Naiare Rodríguez Pérez
Zaragoza, 4 may (EFE).- En un mundo saturado de pantallas y estímulos inmediatos, donde la atención parece durar lo que un clic, la imagen de un adolescente que lee por placer podría parecer extraña. Sin embargo, los jóvenes no solo leen, sino que cada vez lo hacen más y lo comparten con entusiasmo y criterio en redes sociales.
TikTok, YouTube o Instagram han revitalizado el interés por la lectura entre las nuevas generaciones gracias a la labor de los ‘bookTokers’, creadores de contenido que recomiendan y valoran libros en vídeos verticales de corta duración y sin artificios.
La zaragozana Andrea Izquierdo, @andrearowling en redes sociales, supera los 100.000 seguidores y es una de las caras más reconocidas. “Empecé como espectadora de lo que entonces era BookTube, que era YouTube y libro. Al descubrir este mundo, pensé que podía hacer yo también vídeos”, detalla en una entrevista con EFE.
Desde entonces, su cuenta no ha dejado de crecer y, con ella, la diversidad de los lectores que la siguen, desde adolescentes hasta adultos de más de 50 años.
Una historia parecida es la de Patricia García, @LittleRedRead, quien recuerda cómo su camino comenzó en 2012, cuando “no tenía un entorno lector de amigos” y estaba “deseosa” de conocer a otras personas con las que compartir su pasión.
Ambas son ejemplo de cómo la lectura ha encontrado una nueva casa en las redes sociales, una realidad que respaldan las cifras, ya que, según datos del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España (2023), el 75,3 % de los jóvenes de entre 14 y 24 años declara leer en su tiempo libre.
En 2024, de hecho, se vendieron más de 77 millones de ejemplares en España, lo que Andrea comenta como algo “muy significativo y bueno” que demuestra que “los jóvenes sí leen muchísimo y tienen mucha pasión”. “En las firmas o días del libro, la mayoría de las filas están formadas por gente joven”, asegura.
Por lo tanto, los estereotipos y la frase de que “los jóvenes no leen en España” no son más que una forma errónea de hablar de las nuevas generaciones, que sí han demostrado estar al día de las tendencias literarias y consumir este tipo de contenidos en los que también importa la forma y la cercanía en la que se recomienda o se habla.
“Las personas conectamos con personas. El formato vídeo permite que vean cómo te expresas, cómo transmites la emoción y la pasión por algo”, explica Patricia, mientras que Andrea asegura que “la clave está en hablar y usar el mismo lenguaje que utilizarías con tus amigas tomando un café”.
Pero esta nueva forma de vivir la lectura también tiene sombras, como la presión por leer rápido, la necesidad de tener la estantería llena de libros o la ansiedad por estar al día.
“A veces he podido sentir que se convertían en una competición por ver quién tenía o leía más libros. Por eso es importante parar y recordar por qué empezaste”, señala Andrea.
Mientras, Patricia admite que “cada semana salen decenas de nuevas historias, pero todo depende de cómo te tomes este trabajo y la comunidad”. “Leer rápido o despacio no influye en la experiencia lectora”, advierte.
Autenticidad y honestidad
Esa autenticidad y honestidad es el pilar del trabajo, porque, según Andrea, “no se puede mentir a la audiencia y decir que te ha encantado un libro que ni siquiera has leído”. “Nuestra responsabilidad es ser honestas para que las personas puedan identificarse y puedan comprender plenamente tus gustos como lectora”, añade Patricia.
Aunque no hay un número exacto de ‘booktokers’ en España, hay algunos perfiles que demuestran su buen funcionamiento, como @pacohdez77, que supera los 4,1 millones de seguidores, o @victoria.resco, con 61,9 millones de me gustas en TikTok.
La diversidad de géneros que triunfan en redes sociales son el ‘romantasy’, el ‘dark romance’, o incluso géneros antes marginales como el ‘cowboy romance’. No obstante, tal y como subraya Patricia, lo que mejor funciona “siempre serán libros que responden a tendencias del mercado con importantes campañas de marketing”. Andrea matiza que “es un poco lotería el libro que se viraliza”.
De hecho, una de las críticas más habituales hacia este nuevo ‘boom’ lector es la supuesta falta de “literatura seria”, un debate que ambas rechazan y que consideran que “hace daño”. “Parece que la literatura juvenil o romántica no valen lo mismo que la histórica o la narrativa general. Es un pensamiento arcaico”, comparte García.
En cuanto a la percepción que tienen los jóvenes de la lectura, aunque esta señala que las lecturas obligatorias del aula “no tienen nada que ver con las lecturas que un joven hace fuera”, Andrea sí detecta un cambio en los centros educativos, donde ya se empiezan a leer libros de Eloy Moreno, David Lozano o Blue Jeans.
¿Leer o estudiar literatura?
“Creo que hay diferencia entre crear lectores y estudiar literatura. Son compatibles desde mi punto de vista”, valora Izquierdo, a lo que García añade que “reforzar la lectura fuera del aula potencia que cojan esos clásicos, que son muy diferentes a lo que están acostumbrados a leer, de otra forma”.
A pesar de la creciente preocupación de los escritores por la irrupción de la inteligencia artificial y la inmediatez que reclaman las redes sociales, Patricia reconoce que “el futuro de la promoción de la literatura entre los jóvenes estará donde estén los jóvenes”.
Ya sea desde la pantalla de un móvil o en bibliotecas, todo indica a que los libros seguirán encontrando su lugar para demostrar que la lectura sigue viva y que lo único que ha cambiado ha sido el modo de consumirla.