Redacción Medioambiente, 2 jun (EFE).- Por primera vez, la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Oceános (Niza, 9-13 de junio) estará precedida por un congreso científico en el que los expertos alzarán la voz para conminar a los gobernantes a tomar decisiones basadas en los datos y en la información contrastada.
El congreso ‘One Ocean’ reunirá del 3 al 6 en la ciudad de la Costa Azul a más de 2.000 participantes de 110 países, que abanderan el lema de que el océano es solo uno, un bien común aquejado de múltiples problemas pero que ofrece también un sinfín de soluciones.
La cita “representa una oportunidad más que merecida para que los científicos o personas que han generado información para la toma de decisiones puedan encontrarse, actualizarse, intercambiar y, sobre esa base, subir a la segunda grada que es la Conferencia de los Océanos”, comenta a EFE la costarricense Alejandra Villalobos, una de las cuatro embajadoras del Congreso.
Las deliberaciones que pretenden proporcionar a los gobernantes y a la sociedad una visión comprensible sobre la salud de los océanos se articularán en torno a diez epígrafes.
La integración de los sistemas de conocimiento, el papel de los océanos para alcanzar las metas del Acuerdo de París, la protección de los ecosistemas marinos y costeros, las amenazas que acechan al océano profundo (+200 m) y el descubrimiento y acceso equitativo a los recursos genéticos marinos son algunos de esos temas.
Completan la lista el impacto de la pesca ilegal y no regulada, el océano como fuente básica de nutrición, la contaminación por plásticos, la huella medioambiental del transporte marítimo y la colaboración internacional en los ámbitos informativo y educativo.
Otra visión del océano
“Es un deber como ciudadanos reconocer el rol que tiene la ciencia”, apunta Villalobos, que advierte: “Diez años atrás no veíamos el océano como lo vemos ahora”.
“En 2015 era, sí, un ecosistema importante, pero ahora tenemos una cantidad de información que hace vital unir la ciencia con la toma de decisiones. Pero de una manera efectiva”, dice la costarricense, directora ejecutiva de la Fundación Amigos Isla del Coco. Su país es coanfitrión de la Conferencia.
El propósito del Congreso, por ello, es “transformar la ciencia en una hoja de ruta” para fortalecer las iniciativas que ya están sobre la mesa y “que se vuelvan legítimas”.
Las reuniones de Niza parten de unos datos determinantes: el océano absorbe el 25 % de las emisiones de CO2 antropogénico y la mayoría del exceso de calor resultante de los cambios en el desequilibrio radiativo de la tierra. Este “inmenso servicio de mitigación climática”, dicen los organizadores del congreso, “lo cumple a expensas de profundas alteraciones físicas, químicas y biológicas”.
Los debates se desarrollarán en tres conferencias magistrales, 33 mesas redondas y 500 intervenciones orales. El objetivo de todas ellas será el mismo: buscar la manera de mitigar lo que se hace mal y comprometerse a proteger los ecosistemas, que los hay, “que todavía se mantienen sumamente prístinos”, dice Villalobos, que afronta el congreso empeñada en que se otorgue un papel fundamental a la información y la educación.
“Tener los datos en una herramienta de fácil acceso es el primer paso. A partir de ahí, hay que hacer un esfuerzo grande para difundir las investigaciones en varios lenguajes, el científico y el común”, apunta.
Un océano que no es plano
La protección de la riqueza del océano profundo será uno de los grandes focos del congreso, debido a los riesgos derivados del cambio climático, la presión pesquera, la acidificación y la contaminación.
Villalobos lamenta que “muchos vean todavía el océano a lo plano, sin imaginar la vida que hay hacia abajo”. Por ello propone dos vías, una de conocimiento y exploración, correspondiente a los científicos, y otra de gestión sostenible, “que cae del lado de los tomadores de decisiones”.
“Los fondos marinos son la piedra angular de lo que puede pasar en cuanto a la transformación de los hallazgos de los científicos en medidas concretas”, afirma.
A juicio de la embajadora del congreso, los participantes quedarán satisfechos a su término si logran crear un sentimiento “de pertenencia”: que la forma de abordar los problemas y las soluciones del océano conciernan por igual “a un tomador de decisiones, a un catedrático, al líder de una ong o a un guardaparque”. EFE
nam/crf
(foto)