Los pescadores indonesios que luchan contra gigante del atún de EEUU por abusos en el mar

epa05110323 A Myanmar migrant fisherman enjoys a drink on a Thai fishing boat after unloading fish at a jetty in Samut Sakhon province, Thailand, 19 January 2016. The European Union's technical team arrive Thailand to observe the Thai government's progress in tackling illegal, unregulated and unreported (IUU) fishing problem. Thai fishing industry has accused and warned by EU over illegal fishing and the abuse of worker in the industry. The European Union threatened an import ban on Thai seafood products in its market if the country's IUU fishing situation not improve. EPA/RUNGROJ YONGRIT

Yakarta, 14 mar (EFE).- Un grupo de cuatro pescadores indonesios han iniciado una batalla legal en EE.UU. contra el gigante del atún enlatado Bumblee Bee Foods, al que acusan de ser consciente y beneficiarse de las vejaciones que denuncian que sufrieron en alta mar.

En su denuncia, interpuesta el jueves ante un tribunal de San Diego (California), los pescadores indonesios, Akhmad, Angga, Muhammad Sahrudin y Muhammad Syafi, se describen como “supervivientes de trata, trabajos forzados y esclavitud por deudas” de la cadena de suministro de la industria atunera, recoge el texto.

Procedentes de áreas rurales de Indonesia, un vasto archipiélago rico en pesca, los cuatro narran en la denuncia los abusos a los que aseguran fueron sometidos en los últimos años por parte de los capitanes de distintas embarcaciones en las que faenaban para proveer a Bumble Bee Foods, una marca de EE.UU. de atún enlatado con más de un siglo de antigüedad.

Akhmad (muchos indonesios se presentan con un nombre) cuenta cómo el capitán, a quien no se identifica, le forzó a continuar trabajando pese a estar desangrándose hasta casi morir tras un percance. Angga describe palizas constantes y cómo la alimentación eran tan escasa que llegaban a comerse los cebos para los peces.

Muhammad Sahrudin indica que su familia nunca recibió la paga que les fue prometida mientras estaba en alta mar, donde afirma que las palizas del capitán eran tan frecuentes que no recuerda cuántas le propinó.

Como los demás, Syafi se queja de que no les permitían regresar a casa pese a reiteradas peticiones, y que todos se presentaron a la oferta de trabajo al considerar que el respaldo de Bumble Bee Foods ofrecía protección y garantías al incorporarse a pesqueros normalmente de propiedad rusa, china, coreana, taiwanesa y japonesa.

En ellos llegaban a pasar meses sin pisar tierra firme, pues acostumbraban a transferir la pesca a otros barcos una vez cumplían objetivos para continuar faenando y así aumentar la producción.

Abusos extendidos

Los denunciantes, que se amparan en una ley que permite a supervivientes de trata, independientemente de su nacionalidad, querellarse contra compañías que sepan o deberían saber que se benefician de trabajos forzados, alegan precisamente que Bumble Bee Food estaba al corriente o debió estarlo, y piden una indemnización a discreción del tribunal.

“Pese a que es consabido y está extensamente documentado, atún recolectado mediante trabajos forzados se importó en EE.UU. a través de Bumble Bee y se vendió a los consumidores estadounidenses”, subraya la denuncia, indicando que la empresa se benefició de los abusos.

Bumble Bee es propiedad desde 2020 del conglomerado de productos marinos taiwanés FCF Co., y de momento no se ha pronunciado sobre la demanda, de la que se hace eco Greenpeace en un comunicado.

“No es nunca fácil para individuos plantarse frente a corporaciones consolidadas e influyentes como Bumble Bee (…) Al hacerlo, estos hombres exponen un sistema roto en el que miles de trabajadores de la industria viven atrapados”, señala Sari Heidenreich, de Greenpeace EE.UU..

La ONU, que en 2021 estimó que había alrededor de 128.000 personas víctimas de abusos en el sector pesquero, recuerda además cada año que la pesca ilegal es una de las mayores amenazas para los ecosistemas y que acarrea delitos como las condiciones abusivas laborales a bordo que, según algunas ONG, pueden llegan a niveles de esclavitud.

Por su parte, la organización Environmental Justice Foundation reveló “alarmantes condiciones de trabajo en el sector pesquero de las flotas asiáticas”, y en un sondeo de 2024 afirmó que el 100 % de los pescadores entrevistados reportaba condiciones abusivas, el 96 % horas extraordinarias excesivas y el 55 % violencia física.

La sobreexplotación, la pesca ilegal y los abusos laborales en los barcos son algunos de los problemas que afrontan desde hace años los países del Sudeste Asiático.

Con más de 100.000 kilómetros de costa, miles de islas y archipiélagos como el indonesio y el filipino, las aguas tropicales de la región albergan algunos de los mayores caladores de pesca con preciadas especies como el atún, verdel, lubina, mero, anchoas o gambas. EFE

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