficción” y en ellos “hay una exposición más franca de algo que sucede o ha sucedido”.

“Pero siempre con esa vuelta de tuerca, de intentar entender ese momento de otra manera”, como en ‘El peso de las cosas’, donde el creador mezcla lo emocional con las leyes de la física al reflexionar sobre la relatividad de un peso de 30 kilos, ligero si se trata de una hija o excesivo si hay que levantarlo en una maleta.

Sus cuentos beben de influencias como Julio Ramón Ribeyro, Raymond Carver, Julio Cortázar o Eduardo Galeano, y nacieron con el motor de la curiosidad y la indagación.

“Para mí se trata de encontrar en lo cotidiano lo excepcional: rupturas, relaciones, distanciamientos con amigos o fallecimientos. Lo excepcional está ahí y muchas veces no lo vemos porque la rutina es un corredor muy poderoso que nos lleva hacia adelante y no nos permite detenernos a ver”, reflexiona.

Varios de los relatos inciden también en el propio envejecimiento, a veces con humor, como en ‘La traición de los espejos’, que explica cómo esos artefactos nos devuelven una imagen que no es la nuestra, y otras de forma más melancólica.

Una vez sobrepasados los cincuenta años, alrededor de los que el director de ‘Barrio’ sitúa su propia consciencia de la muerte, decide utilizar el “montón de parapetos” que ofrece la ficción: el humor, la poesía, el drama, la metáfora o la paradoja.

Como también hace en películas como ‘El buen patrón’, en ciertos relatos deja un final algo abierto. “A mí como lector y como espectador me gustan las películas o los libros que te apelan y también requieren un pequeño esfuerzo, las que no lo hacen me parecen muy aburridas”, opina.

También hay lugar para el amor romántico y la amistad, las noches compartidas en los bares -solo hay una dedicatoria, a Jordi, un buen amigo fallecido- y lo literario. “Hay una buena parte de los cuentos que son una reflexión sobre para qué sirve la ficción y este oficio”, afirma.

León de Aranoa reconoce que le gustaría escribir un relato más largo, una novela, y hasta ahora no lo ha hecho por falta de tiempo. “Mi dedicación al cine ocupa todo mi tiempo, requiere mucho empeño, y por eso solo se puede hacer si se está enamorado del proyecto”, remarca sobre su oficio principal.

Marina Estévez Torreblanca