Granada, 18 abr (EFE).- Los Incensarios de la Semana Santa de Loja (Granada), una formación de ocho hombres ataviados con capirotes de cristales, encarnan una tradición oral centenaria de raíces flamencas en sus coplas que acompasan con movimientos castrenses.
Con más de 400 años de historia, según las últimas investigaciones desarrolladas en Loja, los Incensarios de este municipio del Poniente granadino ofrecen cada Semana Santa una oportunidad única para apreciar su peculiar fusión de estética y devoción con ritmos preflamencos.
La Semana Santa de Loja, Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, fusiona fe, paganismo y la vistosidad de cada morrión, un capirote revestido de seda o raso y repleto de cristales de azabache que se hace a medida o se hereda de generación en generación y que porta cada uno de los incensarios.
El morrión, seña de identidad de esta tradición y de un peso que oscila entre los 2,5 y los 6 kilos, lleva el color de la hermandad a la que acompaña cada incensario, agrupaciones que este Viernes Santo acaparan todo el protagonismo semanasantero en el municipio.
“Es una tradición oral antiquísima que tiene unos cuatro siglos de historia”, ha explicado a EFE Antonio Campos, presidente de la Asociación de Incensarios de Loja, que bucea en sus orígenes para blindar el pasado de esta peculiaridad lojeña.
Desde el martes y hasta este viernes, los Incensarios toman las calles lojeñas para acompañar a los pasos con sus sátiras, coplas de cuatro versos que acompasan con movimientos castrenses para dispensar el incienso que les da nombre.
Campos, que maneja cada uno de los cuatro bailes diferentes de esta tradición en la que ha participado durante medio siglo, ha recordado que los incensarios pujan para salir con una hermandad porque es un orgullo, “porque no hay nada igual en el mundo”.
Los Incensarios no acompañan al cortejo cofrade sino que aparecen en un punto acordado con la hermandad para hacer gala de sus bailes y sátiras, como han repetido este Viernes Santo junto al Mesón de Arroyo y en los barrios altos de Loja.
“Las sátiras representan una vieja tradición previa al flamenco, según algunos estudios, algo parecido a las saetas, que cuentan de forma muy primaria pasajes bíblicos”, ha apuntado Campos.
Así, en cualquier rincón de Loja, al paso del estandarte de una hermandad se suman estas ‘corrías’ de incensarios en las que ocho hombres simulan una guardia e inician una especie de baile con movimientos similares a los de una formación militar.
Cada hermandad lojeña cuenta con su propia ‘corría’ de incensarios, que entran y salen del desfile procesional con la complicidad de un público que incluso interviene en sus cantes.
A golpe de incensario, este viernes viven su día grande con cuatro pasos en las calles y la participación de ‘La Pescá’, una de las más tradicionales de la ciudad.
“Cada ‘corría'” tiene su nombre, asociado a colores como Los Negros o Los Sepultureros que acompañan al Santo Sepulcro, y la más antigua es ‘La Pescá’, del Viernes Santo, porque tuvo un hermano mayor que después de su participación, invitaba a los incensarios a pescada, que era vigilia”, ha detallado Campos.
Así, esta tradición seguirá marcando el paso a golpe de sátiras para repartir la esencia de esta Semana Santa.