José Carlos Rodríguez
Santiago de Compostela, 9 jul (EFE).- A la cineasta francesa Lucile Hadzihalilovic no le interesan demasiado el diálogo, la acción o el cine narrativo. Sus imágenes emergen del subconsciente, con atmósferas inquietantes y personajes simbólicos, que evocan más que cuentan, como en los cuentos de hadas.
«Intento alejarme un poco, pero siempre acabo regresando a los mismos temas. El misterio, la dualidad entre la realidad y la ficción, la infancia…», cuenta Hadzihalilovic (Lyon, 1961) en una entrevista con EFE, en la que asegura que, para ella, el cine es sobre todo «imaginación», algo que a veces les falta a las personas que producen películas.
«No es fácil financiar este tipo de historias, digamos, más pausadas, que se basan más en la imagen. Para mí la historia se cuenta a través de los detalles y para disfrutar de mis películas creo que no hay que preguntarse qué está pasando, sino simplemente dejarse llevar», añade en Santiago, ciudad que ha visitado por un certamen de cine.
Así quiere Hadzihalilovic que sea también con su último trabajo, ‘La Tour de Glace’, con Marion Cotillard al frente, que obtuvo un premio especial en el pasado festival de Berlín por una «Contribución artística sobresaliente».
Según dice, se trata de un premio «muy bonito» porque involucra «a todo un equipo artístico» que ha trabajado «muy duro» para sacar la película adelante.
Hadzihalilovic define ‘La Tour de Glace’ como un cuento de hadas en el que una joven adolescente huye de un orfanato situado en las montañas a la gran ciudad. Allí, decide pasar la noche en un estudio de cine, en el que se está rodando ‘La Reina de las Nieves’, protagonizada por la enigmática Cristina, a quien da vida Cotillard.
«Poco a poco se irá integrando en la creación de la película. Es una fascinación de esa chica por las imágenes, por el propio cine, además de la relación que se establece entre las dos mujeres, la actriz y la niña», asegura.
La cineasta, de padres bosnios, estudió cine en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía de París. Trabajó como editora de películas y documentales y fundó, junto a su esposo Gaspar Noé, la productora Les Cinémas de la Zone.
Hadzihalilovic ha colaborado en películas de Noé como su primer mediometraje, ‘Carne’ (1991) o con el guion de ‘Enter the Void’ (2009).
Sin embargo, ella misma comparte que muy pronto decidió emprender un camino en solitario, con la idea de expresar diferentes emociones a través de la pantalla.
La directora, que ha visitado Santiago en el marco del festival Curtocircuito, ha proyectado sus primeros cortometrajes y su primera película, ‘La Bouche de Jean-Pierre’ (1996), que se proyectó en la sección Un Certain Regard en el Festival de Cine de Cannes.
Hasta la fecha, ha estrenado ‘Innocence’ (2004) -donde ya trabajó con una desconocida Marion Cotillard y con la que se convirtió en la primera mujer en ganar el Festival Internacional de Cine de Estocolmo-, ‘Evolution’ (2015) y ‘Earwig’ (2021).
Todas sus películas han recibido algún premio en el festival de San Sebastián, algo que la directora agradece «profundamente».
«Parece que allí supieron entender mi cine, que en el fondo tampoco creo que tenga nada de extraño. Las emociones son muy naturales y creo que todo el mundo puede captarlas. Además, yo intento que mis películas se vivan como una experiencia, que tengas tiempo para sentirte dentro de ella», señala.
La directora tiene como referentes el cine de Argento, de Lynch o de Maia Deren, pero también la literatura gótica o la pintura surrealista de Dalí. Asegura que le gusta «difuminar» las fronteras entre «lo real y lo imaginario» y que su cine no tiene tanto que ver con la «fantasía», sino con la construcción de mundos alegóricos o surrealistas.
«Algunos espectadores pueden sentirse perdidos. Pero creo que es muy emocionante perderse en esos mundos», dice.
Hadzihalilovic forma parte del Collectif 50/50, una asociación francesa que tiene como objetivo promover la igualdad de género entre mujeres y hombres y la diversidad sexual y de género en el cine y el audiovisual.
Aunque dice no estar de acuerdo con todos los métodos, especialmente con las cuotas, ve importante que haya «cada vez más mujeres» en la industria, especialmente en los ámbitos técnicos, donde todavía están infrarrepresentadas.
«Es importante empoderar a las mujeres, pero no creo que debamos valorar una obra porque sea realizada por una mujer. No creo que exista un cine femenino. Lo que sí creo es que debe haber una mayor diversidad de historias y las mujeres tienen mucho que aportar», señala.