Paula Fernández
Santiago de Compostela, 24 ago (EFE).- Las llamas han arrasado aldeas, explotaciones agrícolas y ganaderas y más de 90.000 hectáreas en Galicia, pero también dejan un «desastre ambiental» en la comunidad autónoma, donde se han llevado por delante parte de enclaves como Pena Trevinca, los parques naturales de O Invernadeiro y Enciña da Lastra y el bosque Ridimoas.
En Pena Trevinca, la cumbre más alta de Galicia (2.127 metros, Ourense), el fuego avanzó tiñendo de negro lo que encontraba a su paso tras irrumpir el fin de semana pasado procedente de Porto de Sanabria (Zamora), aunque no apareció en los balances oficiales de la Xunta hasta el martes.
Este espacio natural del macizo Galaico-Leonés de casi 25.000 hectáreas cuenta con lagos glaciares como la Lagoa da Serpe, arrasada por las llamas.
El incendio sigue activo tras quemar 4.000 hectáreas y mantiene en vilo a los vecinos porque ha llegado al Teixadal de Casaio, el bosque más antiguo de Galicia y uno de los más importantes de Europa, con más de 300 tejos centenarios e incluso alguno milenario, fresnos, acebos y avellanos.
La mayor parte de los árboles ha aguantado el embate de las llamas y ha ardido sobre todo vegetación de suelo, cuenta a EFE el guarda de montaña Pedro Domínguez, que explica que el sábado apagaron pequeños focos dentro del bosque, pero no han podido todavía recorrerlo al completo para evaluar daños porque el fuego sigue activo.
Los vecinos defendieron solos el enclave natural durante días hasta que el lunes empezaron a llegar medios.
Pero la situación en Trevinca «es un desastre ambiental en todos los sentidos», con gran impacto sobre su biodiversidad, ya que es la mayor zona de parejas de águila real de Galicia y tiene una especie endémica de la planta genciana.
Fuego en parques naturales

El escenario se repite en otros espacios protegidos como O Invernadeiro (Ourense), el único parque natural de Galicia sin poblaciones humanas y donde entró el fuego de Chandrexa de Queixa y Vilariño, según imágenes de Copernicus.
«Toda esa zona del macizo central es de altos valores, hay representación de especies muy escasas en el resto de Galicia. Por ejemplo, hay parejas de águila real», explica a EFE el representante de SEO Birdlife en Galicia, Gustavo Ferreiro.
Allí se emplearon máquinas pesadas para mejorar los cortafuegos perimetrales y también se llevaron a cabo ataques manuales contra el fuego, al igual que en el Parque Natural Serra da Enciña da Lastra, informó esta semana la Xunta.
Encajada en los valles del río Sil, esta sierra ourensana se vio afectada en un porcentaje «bastante grande», avisa Ferreiro, que destaca que tiene la peculiaridad de conservar vegetación mediterránea, con encinares únicos en Galicia y especies como águilas culebreras y alimoche.
La sierra de O Courel (Lugo), Reserva de la Biosfera que ya ardió en 2022, fue asediada por las llamas del mayor fuego de Galicia, el de Larouco, estabilizado este sábado tras quemar más de 30.000 hectáreas.
También han ardido hectáreas en los parques de Baixa Limia-Serra do Xurés (Ourense) y Fragas do Eumes (A Coruña).
Ferreiro alerta sobre el impacto del fuego en la biodiversidad gallega.
«Aunque hayan sobrevivido al incendio, es posible que el año que viene no tengan un hábitat como para poder alimentarse y criar bien, y entonces las perdamos», lamenta.
Él asegura que «se está produciendo un desastre ambiental con tintes de que va a ser muy largo en el tiempo poder recuperarse».
Un referente de la conservación, en jaque
El fuego entró incluso en Ridimoas, un bosque comunitario de la comarca de O Ribeiro (Ourense) referente por su modelo de gestión y conservación.
Se calcinaron sobre todo pinares y han sucumbido las crías del alcotán, que estaban en un nido a 22 metros de altura que ardió, pero el robledal adulto aguantó y controló el incendio, explica a EFE el impulsor de este proyecto, Pablo Rodríguez Oitabén.
El profesor asegura que el incendio fue intencionado y critica los cortafuegos que quemaron parte del bosque, así como la falta de medios.
Aun así, considera que la resiliencia demostrada por gran parte de este bosque debería tomarse como ejemplo para preparar los espacios forestales.
«En Galicia se están talando robledales adultos para plantar eucaliptos. Es una locura», denuncia.