Poissy (Francia), 21 may (EFE).- Luis Enrique se apresta a vivir su segunda final de la Liga de Campeones, esta vez con el París Saint-Germain, tras la que logró hace diez años con el Barcelona, un trabajo que consideró “excepcional” y algo minusvalorado en su momento.

“El trabajo que hice en Barcelona fue excepcional. Está mal que lo diga yo, pero hay que subrayarlo porque parecía que era facilísimo ganar con aquel equipo y se ha visto que no. Aquí el proyecto ha sido diferente, lo hemos tenido que construir”, aseguró el técnico en rueda de prensa.

“En Barcelona hice un gran trabajo, aquí hemos tenido que elaborar más, pero con la calidad y la generosidad de los jugadores que tengo hace que sea más fácil”, indicó.
Luis Enrique destacó que llegan en buena situación para enfrentarse al Inter de Milán el próximo día 31, en busca de “escribir la historia de un club” que desde la llegada de los propietarios cataríes en 2012 lleva persiguiendo la Liga de Campeones.
“Pocas veces en su carrera un jugador y un entrenador llega a un partido como este. Creo que hay que saber gestionar estos momentos y ese es el objetivo que tenemos (…) Vamos a dar nuestro cien por ciento, es el ADN de este equipo. Queremos ser los primeros en hacer historia en París. Pero enfrente tendremos a un rival que persigue lo mismo”, dijo.
“Sobre el papel es una de las mejores finales de la Liga de Campeones de los últimos años. Estaremos a la altura y el Inter seguro que también”, indicó.
Luis Enrique reconoció que vivió la final de 2015 “muy nervioso” y que, desde entonces, ha ganado en experiencia, por lo que espera trasmitir “calma” a sus jugadores de cara a la cita de Múnich.
Ahora se apoya en una plantilla que ha forjado de forma más personal, en la que ha tenido que “construir algo”, a diferencia de aquel Barça que contaba ya con un plantel más formado.
“Todos los errores que he cometido como jugador y como entrenador me han servido para llegar a este momento con toda la plenitud. Puedo equivocarme, pero si lo hago es con toda la convicción”, señaló.
Luis Enrique aseguró que sus jugadores llegan en buen momento y que la clave es que afrontan los partidos “para disfrutar”, un elemento que será muy importante en la final.
El entrenador aprovechó para ensalzar la evolución de su equipo, aunque destacó que nunca perdió la fe incluso en los momentos más duros, cuando estuvo a punto de quedar fuera de la fase previa de la Liga de Campeones.
“La temporada desde el inicio, en términos de juego me ha maravillado. Todo lo que queríamos mejorar lo hemos mejorado. El punto de inflexión estuvo cuando nos bloqueamos en la efectividad”, señaló el entrenador, que entonces reunió a sus jugadores para insuflarles confianza.
“La confianza no se compra, se trabaja, se mejora con los hábitos. Pasamos de tener una eficacia nefasta a una de las mejores de Europa. En enero pasamos a tener la misma versión de equipo pero con efectividad. Hay que felicitar a los jugadores y a los aficionados, que han creído en nosotros incluso cuando no la metíamos”, dijo.
El técnico señaló que su equipo llega “fresco” gracias a “una buena gestión de los minutos a lo largo de la temporada: “Nos marcamos como objetivo luchar por todos los trofeos y para eso necesitas un equipo, no solo un once”.
En ese sentido, Luis Enrique destacó que 18 jugadores han marcado a lo largo de la temporada y son muchos los que han dado asistencias, unos números que consideró “excepcionales”: “Como entrenador me siento orgulloso de no depender solo de un jugador”.
El entrenador, que insistió en que su equipo ha mejorado con respecto a la pasada campaña, no quiso atribuir esa evolución a la salida de Kylian Mbappé: “También éramos un auténtico equipo y llegamos a semifinales”.
El técnico valoró al Inter de Milán, “un rival muy complejo”, formado “a imagen y semejanza de su técnico”, Simone Inzaghi, y que tiene más experiencia que ellos, porque disputará su segunda final en tres años.