Los nanoplásticos del Atlántico revelan que la contaminación es mucho mayor de lo estimado

Fotografía del buque de investigación Pelagia facilitada por NIOZ. EFE

Redacción Ciencia, 9 jul (EFE).- El plástico ya está en todas partes: en el aire, los ecosistemas y en nuestro organismo. En los océanos este material, tremendamente estable, se acumula en el agua y se va descomponiendo en trozos más pequeños, algunos de tamaño nanométrico.

Hasta ahora los científicos han hecho estimaciones de la cantidad de residuos plásticos que hay en el medio marino, macroplásticos como redes o botellas, y microplásticos, que son fragmentos de menos de 5 milímetros (mm) pero nadie sabe cuánto nanoplástico (de diámetros inferiores a 0,001 mm) hay en los océanos.

Hoy un estudio internacional que ha medido la presencia de nanoplásticos en el Atlántico Norte, revela que el alcance de esta contaminación se ha subestimado y que hay altas concentraciones de estos residuos, especialmente en los primeros diez metros del nivel del mar y cerca de las costas.

El estudio se llevó a cabo durante una expedición realizada en 2020 a bordo del RV Pelagia -el buque científico del Instituto de investigación marina de Países Bajos (NIOZ)-, fue liderado por investigadores del Helmholtz Centre for Environmental Research (UFZ), de Leipzig, Alemania, y de la Universidad de Utrecht (Países Bajos).

Durante cuatro semanas, desde las Azores hasta la plataforma continental europea, el equipo registró la presencia de nanoplásticos en doce puntos de medición: en la capa de agua más superficial, a unos 10 metros, en la capa intermedia, a unos 1000 metros, y a 30 metros por encima del lecho marino.

«Con los datos de estos puntos de medición, podemos hacer afirmaciones sobre la distribución vertical y horizontal de los nanoplásticos en el Atlántico Norte», afirma Dušan Materić, químico del UFZ y autor principal del estudio.

Los investigadores detectaron nanoplásticos en todos los niveles de profundidad de los doce puntos de medición: «Están presentes en todas partes en cantidades tan grandes que ya no podemos ignorarlas desde el punto de vista ecológico», avisa Materić.

En concreto, descubrieron que, de media, la concentración de nanoplásticos a una profundidad de 10 metros era de aproximadamente 18,1 miligramos por metro cúbico de agua, mientras que las muestras tomadas cerca del fondo marino presentaban una concentración de nanoplásticos de 5,5 miligramos por metro cúbico.

Las muestras tomadas cerca de las costas europeas mostraron una concentración de nanoplásticos de 25 miligramos por metro cúbico de agua.

Al extrapolar estos datos, el equipo estimó que la cantidad total de contaminación por nanoplásticos solo en los 10 metros superiores del agua del Atlántico Norte es de 27 millones de toneladas, que es lo que estimaciones anteriores han calculado para todo el océano.

«Nuestro trabajo muestra que hay más plástico en forma de nanopartículas flotando en esta parte del océano que microplásticos o macroplásticos más grandes flotando en el Atlántico o incuso en todos los océanos del mundo», asegura Helge Niemann, de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) y coautor del estudio.

«Es una cantidad impactante», añade Sophie Ten Hietbrink, investigadora de la Universidad de Utrecht quien trabajó a bordo del buque científico.

«Pero con esto tenemos una respuesta importante a la paradoja del plástico desaparecido. Hasta ahora, no se podía recuperar todo el plástico que se había producido en el mundo. Por lo tanto, resulta que una gran parte está ahora flotando en el agua en forma de partículas diminutas», apunta la científica.

En conclusión, el estudio revela que los nanoplásticos representan una gran proporción de la contaminación plástica en los océanos que no se había medido ni tenido en cuenta en las evaluaciones anteriores.

«Hace solo un par de años, todavía se debatía si los nanoplásticos existían realmente. Muchos estudiosos siguen creyendo que es termodinámicamente improbable que los nanoplásticos persistan en la naturaleza, ya que su formación requiere mucha energía pero nuestro trabajo muestra que, en términos de masa, la cantidad de nanoplásticos es comparable a la que se había encontrado anteriormente para los macroplásticos y microplásticos, al menos en este sistema oceánico», sostiene Materić.

Las consecuencias de todos esos nanoplásticos en el agua podrían ser fundamentales, subraya Helge Niemann, investigador del NIOZ y coautor del trabajo.

«Ya se sabe que los nanoplásticos pueden penetrar profundamente en nuestro organismo. Incluso se han encontrado en tejido cerebral. Ahora que sabemos que son tan omnipresentes en los océanos, también es obvio que penetran en todo el ecosistema, desde bacterias y otros microorganismos hasta peces y depredadores superiores como los seres humanos. Es necesario investigar más a fondo cómo afecta esa contaminación al ecosistema».