Los ríos de la sabana brasileña han perdido el 27 % de su caudal desde 1970

Fotografía de archivo del cerrado (sabana brasileña). EFE/Joédson Alves

Río de Janeiro, 23 jun (EFE).- Los ríos del Cerrado, la sabana que se extiende por el centro de Brasil, perdieron un 27 % de su caudal de agua entre las décadas de 1970 y de 2010 como consecuencia del avance de la deforestación, según un estudio divulgado este lunes por la organización Ambiental Media.

El volumen de caudal perdido por los ríos del Cerrado en cinco décadas equivale a 1.300 metros cúbicos por segundo, según los autores del estudio.

La deforestación y el cambio climático son las principales causas de esta crisis hídrica en un bioma clave para el abastecimiento de agua en Brasil y cuyos ríos alimentan ocho de las 12 cuencas hidrodráficas del país, incluyendo las del Amazonas, el Paraná y el San Francisco.

El informe, basado en los datos recogidos en los últimos 51 años por la Agencia Nacional de Aguas (ANA, regulador), analizó seis cuencas hidrográficas del Cerrado: Araguaia, Paraná, Parnaíba, San Francisco, Taquari y Tocantins.

Mientras que en la década de 1970 las cuencas de esos seis ríos arrojaban 4.742 metros cúbicos de agua por segundo, ese volumen cayó a 3.444 metros cúbicos por segundo en la década concluida en 2021.

Según la investigación, la deforestación encogió en un 22 % la vegetación nativa en las cuencas hidrográficas analizadas entre 1985 y 2022, pérdida que se acentuó entre 2003 y 2022, cuando la devastación en el Cerrado se extendió por unos 240.000 kilómetros cuadrados, un territorio equivalente al de Rumanía.

La deforestación fue provocada principalmente por la extensión de las áreas dedicadas a la agricultura y la ganadería.

Tan solo el área destinada a soja en el Cerrado aumentó en 19 veces en el período, desde 6.200 kilómetros cuadrados en 1985 hasta 120.000 kilómetros cuadrados en 2022.

«La deforestación para fines de producción de materias primas agropecuarias, basada en la irrigación intensiva, es la protagonista de la resecación del bioma. En segundo lugar se ubican los cambios climáticos», afirmó el investigador Yuri Salmona, coordinador técnico del estudio.

Pese a la importancia del Cerrado como cuna de las aguas de Brasil y otros países de Suramérica y a que aún conserva el 49 % de la vegetación nativa original, la progresiva conversión de la sabana en áreas para pastos (29 %) y cultivos agrícolas (14 %) amenaza su capacidad de regulación hídrica.

«Desforestar el Cerrado es ampliar la sequía, la escasez de agua y la inseguridad hídrica del país y colocar en riesgo nuestra producción económica y el abastecimiento de alimentos y energía», concluyó Salmona al recordar que parte de los ríos de la sabana abastece importantes hidroeléctricas, como la de Itaipú.