Los rusos siguen cruzando la frontera con la UE pese a las tensiones geopolíticas

Vista de la frontera Estonia-Rusia este lunes. Miles de personas siguen cruzando cada semana los pasos entre Rusia y Estonia a pesar de la guerra de Ucrania, las tensiones geopolíticas y el endurecimiento de las aduanas. En vísperas del inicio del calendario escolar en Rusia, las esperas en la frontera entre la estonia Narva y la rusa Ivangórod fueron de entre tres y cuatro horas, unas 15 personas cada 15 o 20 minutos.EFE/Oleg Lukín

Ivangórod (Rusia), 1 sep (EFE).- Miles de personas siguen cruzando cada semana los pasos entre Rusia y Estonia a pesar de la guerra de Ucrania, las tensiones geopolíticas y el endurecimiento de las aduanas.

«Y hoy hemos tenido suerte, en febrero esperé hasta seis horas aguantando el frío», dice Anna, ciudadana estonia que reside desde hace más de 15 años en la ciudad rusa de San Petersburgo.

En vísperas del inicio del calendario escolar en Rusia, las esperas en la frontera entre la estonia Narva y la rusa Ivangórod fueron de entre tres y cuatro horas, unas 15 personas cada 15 o 20 minutos.

Una cuestión de paciencia

Mientras tanto, los locales hablaban de las rotaciones de los empleados de seguridad fronterizos, lo que afecta directamente a la velocidad del cruce de las personas.

«Este fin de semana han acelerado bastante en comparación con las semanas anteriores, eso es que han rotado la guardia», asegura uno de los viajeros habituales dedicados al matute.

Eventualmente, durante la larga cola la policía advierte en ruso sobre los euros en efectivo, «no se puede cruzar con billetes de euros en efectivo, sólo se permite pasar con pequeñas cantidades en monedas».

Sin embargo, el endurecimiento de los controles no sólo proviene del lado estonio, donde el equipaje es revisado manualmente y se requisan una serie de productos para evitar el contrabando entre la Unión Europea (UE) y Rusia, sobre todo ante las sanciones impuestas a Moscú tras el inicio de la guerra de Ucrania en 2022.

En el lado ruso las personas se acumulan en el control de equipaje, donde se deben declarar los productos de importación y rellenar diversos formularios, en principio, para controlar su posible uso comercial.

«Que pasen primero ‘los turistas'», dice un matutero en relación con las personas que no deben declarar mercancías mientras saca varias botellas de vino del equipaje y las deposita sobre la mesa de inspección.

Endurecimiento de controles fronterizos

La UE prohíbe el paso de productos que entran en los distintos paquetes de sanciones impuestos a raíz de la guerra de Ucrania, por lo que quedan prohibidos objetos que los viajeros son capaces de transportar a pie, tales como artículos de lujo o tecnológicos.

Desde 2024 el paso entre Narva e Ivangórod solamente está abierto para peatones, mientras que los puestos de las ciudades sureñas de Estonia en Koidula y Luhamaa siguen disponibles para vehículos.

El mes pasado Estonia reforzó esos tres puntos con vallas retráctiles y obstáculos en la vía para evitar la posible entrada ilegal de automóviles.

En su momento las autoridades declararon que las medidas de seguridad adicional fueron planeadas después de un incidente a finales de 2023, cuando Rusia permitió que unas 30 personas trataran de entrar en territorio de la UE a través de Narva sin la documentación adecuada.

Por su parte, en primavera de 2024 Rusia también volvió más rígida su normativa acerca de la importación de productos a territorio ruso desde Estonia.

Desde entonces, la importación libre de impuestos por vía terrestre se redujo a 500 euros y su peso a 25 kilogramos, por lo que si se excede este límite se debe abonar un impuesto equivalente al 30 % del valor de las mercancías.

El año pasado, las autoridades estonias documentaron en 510.000 el número de entradas desde territorio ruso.