«Lo lograremos», diez años de una frase de Merkel que sigue causando debate en Alemania

El canciller alemán, Friedrich Merz. EFE/EPA/AARON SCHWARTZ

Berlín, 23 ago (EFE).- La frase ‘Wir schaffen das’ o «Lo lograremos» pronunciada en 2015 por la entonces canciller, Angela Merkel, sirvió para animar a Alemania ante una llegada masiva de demandantes de asilo procedentes de la guerra civil siria, pero, una década después, Friedrich Merz, dirige el Gobierno lejos de esas palabras.

En su última gran conferencia de prensa estival en Berlín, el pasado mes de julio, Merz dijo lo que pensaba sobre la frase de Merkel: «Diez años después, sabemos que, evidentemente, no hemos logrado lo que ella quería en aquel entonces».

De hecho, Merz dice haber aplicado «correcciones» a las políticas de inmigración y asilo de Merkel y de su predecesor, Olaf Scholz, gestiones que causaron una sensación de saturación en muchas administraciones locales.

El Consejo Científico sobre Integración y Migración (SVR), grupo de expertos independientes que asesora al Ejecutivo federal, señaló en su último informe, publicado en junio, que hay «déficits evidentes» observables en muchos niveles en materia migratoria y de asilo.

Según el SVR, «los tiempos de espera excesivamente largos para los trámites relacionados con la inmigración», «los trabajadores cualificados extranjeros suelen mostrarse reacios a buscar empleo», hay «frustración en el personal administrativo» además de una «lenta integración de los refugiados en el mercado laboral» y «deficiencias en la aplicación de la ley de residencia».

Gerald Knaus, cofundador y presidente del laboratorio de ideas Iniciativa de Estabilidad Europea (ESI), explicó a EFE que Merz tiene razón al decir «no lo logramos» si se refiere a que «en los últimos tres o cuatro años, el 80 % o el 75 % de la población según la encuesta dice que quiere menos migración».

Resiliencia del sistema de acogida

Knaus, sin embargo, puso de relieve que al desafío de 2015 y 2016, años en que llegaron a Alemania más de un millón de demandantes de asilo, se dio una respuesta que aplacó el problema, con un acuerdo migratorio UE-Turquía impulsado por Berlín y  gestado en reuniones de este investigador con responsables del Gobierno de Merkel.

«La administración, el Estado, la sociedad sí que lo lograron», defendió Knaus, pues todos los que vinieron a Alemania en aquella crisis «tuvieron un proceso justo».

«El sistema de asilo no colapsó. La Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF) se convirtió en la mayor autoridad de asilo del mundo. En segundo lugar, todos los niños han ido a la escuela, la gente no ha dormido en la calle, no hay campamentos. La acogida funcionó», expuso.

Hasta 2020, gracias al acuerdo con Turquía, la llegada de inmigrantes se redujo, pero ese año, Ankara suspendió la cooperación, y desde entonces las llegadas a Alemania de refugiados volvieron a crecer ostensiblemente.

Eso mismo ocurrió tras comenzar la ilegal guerra de agresión rusa contra Ucrania, pues algo más de un millón de ucranianos han encontrado asilo en suelo alemán.

Tensiones por los refugiados

Según cálculos del ESI, Alemania ha dado, en la última década, más de 1,4 millones de respuestas positivas de asilo, sin contar con la acogida a los 1,2 millones de refugiados ucranianos.

Knaus recuerda que, «por lo que sabemos, si en poco tiempo, como en 2022, llegan más de 250.000 solicitantes de asilo y más de un millón de refugiados ucranianos en 12 meses, eso inevitablemente provoca tensiones».

Una expresión de esas tensiones ve él en el auge del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el principal partido de la oposición en el panorama político alemán en virtud del segundo lugar que logró en las pasadas elecciones generales.

AfD, considerada parcialmente como un «caso de seguro de extremismo de derechas» por la Oficina para la Protección de la Constitución, nombre que reciben en Alemania los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, es el partido con la línea más dura en inmigración.

Críticas al «teatro» de Merz

Merz ha dado un giro para endurecer la política migratoria y de asilo de Alemania, donde su predecesor Scholz, ya decía que había que realizar «deportaciones a gran escala».

Con Merz, el Gobierno alemán ha suspendido la reagrupación familiar durante dos años para las personas con protección subsidiaria -no consideradas refugiados- e impuesto controles en sus fronteras, entre otras cosas.

Para Knaus, esas medidas son «teatro político», especialmente los «costosos» controles fronterizos dentro del espacio Schengen.

«Prácticamente nadie es devuelto a su país» y, si se da el caso, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea lo declarará ilegal, según él.

Merz, sin embargo, defiende su política, y se apoya en datos como que en la primera mitad de 2025 el número de demandas de asilo se redujo un 43 %, hasta las 65.495.

Salvador Martínez Mas