Eduardo Ramírez Carazo

Zaragoza, 19 may (EFE).- Luis Oro, catedrático de Química Inorgánica por la Universidad de Zaragoza, ha dialogado con EFE con motivo de la entrega de la Medalla Echegaray, el mayor galardón científico concedido por la Real Academia de Ciencias, que el zaragozano recibirá en Madrid el próximo 28 de mayo, y ha mostrado su apoyo al uso de la energía nuclear de manera “moderada” como complemento para estabilizar la industria energética en el futuro.

Pregunta: El premio reconoce su aportación a la comunidad científica internacional, ¿es consciente del impacto que ha tenido su trabajo?
R: Medir los impactos no es fácil, pero yo creo que sí, que de alguna manera hemos logrado que nuestro grupo de investigación haya sido un referente internacional, porque nos hemos especializado en el estudio de mecanismos de reacciones y esas contribuciones han sido apreciadas en la literatura internacional.
P: Lleva más de medio siglo siendo investigador. ¿No prefiere descansar?
R: Es la curiosidad. A lo largo de la carrera uno trata de hacer cosas nuevas. En nuestro grupo hemos preparado todos estos años nuevos compuestos que no existían, muchos de ellos con aplicaciones catalíticas, otros con estructuras muy novedosas y sin precedentes. A estas alturas de mi vida, la capacidad de crear, por razones evidentes, es más limitada, pero la capacidad de ampliar el conocimiento queda. Cuando renuncias a ampliar el conocimiento estás renunciando a algo que es muy importante, que es la vida.
P: ¿Por qué la química inorgánica?
R: Habla de los elementos químicos, que son muchísimos, y permite tener una visión desde los más sencillos, que componen la vida, como el carbono, hidrógeno u oxígeno, a metales muy especiales que han sido los que han permitido grandes avances. Yo me he especializado en catálisis homogénea por metales preciosos: rodio, iridio, platino o paladio, que son escasos pero tienen unas propiedades especiales.
P: ¿Catálisis?
R: Un catalizador es una sustancia que en pequeñas proporciones, se añade a una reacción y hace que esta sea más fácil, gaste menos energía y sea más eficiente.
P: ¿Dónde podemos encontrar los frutos de esas investigaciones?
R: En el ibuprofeno, en el naproxeno… Un buen número de fármacos se están haciendo por catálisis homogénea. Como es muy selectiva, hace el compuesto que tú quieres, y puedes dirigir la estructura del fármaco para que sea efectiva. También, por ejemplo, un buen número de los alcoholes de procesos industriales se están preparando aquí utilizando catalizadores homogéneos porque necesitan menos temperatura. Tiene aplicaciones de química industrial y de química farmacológica, de productos de muy alto valor añadido.
P: La industria química también tiene sus detractores.
R: La química ha evolucionado mucho: se ha pasado de una industria de chimeneas a una química mucho más amable con el medio ambiente, más verde. Hay que hacer el producto que demanda la sociedad y hacerlo sin generar residuos. Va a ser inevitable que en algunas reacciones que no son completas haya residuos. Se trata de minimizarlos. Pero, por ejemplo, no hay hoy suficientes fibras naturales para poder vestir a 8.000 millones de personas. La población que existe en el mundo no podría sobrevivir sin el apoyo de la química.
P: ¿Y la energía nuclear?
R: Tenemos que apostar por las renovables. Pero las energías renovables no son permanentes, con lo cual necesitamos complementos si no hay viento o sol. En las próximas décadas necesitaremos la energía nuclear para estabilizar el sistema, y más por la energía hidráulica. Creo que es prematuro decir que prescindimos de la energía nuclear. Los reactores que tuvieron problemas eran de una generación anterior.
Lo que hay que evitar es el CO2. Estamos alterando el ciclo del planeta en exceso y descarbonizarlo es necesario. Y si el “precio a pagar” durante unas décadas es necesitar de un modo moderado de la energía nuclear, yo soy partidario.
P: ¿Ha evolucionado el perfil del investigador en España desde que comenzó?
R: Sí, de un modo muy positivo. Yo tuve la fortuna de ir al extranjero, me acerqué a las fronteras del conocimiento y me quedé impresionado con las cosas que se estaban estudiando. Pero en aquella época era escaso el número de personas que salíamos fuera. Ahora hay científicos españoles en todas las áreas en una posición competitiva a nivel internacional. El cambio ha sido notorio desde finales de los 80.
P: ¿Es suficiente el apoyo a los investigadores?
R: No, nunca es suficiente. Particularmente, a mí me entristece ver que jóvenes que hemos formado aquí, a un nivel alto, estén en estos momentos marchándose fuera. Tenemos un problema, porque no somos capaces de ofrecer empleo de calidad a científicos muy bien preparados. Y de ellos se están aprovechando otros países.