Llevar la música a un pajar cántabro para reivindicar la revitalización de los pueblos

El Festival Torre de Villaescusa, que ha arrancado este fin de semana y ofrecerá un concierto cada sábado de julio, busca reivindicar la revitalización de los pueblos llevando la música al pajar de la cuadra de una torre medieval en Villaescusa, en Campoo de Enmedio. EFE/ Eva García

Villaescusa (Cantabria), 5 jul (EFE).- El Festival Torre de Villaescusa, que ha arrancado este fin de semana y ofrecerá un concierto cada sábado de julio, busca reivindicar la revitalización de los pueblos llevando la música al pajar de la cuadra de una torre medieval en Villaescusa, en Campoo de Enmedio (Cantabria).

La música de un violín y un piano se mezcla con el sonido de los campanos de las vacas, el de algún tractor que baja del monte y el canto de los pájaros en la sesión inaugural del festival, que celebra su primera edición este verano.

El concierto de la violinista jienense María del Mar Jurado y el pianista cántabro Anselmo Bustamante ha reunido a más de 100 personas, la totalidad del aforo, en el pajar reformado.

Con un repertorio que ha incluido obras de Manuel de Falla, Jesús de Monasterio o Pablo Sarasate, esta primera cita ha hecho arrancar al festival «como si estuvieran en el salón de su casa», en palabras de la joven artista, que ha ofrecido más de una hora de concierto.

Y eso es lo que su organizador, el pianista José Imhof, pretende con el evento, llevar la música y la cultura a un pueblo, en un entorno natural como el Valle de Campoo y abriendo a los asistentes las puertas de su casa, según explica a EFE.

Así habrá los próximos tres sábados de julio, «una fiesta en casa» por la que pasarán un cuarteto de cuerda de mujeres, un coro de música renacentista y Casapalma, que fusiona las montañesas con electrónica.

Revitalizar los pueblos

«La idea es revitalizar los pueblos, demostrar que se pueden hacer verdaderas locuras, como montar un festival de música y traer a una violinista extraordinaria de Jaén, que se llene y que la gente lo disfrute», explica Imhof.

El pianista, que vive en la casa adosada a la Torre, donde también tiene su escuela de piano, destaca que el festival es «un sueño de hace muchos años» que desarrolla ahora porque ha cultivado la experiencia y conseguido el apoyo para hacer un evento que ofrezca un programa diverso.

«El festival viene para quedarse muchos años», asegura el organizador, y anima a la población a asistir a los conciertos que tendrán lugar los días 12, 19 y 26 de julio porque cada espectáculo está «muy meditado» y todas las citas serán «experiencias muy distintas».

Además de seguir el concierto los asistentes han podido charlar con los músicos, en un intercambio cultural que los vecinos han acogido con entusiasmo.

«Eventos como éste dan a conocer más el pueblo. Yo no esperaba tanta gente y estaba esto lleno. Por algo se empieza, lo que hace falta es que nos conozcan y que esto vaya a más», explica a EFE Chiqui, un vecino del pueblo que ha asistido al concierto.

Como en el salón de casa

María del Mar Jurado (Jaen, 2003) explica a EFE que aunque nunca había tocado en un pajar, ha sido una experiencia «muy buena» por la cercanía con el público, que «parecía conocer el repertorio», y añade que se ha sentido «como si estuviera tocando en el salón de su casa».

«Hacer este tipo de cosas en un pueblo, en sitios más aislados donde no llegan tanto los proyectos culturales, me parece una idea muy interesante porque hay gente que no puede asistir a un concierto de música clásica y piensa que es inaccesible», señala la violinista.

Jurado agrega que facilitar el intercambio cultural entre el público y los artistas hace del festival un evento «más cercano y menos institucional».

El Festival Torre de Villaescusa cuenta con el apoyo de la Consejería de Cultura y la Real Sociedad Menéndez Pelayo y las entradas pueden adquirirse a través de su página web o en la puerta del recinto el día de cada concierto. EFE

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