Ciudad del Vaticano, 27 abr (EFE).- Los cardenales llegados a Roma continúan este lunes las congregaciones generales, las reuniones preparativas para el cónclave al que ya mañana podrán poner una fecha, con el objetivo de que los purpurados localicen a un candidato y tejan alianzas para votar en la Capilla Sixtina.
Después del solemne funeral del papa Francisco, al que asistieron cerca de 220 cardenales de los 252 que forman el colegio cardenalicio, los en un tiempo llamados ‘príncipes de la Iglesia’ acudirán en sesiones de mañana y tarde al aula del sínodo, el espacio utilizado para las asambleas de la Iglesia católica, para como primer punto, ya incluso mañana, acordar una fecha para el cónclave.
Las reglas son claras: tras los ‘novendiales’, los nueve días de luto con misas en San Pedro por el papa Francisco y que comenzaron este sábado con su funeral, la fecha del cónclave tiene que fijarse a partir del 5 de mayo y hasta el 10, para respetar los 20 días máximos tras la muerte del pontífice como modificó Benedicto XVI para acelerar el proceso.
La elección de la fecha dependerá de la presencia de todos los cardenales electores en Roma, que son 133 ya que se han producido dos bajas por motivos de salud: el español Antonio Cañizares y el bosnio Vinko Puljić.
En estas primeras tomas de contacto antes del funeral los cardenales procedentes de 71 países diferentes reconocen que han tenido poco tiempo para conocerse y por eso lo necesitan para familiarizarse, conocerse, comparar opiniones e identificar posibles candidatos.
De los 133 que entrarán en la Capilla Sixtina, un total de108, un 80 por ciento, han sido elegidos por le papa Francisco en sus doce años de pontíficado y diez consistorios, pero esto no indica que sean todos ‘bergoglianos’: muchos de ellos no se han visto en su vida porque llegan de lugares tan periféricos como Mongolia, Irán o Papúa Nueva Guinea y proceden de realidades muy diferentes y con ideas completamente divergentes.
Aquí entrarán en juego los llamados “hacedores de reyes”, un término que los cardenales odian “porque no estamos eligiendo a un rey”, como explicó en una rueda de prensa el cardenal Reinhard Marx, de 71 años, pero es cierto que se trata, como él mismo, de los más experimentados del colegio cardenalicio y capaces de aglutinar consensos hacia un candidato.
“No creo que los nueve días de las ‘novendialies’ sean suficientes”, dice un anónimo cardenal al diario ‘La Repubblica’ anticipando que los purpurados están muy divididos y serán días muy intensos.
Aunque Marx también vaticinó que el cónclave durará pocos días.
La importancia de las congregaciones quedó patente en la elección de Jorge Bergoglio. El momento decisivo fue el 9 de marzo de 2013 , tres días antes de que los electores entraran en la Capilla Sixtina, cuando el entones cardenal de Buenos Aires, se puso de pie y pronunció un discurso que duró algunos minutos.
El discurso, que debería haber sido confidencial, como todo lo que ocurre en las congregaciones, se filtró porque el cardenal cubano Jaime Ortega, emocionado por estas palabras, pidió al arzobispo de Buenos Aires el texto.
“La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas, sino también las existenciales”, dijo Bergoglio en un discurso casi programático que entusiasmó sobre todo a los cardenales no italianos.
La primera dificultad que tendrán que afrontar desde mañana los cardenales será la cuestión de la participación o no de Angelo Becciu, a quien Francisco quitó los privilegios de purpurado por su implicación en un escándalo financiero -porque el que ha sido condenado-, pero él insiste en que conserva las prerrogativas de entrar en el cónclave.
Los medios han hablado de dos cartas que enseñó el secretario de Estado, Pietro Parolin, en las primeras congregaciones firmadas por Francisco en las que indicaba que Becciu no podía participar en el cónclave, pero que nadie ha confirmado.
Su insistencia obligará a los purpurados a votar en secreto si admitir o no en la Sixtina al Becciu, que fue un potente sustituto de Asuntos Generales de la Secretaria de Estado y prefecto de la Causa de los Santos.
por Cristina Cabrejas