Los moscovitas se acostumbran otro verano más a la anormalidad de la guerra

Dos personas montan en bicicleta este martes por las calles de Moscú. La vida en Moscú sigue su curso, al margen de combates y negociaciones de paz. La ciudad más grande de Europa, con más de 13 millones de habitantes, ofrece múltiples ofertas de ocio veraniego, que sus habitantes aprovechan sin olvidar las incomodidades de la guerra en Ucrania, que se manifiestan en ataques de drones, cortes de internet y cancelaciones de vuelos. Decenas de miles de moscovitas pasean con sus familias en los gigantescos parques de la capital y, en particular, los fines de semana acuden a los múltiples conciertos organizados en la ciudad, en un intento de disfrutar de los últimos días de calor. EFE/ Anush Janbabian

Moscú, 12 ago (EFE).- La vida en Moscú sigue su curso, al margen de combates y negociaciones de paz. La ciudad más grande de Europa, con más de 13 millones de habitantes, ofrece múltiples ofertas de ocio veraniego, que sus habitantes aprovechan sin olvidar las incomodidades de la guerra en Ucrania, que se manifiestan en ataques de drones, cortes de internet y cancelaciones de vuelos.

Decenas de miles de moscovitas pasean con sus familias en los gigantescos parques de la capital y, en particular, los fines de semana acuden a los múltiples conciertos organizados en la ciudad, en un intento de disfrutar de los últimos días de calor.

No todos los moscovitas tienen dacha (casa de campo) donde cultivar huertos y descansar del frenesí callejero, por lo que no tienen más remedio que pasar el verano en la gran ciudad, que atrae además a millones de inmigrantes y turistas.

Sea como sea, el concierto más grande de este verano todavía está por llegar. Se trata, según sus organizadores, de la reunificación del grupo de rock ‘Zveri’ (Animales) para celebrar los 25 años desde su creación.

El evento pretende reunir en la segunda mitad de agosto a decenas de miles de personas en el estadio moscovita de Luzhnikí, que tiene capacidad para más de 80.000 personas.

Sólo los carteles en honor a los caídos en el frente que salpican las calles y los puestos de alistamiento que han reaparecido en la urbe estropean esa artificial sensación de normalidad.

Turismo asiático

Grupos de personas caminan este martes por las calles de Moscú. La vida en Moscú sigue su curso, al margen de combates y negociaciones de paz. La ciudad más grande de Europa, con más de 13 millones de habitantes, ofrece múltiples ofertas de ocio veraniego, que sus habitantes aprovechan sin olvidar las incomodidades de la guerra en Ucrania, que se manifiestan en ataques de drones, cortes de internet y cancelaciones de vuelos. Decenas de miles de moscovitas pasean con sus familias en los gigantescos parques de la capital y, en particular, los fines de semana acuden a los múltiples conciertos organizados en la ciudad, en un intento de disfrutar de los últimos días de calor. EFE/ Anush Janbabian

Junto con el turismo doméstico ruso, que recibió un impulso tras la suspensión de las comunicaciones aéreas con la mayoría de los países occidentales en 2022, precisamente en Moscú es donde se puede apreciar el aumento de los viajeros de países asiáticos, principalmente de China, pero también de Irán y los países árabes.

Mientras algunos moscovitas huyen en cuanto pueden del bullicio de la gran ciudad, los visitantes chinos acuden en masa a las exposiciones y otras atracciones veraniegas, organizadas por la Alcaldía.

Las autoridades locales se preocupan por mantener ocupados a sus conciudadanos y a los turistas, sea con actos culturales o competiciones deportivas, conscientes de que el hartazgo con la guerra va en aumento.

Este fue el caso de un Foro del Ámbar celebrado este agosto en la capital rusa que ofreció a sus visitantes una amplia variedad de opciones, desde la bisutería de uso cotidiano hasta elegantes piezas de orfebrería, esculturas, tableros de ajedrez y adornos para todos los gustos.

Además de un gran número de visitantes y clientes, se podía ver a un grupos de jóvenes chinos vendiendo piezas de ámbar a sus compatriotas en Pekín o Shanghái con un teléfono en la mano.

Según las estadísticas, los turistas chinos son los que más gastan en un día durante sus viajes a Moscú. El gasto medio diario de un viajero del gigante asiático es de unos 44.000 rublos (cerca de 550 dólares).

Colapso aeroportuario

Grupos de personas caminan este martes por las calles de Moscú. La vida en Moscú sigue su curso, al margen de combates y negociaciones de paz. La ciudad más grande de Europa, con más de 13 millones de habitantes, ofrece múltiples ofertas de ocio veraniego, que sus habitantes aprovechan sin olvidar las incomodidades de la guerra en Ucrania, que se manifiestan en ataques de drones, cortes de internet y cancelaciones de vuelos. Decenas de miles de moscovitas pasean con sus familias en los gigantescos parques de la capital y, en particular, los fines de semana acuden a los múltiples conciertos organizados en la ciudad, en un intento de disfrutar de los últimos días de calor. EFE/ Anush Janbabian

Y mientras unos viven ajenos a las noticias del frente, otros comienzan su día devorando mensajes en Telegram acerca de los ya habituales ataques de drones ucranianos que, en ocasiones, logran perturbar significativamente la vida en la capital y la aledaña región de Moscú.

Este verano, los aparatos no tripulados lanzados por Kiev provocaron varios colapsos en los aeropuertos de la capital rusa, dejando en tierra a decenas de miles de viajeros y obligando a otros tantos a modificar sus planes.

Hace un mes, los drones ucranianos obligaron a cancelar durante solo un fin de semana cerca de 300 vuelos, mientras casi 600 fueron aplazados.

La situación provocó grandes aglomeraciones de pasajeros en aeropuertos, que tuvieron que dormir en sus instalaciones, sea en el suelo o en las escaleras.

 

Internet, divino tesoro

La normalidad en la capital también se ve amenazada por los crecientes cortes de internet para luchar contra los drones enemigos.

«Pasamos el fin de semana sin internet», comenta a EFE un moscovita que vive a las afueras de la capital y se desplaza a Moscú cada día para trabajar.

También en la ciudad las interrupciones temporales de internet móvil van en aumento, mientras los medios alertan de que esa situación puede convertirse en la «nueva norma».

En vista de la situación, el Ministerio de Desarrollo Digital adelantó que planea elaborar una lista de los servicios más demandados por los ciudadanos -como el taxi o las plataformas rusas similares a Amazon- para que estos puedan funcionar incluso durante las restricciones de internet.