Santander, 5 mar (EFE).- El director y dramaturgo Juan Carlos Rubio estrena este jueves en el Palacio de Festivales de Cantabria ‘Música para Hitler”, con Carlos Hipólito en el papel de Pau Casals, el violonchelista que eligió decir no a los nazis a pesar de las posibles consecuencias.
Escrita a cuatro manos con Yolanda García Serrano, Rubio espera que esta obra sirva para recordar que “los tiempos pasados pueden estar más presentes de lo que pensamos si no andamos con cuidado”.
“El recortar las libertades o que haya censura en todo lo que somos como artistas o como seres humanos puede estar a la vuelta de la esquina si no somos capaces de decir no”, ha advertido durante la presentación de este espectáculo en Santander.
La historia se desarrolla en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Pau Casals (Carlos Hipólito), su mujer (Kiti Mánver) y su sobrina (Marta Velilla) se instalan en la ciudad francesa de Prades, cerca de los refugiados españoles de la Guerra Civil, y reciben la visita de un oficial nazi (Cristóbal Suárez), que le propone tocar para Hitler.
Carlos Hipólito trabaja por primera vez bajo la dirección de Rubio en esta obra, que, a su juicio, “habla de la dignidad y de la posibilidad de decir no, aunque las consecuencias sean terribles”.
Es el único actor nuevo en un equipo que ya eligió el Palacio de Festivales para estrenar hace dos años “El inconveniente”. Fue justo después de que el primer proyecto para montar ‘Música para Hitler’ se frustrase porque el actor que iba a encarnar a Casals, Emilio Gutiérrez Caba, no pudo seguir adelante con la obra, ha explicado Rubio.
‘Música para Hitler’ es “el décimo hijo” de Rubio con Mánver, ha bromeado la intérprete malagueña, que cree necesario contar este tipo de historias “en una época en la que a través de las redes sociales se miente tantísimo”, historias que te “dan un pellizco en la mente y el corazón”.
Para Cristóbal Suárez, que le ha tocado interpretar al nazi de la función, se habla mucho de desnaturalizar a las víctimas pero también existe el peligro de desnaturalizar a los verdugos como su personaje pintándolos “como animales”.
“Nos quedamos en un análisis muy pequeño y esta función intenta agrandar un poco el espacio y la mirada para arrojar un poco de luz en estos momentos que vivimos”, ha destacado.
Según Juan Carlos Rubio, como autor tiene el derecho y la obligación de defender a sus personajes y no puede juzgarlos sino exponerlos como hace con el oficial nazi, para que el público al final saque sus conclusiones.
“Lo que el público necesita es un buen espectáculo, hecho con talento y con entrega”, ha defendido.
