María Ruiz
Huétor Santillán (Granada), 11 sep (EFE).- Prado Negro, la pedanía de Huétor Santillán (Granada) en la que este miércoles un hombre mató a uno de sus vecinos y se atrincheró con la viuda durante horas, intenta recuperar en luto y silencio la calma tras horas de una angustia contenida y un final que pudo ser peor.
Este núcleo de Huétor encaramado en mitad de la Sierra presume de ser de esos sitios en los que nunca pasa nada, con unos cuantos vecinos durante todo el año que aumentan en verano y más huertos y casas rurales que comercios.
Entre ese puñado de vecinos están Pedro, Juan y Lourdes, los protagonistas de una historia trágica con un argumento aún por aclarar de la que nadie quiere hablar en Prado Negro.
«Juan estaba muy implicado en el pueblo, era muy buena persona, pero Pedro estaba mal de la cabeza», ha explicado Antonio Jiménez, uno de los fijos en esta pedanía y que este miércoles se enteró por un grupo de WhatsApp de la tragedia de su pueblo.
Este jueves acudía con su mujer a faenar su huerta situada un par de metros antes del cordón de seguridad que mantiene la Guardia Civil en la empinada cuesta sin alumbrado público que conduce hasta la casa de Juan y Lourdes, vecinos de Pedro.
Otra cinta serigrafiada con la imagen de la Guardia Civil, que se ha hecho cargo de la investigación, señala la frontera que marcaron los agentes el miércoles y durante la madrugada por motivos de seguridad, solo para evitar que Pedro, conocido como «el loco» y «el cazador», elevase aún más el dolor causado.
El hombre de 61 años fue detenido esta madrugada tras matar a su vecino Juan y atrincherarse en su casa con la viuda, a la que dejó salir antes de ser finalmente arrestado por la Guardia Civil.
«Lo sabíamos pero no lo creíamos. Es una historia de esas de película», ha añadido Jiménez, que dice que hay hoy más medios de comunicación que vecinos en el pueblo.
Según el relato de los hechos dado a conocer este jueves por la Guardia Civil, fue sobre las 15:00 horas de ayer miércoles cuando se recibió un aviso informando de la muerte por disparo con arma de fuego de un hombre de 67 años en Prado Negro.
El ahora detenido, Pedro «el loco», estrelló su vehículo contra el de la víctima y su mujer, un matrimonio con el que mantenía desavenencias vecinales, cuando ambos se disponían a entrar en la finca donde residen, situada al lado de la suya.
Tras la colisión, disparó con un arma corta contra Juan, el conductor del vehículo, ocasionándole la muerte. Inmediatamente después bajó del coche a Lourdes, la esposa de la víctima y la llevó consigo por la fuerza hacia su casa, distante a pocos metros de la finca del matrimonio.
Allí se encerró con la mujer y amenazó con disparar contra ella y contra sí mismo ante cualquier movimiento.
Serafín, vecino también de la zona, ha vuelto este jueves a recuperar su coche, un vehículo con el que guió a los agentes y al personal sanitario hasta el punto exacto de la muerte de Juan, un tramo de calzada en el que vio muerto a la víctima, -«no se me olvidará nunca»-, y desde donde se escucharon otros disparos.
Un operativo especial de la Guardia Civil, con agentes de la Unidad Especial de Intervención y un equipo de negociadores, logró que ella pudiera salir de su cautiverio a las 3:45 horas y detener al presunto homicida a las 4:30 horas, ambos sin lesiones físicas.
Prado Negro, un pueblo acostumbrado solo a senderistas y domingueros, de esos núcleos de montaña con una mínima carretera repleta de curvas, recibió este miércoles a 250 agentes de distintas unidades para minimizar el coste y el dolor de una historia que sus vecinos nunca imaginaron.
«Él era raro, pero no sabíamos que tuviera armas ni que pudiera hacer nada», ha asegurado Jiménez.
El alcalde de Huétor Santillán, José Carlos Ortega, ha recalcado que el pueblo recordará a la víctima con tres días de luto, ha negado incidentes entre las dos familias implicadas y ha reconocido que será duro superar una historia negra en un pueblo en el que la tranquilidad es hoy una anhelada rutina.