Madrid, 10 jul (EFE).- Los menores con obesidad, sobre todo a partir de los 6 años y de forma más intensa en la adolescencia, presentan más comorbilidades que los que no la tienen, lo cual les hace consumir entre un 40 % y un 60 % más de fármacos, especialmente antidepresivos, psicoestimulantes o corticoides, entre otros.
Son algunas conclusiones de un informe publicado por el Ministerio de Sanidad, el más completo realizado hasta la fecha con los datos de historias clínicos directos recogidos por profesionales de Atención Primaria y registrados en la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP).
La publicación analiza la prevalencia de sobrepeso, obesidad y obesidad severa en la población infantil en 2023 a partir de los datos de 237.460 niños de 10 comunidades de 0, 1, 2, 4, 6, 12 y 14 años (edades en las que se programan las visitas de seguimiento del programa de salud infantil en pediatría de Primaria) y un análisis evolutivo desde 2013.
La obesidad infantil, estable desde 2013
En 2023, el 8,1 % de los niños y el 8,7 % de las niñas de 12 años tenía obesidad. A los 14, el 8,4 % y el 6,8 %, respectivamente, unas cifras que son significativamente menores en edades más tempranas (0,5 % y 1 % a los 0 años).
Mientras, los porcentajes de obesidad severa ascendieron a 1,7 % en niños y a un 1,8 % en niñas de 12 años, y al 2 % y 1,6 %, respectivamente, a los 14.
Las cifras de sobrepeso fueron mucho mayores: 21,5 % en niños y 22,6 % en niñas de 12 años y del 20,1 % y 19,8 % a los 14.
Atendiendo a la evolución en una década, el informe constata que la obesidad infantil ha mantenido «cierta estabilidad», sólo interrumpida en los dos primeros años de la pandemia, cuando creció puntualmente para volver a bajar a partir de 2022.
Con sus limitaciones, puesto que los datos de las comunidades no son homogéneos, el informe confirma que el exceso de peso en la población infantil es más frecuente en las familias de rentas más bajas, aunque dependiendo de la edad. La brecha mayor entre el nivel de renta medio y bajo y también entre el bajo y muy bajo se da en niños de 0, 1, 6 y 12 años y en niñas de 1, 4 y 14 años.
También revela diferencias por edades: hasta los 4 años, es más común en niños nacidos en otro país y, a partir de los 6, en los nativos españoles.
Hasta 4 veces más de antidepresivos a los 14 años
Los resultados confirman que estos menores presentan una mayor carga de enfermedad, especialmente a partir de los 6 años. Ésta abarca múltiples sistemas del cuerpo y se manifiesta de forma más intensa en la adolescencia.
Por ejemplo, tienen una prevalencia mayor de problemas de salud mental como depresión, ansiedad, trastornos de la personalidad e incluso síntomas de estrés postraumático.
En el área dermatológica, son más frecuentes afecciones como la uña encarnada, la dermatitis de contacto o el quiste pilonidal, y en el aparato locomotor, esguinces, deformidades de los miembros inferiores, dolor musculoesquelético y osteocondrosis.
También es mayor la frecuencia de hipertensión, alteraciones del metabolismo lipídico, hígado graso, hipotiroidismo y asma, entre otras.
Ello acarrea un mayor consumo de medicamentos, dependiendo de la edad: de un 20 % en los de 1, 2 y 4 años y de un 60 % en los de 6, 12 y 14 años.
Los más habituales son vitaminas B12-ácido fólico y otros antianémicos, que utilizan hasta 7 veces más los de 2 años, y los antidepresivos, cuyo uso se cuadriplica en adolescentes de 14 años con obesidad.
También escabicidas para la sarna, que se consumen de dos (a los 4 y 6 años), a tres veces más (a los 1 y 2 años); antifúngicos tópicos, empleados entre 2 y 3 veces más al año y 0 años; corticoides sistémicos y psicoestimulantes, que las niñas de 14 utilizan alrededor de doble.
O antibióticos y corticoides tópicos, antibióticos sistémicos, antiinflamatorios AINEs, analgésicos, preparados nasales, antiasmáticos y antihistamínicos, usados entre un 20 y un 70% más.
Ante estos datos, Sanidad va a poner en marcha el programa ‘Tardes con Plan’, dotado con 112,6 millones de euros -cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+) con 78,4 millones- que propone intervenciones fuera del horario escolar centradas en la promoción de hábitos saludables en alimentación, descanso, actividad física y bienestar emocional especialmente en entornos con menos recursos.