Los esfuerzos por un tratado sobre contaminación de plásticos agonizan, pero proseguirán

La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Inger Andersen informa a los medios de comunicación durante una conferencia de prensa, tras la conclusión de la Segunda Parte de la Quinta Sesión del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos (INC-5.2), en la sede europea de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, 15 de agosto de 2025. 
EFE/EPA/MARTIAL TREZZINI

Ginebra, 15 ago (EFE).- Las negociaciones que debían llevar este viernes a la adopción de un tratado global para frenar la contaminación de plásticos fracasaron, pero todos los participantes han emprendido el retorno a sus países con la seguridad de que se convocará a una nueva ronda de negociaciones ante la urgencia de medidas para detener la producción y el consumo insostenibles de plásticos.

La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Inger Andersen informa a los medios de comunicación durante una conferencia de prensa, tras la conclusión de la Segunda Parte de la Quinta Sesión del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos (INC-5.2), en la sede europea de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, 15 de agosto de 2025. 
EFE/EPA/MARTIAL TREZZINI

La voluntad de no dar por cerrado este proceso diplomático fue asumida por el presidente del órgano negociador, el embajador ecuatoriano Luis Vayas, pero queda por ver cuándo y dónde se pueden reanudar las negociaciones y sobre qué bases concretas, tras la profunda decepción de los países, la sociedad civil y el sector privado, que desde distintas perspectivas han compartido el objetivo de impulsar el tratado.

Varios desilusionados y cansados activistas -tras veinticuatro horas ininterrumpidas de negociaciones de última hora- comentaron a EFE que el gran daño infligido consiste en que se ha perdido confianza en el proceso, que requiere el consenso de los países participantes (184 en esta ronda) para la adopción de un tratado y rechaza la vía de una votación.

En los últimos diez día de negociaciones, el embajador Vayas presentó dos propuestas de tratado con la intención de facilitar su aceptación por parte de los países, pero la primera fue rechazada masivamente por las delegaciones nacionales, mientras que el segundo fue criticado en particular por los países que bloquearon los avances en los últimos diez días.

Estos últimos fueron Arabia Saudí (liderando una posición de los países petroleros del Golfo Pérsico), Rusia y Estados Unidos, que -según numerosos testimonios de diplomáticos y activistas- intentaron a la influir en países pequeños para que se opusieran al tratado.

Esos mismos testimonios aseguraron que, en la mayoría de casos, tales presiones no tuvieron el efecto deseado, en particular porque los países de economías menos avanzadas e insulares se consideran especialmente perjudicados por el crecimiento desmesurado del sector del plástico, que afecta los suelos, el aire y los océanos, así como la salud animal y humana.

India e Irán también se mostraron abiertamente en contra de las medidas de control que se proponían en el tratado y que incluían, por ejemplo, la reducción gradual de la producción del plástico de un solo uso, así como de los aditivos químicos tóxicos utilizados en la elaboración de este material.

Todos esos países se negaban a aceptar igualmente un tratado que impusiera medidas de obligatorio cumplimiento, lo que para los países favorables al tratado era indispensable por ser la única manera de garantizar que los países cumplirían con los compromisos adoptados.

La Unión Europea, Latinoamérica, las naciones insulares y gran parte de países de Asia y África deseaban un tratado fuerte y que abordara todo el ciclo del plástico, desde su producción e ingredientes hasta los sistemas de reciclaje, pasando por su utilización.

De otro modo, afirmaban, se iba a convertir en un tratado sobre gestión de desechos.

Las delegaciones de Uruguay, Colombia y México, entre las latinoamericanas, recordaron que el hecho de que el último texto presentado no lograra un consenso no significaba que había sido rechazado, por lo que se podía seguir negociando.

La comisaria europea de medioambiente, Jessika Roswall, reflexionó señalando que «lo perfecto es enemigo de lo bueno» y que la Unión Europea ve que existen bases para proseguir con las negociaciones.

Colombia acusó directamente de este fracaso a «un reducido grupo de países que bloquearon sistemáticamente» los avances, lo que ha dado como resultado «que no hayamos podido entregar al mundo el tratado que esperaba», pero en favor del cual este país seguirá trabajando.