Lorenzo Silva: en pandemia “todos fracasamos” y “pagamos el peaje” en vidas

Lorenzo Silva en una imagen distribuida por la editorial. EFE. CEDIDA POR LA EDITORIAL DESTINO

Magdalena Tsanis

Illescas (Toledo), 7 mar (EFE).- Cinco años después de la irrupción del covid, el escritor Lorenzo Silva ha introducido la pandemia y su impacto sobre los mayores en la saga de novela negra que protagonizan Bevilacqua y Chamorro, que ya ha cumplido 30 años y acumula más de 2,5 millones de ejemplares vendidos.

“Siempre que pasa una calamidad se busca a un tonto para culpar y el resto exonerarnos, pero todos fracasamos ante una amenaza identificada y pagamos el peaje de ciento y pico mil vidas”, ha afirmado el autor en un encuentro con periodistas en el puesto de la Guardia Civil de Illescas (Toledo).

Ese es uno de los escenarios donde transcurre la novela ‘Las fuerzas contrarias’, la número 14 de la saga que ha hecho de Silva (Madrid, 1966) el autor más representado del catálogo de la editorial Destino, junto a Miguel Delibes, según el editor Emili Rosales.

El escritor considera que cinco años eran suficientes para “tener una perspectiva” de lo que pasó y recuerda que en el documento de la estrategia de seguridad nacional de 2011 ya se hablaba del riesgo de pandemia por enfermedades respiratorias graves y de la necesidad de tomar medidas para afrontarlo.

“Lo que se hizo, todos lo sabemos, ni siquiera tener mascarillas”, ha lamentado. En la novela, el subteniente Bevilacqua y la brigada Chamorro se desplazan a Illescas para investigar la muerte sospechosa de varias personas mayores.

La idea le surgió a raíz de que un amigo guardia civil le dijera que durante el confinamiento estaban encontrando cadáveres en casas y residencias y que a menudo los médicos forenses certificaban la muerte a distancia.

“Todo el mundo se vio desbordado”, ha afirmado Silva, “y si hablamos de los mayores y las residencias, los resultados son pavorosos en todas las comunidades autónomas, aunque de algunas se habla más que de otras”.

“Todo se debería investigar a fondo”, ha insistido: “Si extremamos el rigor, todo el mundo tendría problemas con la justicia, incluso algunos que hacen de acusadores”.

Treinta años de una saga fiel a un ideal quijotesco

Silva escribió la primera entrega de esta saga en 1995, aunque no se publicó hasta el 98 y desde entonces ha mantenido a sus personajes fieles al ideal quijotesco que los alumbró, “valedores de quienes nada más tienen”.

Lejos de sentirse prisionero de ellos, el escritor asegura que le han dado libertad para “transitar otros caminos” y agradece todo lo que Bevilacqua le ha enseñado.

“Sin Bevilacqua no habría estado nunca en un centro de recepción de inmigrantes en el Estrecho, hablando con supervivientes que se han jugado la vida en el mar después de tres años en el desierto; no habría estado de noche en una patrullera viendo narcos y pescadores marroquíes; no habría estado en Afganistán o en Irak, en muchas historias que me han cambiado la visión de realidades relevantes del mundo y del país en que vivo”.

Con todo, considera que su mayor acierto fue la creación del personaje de Chamorro en un momento en el que había pocas mujeres en la Guardia Civil, porque gracias a ella ha podido narrar el cambio de la sociedad española.

“En términos históricos es una transformación radical, bestial, la gran transformación de la sociedad española no son las autovías ni el AVE, es cómo la mujer ha pasado de ocupar un lugar doméstico y subalterno a posiciones de autoridad”, ha subrayado.

El debate sobre el desdoblamiento lingüístico también se traslada a las páginas de esta saga. Silva ha recordado las críticas furibundas que ha recibido en redes sociales por decir “enfermeros y enfermeras” o incluso en la propia sede de la RAE por dirigirse a “padres y madres”.

“Vamos a peor, todo se convierte en trinchera y campo de batalla, la mala fe se presume, al contrario de lo que dice el Código Civil y una cultura jurídica de dos mil años, pero nuestro mundo está regido por personas que creen que están inventando todo de cero”, afirma.

En sus libros también ha reflejado la evolución de la propia Guardia Civil, un cuerpo que, a su juicio, “se acompasó al Estado de derecho mas rápido que otros estamentos de la sociedad española”, pero sí que ha mejorado en cuanto a medios y en el enriquecimiento y diversidad de la plantilla, donde el 40% de la escala básica son titulados superiores.

Echando las cuentas de lo que le queda para jubilarse, Silva promete que habrá más novelas y que ya tiene nuevas historias en mente: “Si no hay un ómnibus mañana que lo cambie todo, en ocho años tengo tiempo para unos cuantos libros”.