Brasilia, 22 may (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó este viernes la indiferencia de muchos de los países más desarrollados frente a la crisis climática, al recibir en Brasilia a su homólogo de Angola, João Lourenço.
“Está lleno de presidentes que creen que no pasa nada con el clima”, pero “África es la región del mundo que menos emite gases contaminantes y también la que más sufre las consecuencias perversas del calentamiento global”, declaró Lula al comparecer ante los periodistas junto al presidente angoleño.
La ciudad amazónica de Belém, en el norte de Brasil, será sede este año de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) y, según dijo Lula, en ese evento se definirá si los países más desarrollados “quieren, efectivamente, enfrentar la cuestión climática o no”.
El líder brasileño afirmó que “los países más ricos fueron los mayores beneficiados de la economía basada en el carbono, y precisamente por eso, deben estar a la altura de su responsabilidad de financiación de la transición energética” en las naciones más pobres.
Según Lula, “no habrá una transición energética justa si no se consideran las circunstancias de los países del sur global” y el mundo más desarrollado colabore efectivamente con el esfuerzo de las naciones en desarrollo para mantener en pie a sus selvas.
Brasil y Angola

En lo bilateral, Lula y Lourenço discutieron diversos planes para reforzar la cooperación en las áreas de agricultura, soberanía alimentaria, educación, salud y defensa, entre muchas otras, que incluso podrán ser extendidas también a otros países de la Unión Africana, que este año está bajo la presidencia de Angola.
Ambos mandatarios encuadraron algunas de esas iniciativas en la llamada Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que Lula presentó el año pasado, durante la presidencia brasileña del G20.
Otro asunto en que pusieron énfasis tanto Lula como Lourenço fue la “imperiosa necesidad” de incrementar el intercambio entre ambos países, que hace una década había alcanzado la suma de 4.500 millones de dólares anuales y hoy se ubica en torno a los 1.500 millones de dólares.
Lourenço declaró que quiere “ver más inversión privada brasileña en Angola e inversiones angoleñas en Brasil” y explicó que su país requiere de apoyo para “la recuperación de infraestructuras públicas y todo lo que tiene para construir en términos de carreteras, puertos, aeropuertos o infraestructuras de distribución de agua”.
Frente a eso, Lula indicó que su Gobierno pretende “modernizar” los mecanismos de financiación para las empresas brasileñas que operan en otros países, que en el pasado ya han sido empleados con Angola.
En ese sentido, en un aparente mensaje a los empresarios, dijo que “Angola siempre fue un buen pagador y hasta saldó sus deudas anteriores con Brasil cinco años antes del vencimiento”, por lo que “nadie tiene que tener miedo de hacer negocios con los angoleños”.
En el área de defensa, Lula agregó que conversará con los bancos públicos brasileños, a fin de financiar la compra de tres aviones KC390, cargueros militares fabricados por la empresa Embraer y en los que Angola ha manifestado interés.
