Los anfibios, los vertebrados más amenazados del mundo a pesar de su larga historia evolutiva

Fotografía de archivo de una rana marsupial andina. EFE/ José Jácome

Madrid, 25 abr (EFE).- Los anfibios, criaturas con una “larga historia evolutiva” que se remonta cientos de millones de años atrás, celebran este sábado el día mundial para su conservación como el grupo de vertebrados más amenazado del mundo: presionados por el cambio climático, la pérdida de hábitat o las enfermedades emergentes.

“Han sobrevivido, desde luego, a algunas de las mayores extinciones masivas que ha habido en el planeta y, de hecho, existen fósiles de doscientos y pico millones de años muy similares a anfibios actuales”, ha indicado Íñigo Martínez-Solano, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) en una entrevista con EFE.

Pese a ello, el 41 % de sus especies figura en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción: las tres peores categorías antes de la extinción definitiva.

España no se queda atrás, pues con unas 30 especies de anfibios, “algunas endémicas y con distribuciones muy restringidas”, alrededor de una cuarta parte están en situación de peligro de extinción o de vulnerabilidad.

Bajo amenaza 

El principal factor detrás de este declive está en la pérdida de hábitats, ha anotado Martínez-Solano, tanto acuáticos como terrestres, debido al cambio en el uso del suelo, la deforestación, la reducción de precipitaciones o las nuevas infraestructuras.

Igualmente se ven amenazados por especies exóticas invasoras, que se alimentan de sus larvas y pueden crear heridas en adultos, o por enfermedades emergentes, como el ranavirus o la quitridiomicosis, que han provocado mortalidades en masa.

Martínez-Solano ha señalado también que el problema actual reside en la escala temporal: “no es lo mismo sobrevivir a las glaciaciones del Pleistoceno, en una escala temporal mucho más amplia, que a los cambios climáticos que se están viviendo en décadas”.

“Tampoco es lo mismo adaptarte a coexistir con diferentes depredadores a lo largo de millones de años”, que en una fracción de ese tiempo, “o que un nuevo patógeno se expanda rápidamente por todo el mundo”, ha continuado.

¿Cambiar de ubicación? A menudo no es posible, ya que «estamos hablando de animales que miden unos pocos centímetros y para los cuales recorrer distancias de más de cinco kilómetros es muy improbable”.

Bioindicadores de los ecosistemas 

Con una doble vida en la que alternan una fase larvaria en el agua con una etapa adulta mayoritariamente terrestre, requieren -y sirven para reflejar- el buen estado de conservación de ambos tipos de ecosistemas, ha asegurado el investigador.

Por ejemplo, son sensibles a concentraciones de elementos químicos en el agua que pueden extrapolarse a cantidades que podrían afectar también a los humanos.

Silvia Díaz, bióloga que forma parte del programa de especies de WWF, ha añadido que, entre sus beneficios, los anfibios también actúan como insecticidas naturales, ayudando a controlar las plagas.

“Cada una de las especies cumple un papel fundamental, incluidas las de anfibios, por eso (a los humanos) nos interesa que haya la mayor diversidad posible”, ha afirmado Díaz.

Cada vez más conocidos 

Ambos expertos coinciden en que la percepción hacia estos vertebrados está cambiando, con ejemplos como el ajolote, símbolo de las lagunas de Xochimilco en México, o el sapo concho, protagonista del último disco del puertorriqueño Bad Bunny.

Martínez-Solano ha destacado que, frente a una mentalidad anterior que veía a los anfibios como animales desagradables “que era mejor erradicar”, hoy despiertan mayor interés y son cada vez más valorados.

“Con poco que se haga, se nota muchísimo y cualquiera puede hacerlo”, ha comentado Díaz, quien también opina que, aunque antes fueron “grandes olvidados”, ahora “cada vez se habla más de ellos y se está haciendo más acciones para protegerlos”.

Construir charcas, mantenerlas limpias, colocar rampas en los abrevaderos para evitar que mueran ahogados o no soltar especies exóticas invasoras son algunas de las pequeñas medidas con las que todo el mundo puede contribuir.

“Al final todas estas acciones no sólo ayudan a los anfibios, sino a todos, incluidos a los humanos”, ha finalizado Díaz.